Mi gato

Capítulo 74: Alma liberada

Los ojos de Cornee se abrieron asombrados mientras cada palabra iba acomodándose lentamente en la oración.

—¿¡Mi Abuela!?—tartamudeo.

Ella intentaba asimilar que encontró a su abuela. Y yo entendía por qué Eleanor creía que capaz no nos ayudaría.

—Si jovencita, tu abuela. Ahora necesito silencio —respondió algo amargada y extendiendo sus manos hacia la dirección de mi amada.

Su abuela comenzó a hablar, hay que decir que no entiendo mucho de lo que comenzó a decir.

Minä vapauttaa teitä tämän taakan. Libero tämä nuori nainen kuljettaa paino hänen sielunsa. Libero sielusi, hyödyntämään sitä. Hirviö joka söi sielusi viha. Olet vapaa synnistä ja puhtautta palautetaan. Puhdista sielusi!

Repitiendo esas palabras una y otras vez el aura de Cornee se volvió oscura. Sus ojos se tornaron blancos. Atishia rápidamente tomó un frasco lleno de símbolos raros y repitió nuevamente ese conjuro.

Minä vapauttaa teitä tämän taakan. Libero tämä nuori nainen kuljettaa paino hänen sielunsa. Libero sielusi, hyödyntämään sitä. Hirviö joka söi sielusi viha. Olet vapaa synnistä ja puhtautta palautetaan. Puhdista sielusi!

Lo único que comprendía de todo eso era, te libero, fuera pecados o algo así, limpiare tu alma. Eso es todo lo que comprendo y no del todo bien.

Ese aura negra que rodeaba a Cornee lentamente iba entrando en aquel recipiente pequeño y lleno de símbolos.

Atishia sonreía, estaba contenta de capturar a esa bestia, y la comprendo, después de todo le causo perdidas en el pasado.

Cuando aquella cosa negra que rodeaba a Cornee se desprende de ella completamente sus ojos vuelven a la normalidad y cae al suelo desmayada.

Me levante apresurado para acercarme y ver si está bien pero Atishia me detuvo.

—No debes tocarla— habló con gesto de molestia.

—Solo quiero saber como se encuentra—respondí preocupado.

—Ella estará bien —suspira — Ahora dime, ¿cómo se te ocurre enamorarte de una hechicera? ¿Acaso quieres que Eleanor y los del consejo te maten?.

—No —agache la cabeza —Al principio no lo sabía —me excuse.

—Al menos debías sospecharlo. Salvo que tu olfato este podrido, debiste oler a Laura —Me estaba hablando con enojo.

—Estaba cegado —susurre.

—¿Cegado?, tu solo estas confundido chico.

—No estoy confundido. Yo amo a Cornelia y no la dejare por nada del mundo —alce la voz.

—¿No te importa ella?

—¿A que te refieres?, ¡Claro que me importa! —esta señora ya me estaba fastidiando.

—Si te interesa ¿Porque la haces pasar por todo esto?, castigos, muertes y quedar mal en el consejo.

—Yo no quise que esto pasara, ¿Si? —me estaba comenzando a sentir culpable.

—Si la dejas todo será más fácil para ella. Piénsalo.

—Eso jamás. Si nos conocieras sabrías que eso no cuenta como opción.

—Como quieran, después de todo es su vida.

Luego de ese comentario el silencio se adueñó de la habitación, no pensaba hablar con ella y menos después de lo que dijo hace un rato.

—¿Qué fue lo que pasó? —La voz suave y delicada de Cornee adorno el silencio.

Mire hacia su dirección y estaba intentando ponerse de pie.

—No lo intentes cariño —habló su abuela —Con tu alma liberada de aquella bestia te costará adaptarte, creo que recién mañana serás capaz de caminar nuevamente. No te esfuerces.

Conree asintió levemente y me miró esperando a que vaya por ella.

Me acerque y la tomé en mis brazos como unos recién casados. Comencé a caminar hasta la puerta.

—Espera —me detuvo Cornee,

—¿Qué sucede? —la miró preocupado.

—Aun necesito hablar con mi ¿Abuela? —susurró algo confundida.

—No quiero hablar contigo en este momento. Vuelve en otra ocasión. ¿Piensas que esto no cansa?, después de todo tengo 190 años.

Cornee asintió con tristeza. Esta señora no me agrada para nada.

—Vamos —murmuró.

—Cómo desees amor.

Abro lentamente la puerta y del otro lado está Annia esperándonos. El sol ya se había ocultado por el horizonte y solo se lograba ver unos humildes rayos que saludaban a la luna.

—Pasarán la noche en el palacio —Afirmó Annia.  

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La historia esta llegando a su fin, quiero a gradecer a todas esas personas que leen este libro, a las personas que lo tienen en sus bibliotecas, a las que le dieron una bella estrellita y a las que se animaron a comentar. Ustedes me impulsan a segir cada día más.




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