Ayer Dylan me rescato de las garras de Laila esa gata me lastimo la mejilla. No entiendo por que es así, no le hice nada. Igual tengo que entender, que alguien aparezca para sacarte a la persona que supuestamente amas no debe ser nada lindo... Admito que me da un poco de pena, pero Dylan es mio y nadie me lo va a quitar.
Me incorpore en la cama y tome mi móvil para ver la hora.
—O Dios ya es tarde —grite mientas saltaba de la cama y corría a bañarme.
Al terminar me envolví en una toalla y fui a buscar me ropa interior.
—Hola cornee —se escucho a mis espaldas.
—Dean ¿Qué haces aquí ?—hable asustada y poniendo mis manos sobre la toalla por si se caía.
—Vengo a ver a mi futura Luna, ¿acaso no puedo?
—No, no puedes. Yo ya te lo dije te rechazo, yo ya estoy enamorada de otra persona y no podre corresponderte, lo siento, enserio.
—Haré que no puedas rechazarme —río
—¿Cómo? —cuestione con miedo.
—Te marcare, una vez que tengas la marca estaremos unidos para siempre y no podrás vivir sin mi, literalmente hablando —sonrió de lado.
—Lo siento Deán, pero no —hable firme.
Dean comenzó a acercarse a mi y yo valientemente salí corriendo del cuarto.
—Nena, ¿olvidas que soy un hombre lobo? puedo alcanzarte en dos segundos —presumió.
Rayos, realmente lo había olvidado ...
—Cornee ¿que_
Antes de que Dylan pueda terminar de decir su frase me estampe contra él y caímos al suelo.
—Ayúdame, yo no quiero estar marcada y no quiero estar con él toda mi vida —suplique algo asustada.
—¿Estar con el toda tu vida? —me miró confundido.
—Aléjate gatito y dame lo que me pertenece —. gruño.
—Cornee no te pertenece —respondio enojado.
—Una vez que la marque será mía.
—Entonces me aseguraré de que eso no pase —sonrió.
—Si quisiera quebraría todos tus huesos en este instante —amenazó
—¿Pero no quieres? —Dylan habló burlón
—Si, obvio que quiero, pero me castigaran y eso es lo que no quiero.
—Desaparécete Lobito —masculló Dylan
—Esto no quedara así, la marcare y será mía —al terminar de decir eso Dean se convirtió en lobo me lanzó una última mirada y se fue corriendo por los pasillos.
—Que latoso —se quejo mientras se volteaba a verme —¿Qué haces así? —reacciono, yo aun estaba en toalla.
—Es que él no me dio tiempo a vestirme—dije avergonzada.
—¿Qué quieres decir con que no te dio tiempo? ¿Qué es lo que estaban haciendo? —parpadeo molesto.
—No estábamos haciendo nada, solo salí de bañarme y él estaba en mi cuarto, cuando valientemente hui de el no pensé en mi ropa.
—Eres un desastre —se quejo —, te acompaño, pero cámbiate rápido.
—Gracias, aunque no necesitas acom—
—¡Te acompaño dije!, ahora andando —gritó interrumpiéndome.
—De acuerdo.
Comenzamos a caminar hacia mi cuarto y Dylan a cada persona que me miraba con perversión le lanzaba una mirada asesina y, de cierto modo me hacía feliz, es decir , ¿se interesa por mi? Wii y mañana gano mi beso. Lo espero con ansias, estoy tan emocionada que no puedo pensar en otra cosa.
—Ya cámbiate —murmuró cuando llegamos al cuarto.
—Pero no puedo si tu estas ahí, mirando —reí.
—Cierto, perdona —se volteo.
—Gracias —sonreí divertida.
—¿Ya puedo voltear? tardas mucho —habló molesto.
—A si —respondí mientras terminaba de arreglar mi cabello.
Me inspecciono de arriba a abajo, me tomo de la muñeca y salio corriendo con migo a rastras.
—¡Dylan! ya te habia dicho que no hagas eso —grite furiosa.
—Es que es tan divertido. Aparte íbamos a llegar tarde por tu culpa y no quiero ningún castigo, y menos por culpa de una hechicera.
—Si,si como digas, ahora tengo que arreglar mi cabello, de nuevo —susurre molesta —Sebastián, ayúdame—me acerqué a al verlo.
—Sebastian ayúdame —se escuchó que Dylan habló imitando mi voz y con tono burlón.
Sebastian y yo reímos a unísono.
—Ama, creo que trae loquito a ese gatito —habló con diversión.
—Tu crees —dije emocionada.
—Por supuesto —afirmó.
—Gracias —respondí colocando mi mano derecha sobre mi corazón y secándome una lágrima imaginaria de emoción.
se escuchó un gran estruendo, con Sebastián volteamos rápido hacia allí, era el profesor que entró dando un portazo y luego tiró el libro fuertemente contra la mesa.
—Escuálidos, debiluchos y asquerosos alumnos, hoy tenemos resistencia así que muevan sus traseros hacia el jardin de la muerte, rápido, rápido, rápido.
—¿Jardín de la muerte? —le pregunte aterrada a Sebastián mientras nos incorporamos.
—Si lo llaman así por dos cosas: La primera si te pierdes ahí, lo mas probable es que mueras de hambre ya que no hay nada para comer y, lo segundo, es que uno de los repudiados te coma —se encogió de hombros, restándole importancia.
—¿¡Qué!? —exclame aterrada.
—No te preocupes, si no te sales del sendero todo estará bien. Eso si, ten cuidado, los repudiados a veces te obligan a que salgas de el, escucha bien Cornee —dijo acercando su rostro al mio —por nada del mundo salgas del sendero, oíste —hablo serio.
—Lo intentare.
—Dejen de temblar mariquitas, y tomen posiciones —gritó el profesor cuando llegamos a aquel tenebroso lugar.
Cuando ya todos estábamos ubicados en fila, con una distancia de un metro el profesor dio un tiro al aire y mientras todos comenzaban a correr yo miraba espantada al ave muerta que iba cayendo desde el cielo.
—Niña si no quieres ser la próxima avecilla muerta comienza —amenazó
—s-si profesor, lo lamento —di un saltito y empecé a correr siguiendo el sendero.