Mi gato

Capítulo 68: Ilusión

Había pasado más de una hora, podía sentir ojos que nos observaban desde todas las direcciones posibles, aquel pueblo parecía no tener fin.

—Ya pasamos por aquí —Dijo Conree con cierta molestia.

—¿Estás segura?- —Cuestione Observando aquel lugar.

—Si, mira, ahi esta tu sangre —Señaló el piso, mire hacia esa dirección y era cierto, ahí estaban las flechas manchadas con mi sangre.

—De acuerdo —Hable pensativo —Tomemos ese camino —Señalé a mi izquierda, comenzamos a caminar y detrás nuestro el suelo comenzó a caerse, desaparecer, quebrarse. La mire asustado, la tome por la cintura, la colgué sobre mi hombro y comence a correr por nuestras vidas, lo más rápido que mis piernas daban.

~¡Por mi diosito Gatuno que sucede en este estúpido pueblo!~

 

 

—Si desean salir deberás abandonar lo que mas amas aquí y no podrás recuperarlo nunca — una voz resonó en mi cabeza.

—¿Escuchaste eso? —confundido le pregunté a Cornee

—¿Qué cosa?—Respondió con dificultad ya que estaba colgando boca abajo de mi hombro.

—Nada, habrá sido mi imaginación —Respondí para no preocuparla.

El suelo volvió a la normalidad y otra vez nos encontramos en el mismo sitio en el que comenzamos.

—¡Oh Dios! Esto es una broma —Gritó histérica.

—No, no lo es —Se escuchó una voz en el aire —Están atrapados en una ilusión, que con mi ayuda, creo en su mente, solo ustedes pueden lograr romperla y salir de aquí.

—¿¡Quien eres tu!? —Gritó ella —¡Déjame Salir!.

—Tranquila amor, si se trata de una ilusión tu me ayudaras a romperla —Intente calmarla.

Estando en el internado memorice muchos hechizos de las clases especiales y en este momento iban a ser de utilidad.

—¿Como voy a ayudarte?.

—Primero necesitamos...¡Esto! —Le saque un cabello a ella y otro a mi.

—¡Auch! —Me miró enfadada. —Al menos avisa.

—Después, necesito tu... Sangre —sonrei nervioso.

—Mi sangre.. ¡Estas loco!.

—No, la necesito para dibujar un círculo en el suelo y tiene que ser con la sangre de un Hechicero, la mia no servirá.

Cornee me miro asustada, pero sabia que lo que decia tenia sentido, así que extendió su mano hacia mi y dejo que le cortara la palma.

Comencé a dibujar ese círculo y al acabar ambos entramos en el.

—Ahora di esto —Hable suave —"Dissipat falsa evanescit, ut fumus.", repite esto tres veces y luego di ¡il-lusiò! ¡Fora! ¡aixì serà!, y listo —Sonreí.

—¿Y... como pronuncio eso? —Abrió grande sus ojos.

—Se que puedes "Dissipat falsa evanescit, ut fumus." y ¡il-lusiò! ¡Fora! ¡aixì serà!.

—Lo intentare:

Dissipat falsa evanescit, ut fumus...

Dissipat falsa evanescit, ut fumus...

Dissipat falsa evanescit, ut fumus..

¡il-lusiò! ¡Fora! ¡aixì serà!.

—Lo dijiste mal mi vida, pronunciaste mal il-lusiò es ¡il-lusiò! ¡Fora! ¡aixì serà!, intentalo denuevo.

Ella suspiró cansada y comenzó a recitar de nuevo.

Dissipat falsa evanescit, ut fumus...

Dissipat falsa evanescit, ut fumus...

Dissipat falsa evanescit, ut fumus..

¡il-lusiò! ¡Fora! ¡aixì serà!.

Al terminar de recitar el hechizo el lugar comenzó a temblar y aquel pueblo se desvanecía dejándonos en un prado lleno de mariposas celestes y una muy extraña de color ¿ROSADO?.

Nunca vi una mariposa color rosado. Aquella mariposa se acercó y comenzó a brillar.




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