Mi gato

Capítulo 54: Celo

Terminamos de cenar y Dylan me acompaño a mi cuarto. En el camino a mi habitación pude notar que el estaba nervioso.

—¿Susede algo? —me anime a preguntar.

—No, creo que no es nada —respondio mirando y olfateando hacia todos lados, parecía que iba a volverse loco.

—¿Seguro que estas bien?, pareces algo inquieto. 

—Cornee enciérrame en tu baño.

—¿What?. 

—Anda rápido —me empujo hacia adentro.

—Claro —dije dudosa.

Entramos a mi cuarto y Dylan como un rayo entró al baño.

—Ciérrala —ordenó —y con magia.

—¿Puedo saber qué sucede? —hablé muy nerviosa.

—Por favor —suplico desde adentro.

—Claro, como quieras —ya estaba empezando a molestarme, ¿Qué tanto misterio?

—Cuando ya sea seguro, te digo, solo apúrate —sonaba como que intentaba retener algo... capaz ¿contenerse?

Tome mi libro de hechizos y rápidamente busque uno de sello. 

—Listo, ahora dime.

—Leila —dijo con la respiración agitada.

—¿Leila? ¿Qué con ella?

—Ella esta en Celo y esta buscándome. Puedo olerlo, y no quiero cometer un error.

—¿Un error? —me crucé de brazos y me apoye contra la puerta.

—Como ya ...sabes.. los gatos... negros somos líderes —hablaba pausado y agitado. —Nuestros instintos son más... fuertes que los demás, además mas salvajes que el gato doméstico.

—En pocas palabras, si sales de aquí por instinto te acuestas con ella —hable molesta y confundida.

—Po..dría decirse... así —tomó una bocanada de aire.

—Tanto te va a afectar —realmente me molestaba.

—Somos salvajes.. Cornee... actuamos por instinto... y más en estos casos.. —parecía que se estaba muriendo ahí dentro —Más de lo ... que piensas.

—¿Puedo entrar? 

— ¡NO! —gritó —Ni se te ... ocurra.

—¡Ah!  ¡ya duérmete! —grité enfadada.

—Ojala ... pudiera —río.

—Te ayudo —reí sarcástica.

Agite un poco mis manos y listo Dylan dormía como un bello ¿gato durmiente?.

Entre al baño y él se encontraba todo sudado, y en una esquina de la bañera.

Maldita Leila, cada vez la odio mas, ¡Deja de buscar a mi hombre!

Bloquee la puerta del baño y me fui a dormir.

Al día siguente

*Golpees*

Me desperté por esos estruendosos ruidos que provenían del baño.

—Cornelia ábreme ahora, lo necesito —gritaba violento.

—¿Para que? —respondí desde mi cama.

—Leila, la necesito.

Con solo escuchar su nombre mi cuerpo comenzó a hervir.

—No la necesitas para una mierda —grité.

—Anda nena ábreme —respondio intentando sonar calmado.

—No hasta que te tranquilices. — me dijo ¿nena?

—Puedo escuchar sus maullidos desde aquí y su olor ¡Dios su maldito aroma!

—¡Dylan! no puedo creer lo que estás diciendo —juro que tenia ganas de darle un gran golpe — Cállate que das asco.

—Déjame salir —golpeo fuerte la puerta.

—¿Así que es su olor?.

—Si su maldito y provocativo olor —hablo exasperado —solo una vez, sácame.

Tome el gran libro de hechizos y despues de parar el tiempo comencé a leer.

Estuve con la cabeza en ese libro por horas hasta que  al fin conseguí uno para sacarle el olfato a Dylan si lo se, soy mala, pero él se lo busco, aun no puedo creer las cosas que dijo, ¿solo una vez? ¡Tu abuela! dios.

—Y ¿Cómo te sientes? —pregunté despues de lanzar el hechizo.

—Sucio, avergonzado y temeroso —dijo desde el otro lado.

—Okay, estas curado.

—Espera —grito.

- ¿Qué sucede?.

—Cornelia mi olfato —hablo espantado.

—A eso —reí malvada mientras abría la puerta del baño.

Dylan tenia cara de pánico muy tierna, pero no iba a dejarme vencer, no despues de escuchar todo lo que dijo, pervertido.

—Lo siento —hablo apenado.

—Ash, como sea mejor apurémonos, o se nos hará tarde.

—Necesito mi olfato Cornee, es muy importante, me siento mareado, perdido, no me agrada para nada —habló molesto.

—Solo es distinguir olores no te morirás.

—Claro que si, como Sabre que comer, si muero por no saber qué es lo que estoy comiendo será tu culpa —dijo molesto.

—Ya, ya, exagerado. Solo dura hasta la noche —reí.

—Esto es malo —dijo exasperado.

—¿Qué es malo?.

—Leila me esta llamando.

—Mira que te saco la audición tambien, ojo con lo que dices —aclaré al recordad sus palabras.

Molesta y no perdiendo de vista a Dylan salimos de mi cuarto para dirigirnos al comedor.

—Miau —se escuchó. Voltee hacia Dylan y Leila estaba muy cariñosa restregándose contra él.

—¿Qué haces? —grite mientras atraía a Dylan hacia mi.

—Le dejo mi aroma, así no va a poder negarse —guiño uno de sus ojos, Leila estaba muy inquieta, se movía para todos lados.

Ambos nos fuimos a sentar.

—Deja de mirarla - grite molesta.

—Disculpa Cornee, son cosas de gatos —. dijo notoriamente nervioso.

—No creo que sean cosas solo de gatos —bufe.

—Hoy debe ser su tercer día.

—¿Cómo no era que ayer empezó?.

—No, el primer día no es tan notorio, pude controlarme, el segundo su arma se incrementa y el tercer día es cuando todo esta en su punto mas alto. —gruño.

—No se para que te quite el olfato, sigues siendo un asqueroso.- dije molesta.

—Ama ayúdeme —llegó Sebastián todo sudado.

—¿Pero qué te sucede? —hable nerviosa.

—Es Liela... ella esta en..

—Celo lo se —puse los ojos en blanco.

—Ayúdame —suplico —no quiero que una gata asquerosa como ella tenga tanta influencia sobre mi.

—¿Gata asquerosa quien? —preguntó Dylan —Tu eres mucho más repugnante que ella.

— Ya - grité —Vamos a mi cuarto, te ayudare.

Dylan tomó nuestros desayunos y nos siguió de vuelta a mi habitación.

—Mira puede que no te guste, pero te quitare el olfato.




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