Cuando comencé a correr la mayoría están muy lejos, apenas se veían y yo ahí última, y sola en este bosque terrorífico. Puedo jurar que alguien me estaba mirando y eso me estaba erizando la piel.
—Shsh —Se escuchó.
—¿Quién esta ahí? —pregunte deteniéndome y muy asustada.
—Shsh —Repitieron.
—¿Solo sabes decir eso?
Muy asustada decidí acercarme un poco. Entre los arbustos pude ver unos ojos rojos muy enojados.
—¿Cornelia que haces? —alguien me agarró del brazo.
—Dylan, hay alguien ahí.
—Obvio que hay alguien y si llegas a sacar ese pie del camino no va a dudar en comerte —habló enojado.
—Que horror —entré mi cuerpo de nuevo al camino y me agarré de él. —¿Qué haces aquí? podría jurar que ibas mas adelante.
—Ya terminamos todos—rio y sacó mis manos.
—¡Ya! ¡tan rápido! ¿Cómo hacen?
—Y, todos usan sus cualidades.
—Tiene sentido. —asentí pensativa.
—Vamos, está oscureciendo, y no querrás saber como es este bosque de noche —miró hacia los lados nervioso.
—Él me tomo de la cintura y como si fuera una bolsa me alzo y comenzó a correr lo más rápido que podía.
—Odio que hagas eso —me queje una vez en el suelo.
—Mm a mi me divierte, cuando te molestas eres muy linda —sonrió con picardía.
Me sonroje, y aparte mi mirada.
—Vamos que la cena ya está servida —hablo Dylan.
—De acuerdo.
Él me tomo de la mano sorpresivamente y así fuimos hasta llegar al comedor. Los dos callados, sin mirarnos, pero tomados de la mano. En mi interior saltaba de alegría, Dylan me tomo de la mano sin que lo obligase esto es un avance y un momento para recordar.
—Siéntate, te traeré la comida —dijo tímido.
—Wow , Gracias —me sorprendió.
¿Qué es lo que le pasaba a Dylan hoy? estaba muy, pero muy extraño. Primero me tomó de la mano y ahora quiere traer la comida, eso si que es raro, sobre todo porque vive diciendo que no le gustan los hechiceros.
Dylan me miraba desde la fila muy serio, creo que iba a decirme algo, y si no, al menos podía ver que tenia ganas de hacerlo.
—Jefa, como estuvo su recorrida por el bosque —llegó Sebastián.
—Bien, por suerte Dylan me salvó de ser comida por un chico de ojos rojos —reí.
—¿Que? Le dije que no salga del camino, ¿Por qué no me escucho?
—No salí, uno de mis pies estaba en el.
—Tenga mas cuidado la próxima —suspiro
—¿Habrá próxima?—. me queje.
—Por supuesto.
—Oye gato traidor, vete de mi mesa —Dylan llego muy amoroso.
—Solo estoy hablando con mi ama —lo enfrentó Sebastian.
—Vete, esta bien, no quiero peleas —reí molesta.
—De acuerdo, que tenga buen apetito ama.
—Tu igual
—No le hables mas a ese —se quejo.
—¿Por qué no?, él siempre es bueno conmigo.
—Por que no me agrada, yo soy él único gato que debe estar cerca tuyo. Después te queda su olor y es horrible —hizo una mueca de asco.
Lo miré divertida, ¿tan celoso iba a estar?
—Sabes, mañana ya gano mi beso —Sonreí triunfadora.
—Si, cierto —Suspiro.
—¿Qué? ¿ Por que suspiras? —Me queje.
—Por nada, solo come.
—De Acuerdo.
Al terminar de comer ya eran las diez de la noche. Nos incorporamos y me acompaño hasta mi habitación. Nos despedimos y como boba enamorada me fui a dormir con una gran sonrisa en mi rostro. Tan solo faltaban dos horas para ganar la apuesta y tener mi premio, se sentía tan bien.
En medio de ese hermoso sueño en el que ganaba mi premio unos ojos rojos aparecieron y comenzaron una terrible pesadilla.