Mi gato

Capítulo 72: Annia

Entramos al bosque por un gran sendero decorado por unos bellos arbustos y unas lindas flores. Todo parecía ser armonioso en aquel lugar.

Linda, como si conociera de arriba a abajo aquel sitio, entró saludando muy contenta. Por otro lado Bruno no parecía nada contento, esquiva a las pequeñas hadas que intentaban saludarlo y miraba con algo de asco a los enanos que pasaban por ahí con unas rocas.

—Ya quiero irme —Se quejo Bruno, era más que obvio que no le agradaba este lugar.

—Tranquilo —Sonrió Linda—Annia es una buena amiga, teníamos que visitarla.

—¿Quién era Annia? —Despertó Cornee aun en mis brazos.

—Ella es la Princesa de las Hadas, va no solo de las hadas, también de pixies, enanos, duendes, trolls y otras—rió Linda.

—Ya veo —Hablo Cornee, mientras que con señas me pedía que la bajara.

La baje suavemente y me tomo de la mano para caminar.

—Annia —subió un poco la voz Linda —Aquí hay que esperar.

—Aquí no hay nada—susurre.

—Lo se, pero ella llegara en unos instantes.

Y así fue, en unos minutos, una pequeña luz brillante comenzó a acercarse hacia donde nosotros estábamos, se detuvo frente a Linda y lentamente comenzó a agrandarse.  

—Hola—Gritó Linda notablemente contenta.

—No me visitas hace mucho—dijo Annia algo triste.

—Lo sentimos —se disculpó —Ellos son Cornelia y Dylan, están de paso, van a ver a la hechicera que está del otro lado de tu bosque.

—¿A esa señora?, es amable pero está algo loca, igual con tantos años quien no lo estaría. —Río Annia.

—La conoces —Hablo Cornee algo acelerada.

—Si —Sonrió —Tengo que llevarme bien con mis vecinos, ¿No lo crees?.

—Si —Susurro.

—Tienen cara de cansados, ¿Hace mucho que están viajando?.

—Con este son creo que cuatro días —Respondí intentando hacer memoria.

—Los invito a comer y tomar algo, tambien hay unas habitaciones en el palacio que están libres, si gustan pueden descansar unas horas.

—Si, por favor, sería muy considerado de su parte —Respondió Cornee, estaba nerviosa por llegar con la hechicera y se notaba, demasiado. Podía oler sus nervios. 

Nos adentramos más al bosque y había un par de árboles que estaban pegados, parecen árboles siameses, Annia se paró frente a ellos murmuró unas cuantas palabras, que no entendí, y luego esos árboles se separaron dejando a la vista una hermosa ciudad mágica.

Entramos y los árboles se cerraron atrás nuestro. Era como si la vida de afuera no existiera una vez dentro.

Las criaturas de ahí eran todas muy amables y te regalaban una que otra sonrisa. Annia nos guio hasta el castillo y nos brindo un poco de comida.

—Sientanse como en su casa—señaló unos asientos.

Cornee sin dudarlo se sentó y me tironeó para que me sentara junto a ella. Por alguna extraña razón estaba muy ¿mimosa?. Me senté junto a ella y se abrazo a mi brazo.

—¿Te encuentras bien?— pregunté en un susurro.

—Si solo que estoy algo nerviosa, no sé si quiero ver a esa Hechicera.

—Cornee no digas eso, ya casi llegamos y ella podrá salvarte de esa cosa que llevas dentro y luego de eso ya sabes que haremos, nuestro secreto —sonreí.

— ¿En serio no volveremos? ¿y si la directora lo nota? no quiero un castigo.

—Te prometí que después de este viaje no volveríamos a ese reformatorio y todo estaría bien para nosotros, que estaremos juntos y así va a ser.— Bese su frente.

— De acuerdo — Suspiró — Vamos con la hechicera.

Cornee se incorporó del asiento con un poco de determinación.

—Vamos, estoy lista.

Annia nos guió hasta las afueras de esa pequeña ciudad mágica y luego nos acompañó hasta la salida del bosque. Desde ahí podía verse una casa solitaria a unos cuantos metros.

—Ahí vive ella, sean amables y quítense los zapatos para entrar — sonrió—Es un mini consejo, cuando termine con ella son bienvenidos de vuelta. Mucha suerte.

Annia se despidió de nosotros y se fue adentrando al bosque.

Cornee apretó fuerte mi mano y dio un primer paso hasta aquel lugar.

— Espera —La detuve.




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