Mi gato

Capítulo 3:Dylan el gato.

Narración continuada por gato dylan :P

Esta chica está re loca... ¿cómo se le ocurre decirle a un gato que elija su comida? Si fuera otro gato, te juro que no la entiende ni por error.

—Bueno, vamos Dylan —dijo, alzándome sin pedir permiso.

No sabe que puedo andar solo ¬.¬ Aparte, no es como si fuera a quedarme en su casa para siempre. Yo tengo una vida que vivir. Soy independiente, misterioso… elegante. Bueno, más o menos.

Cuando llegamos, me puso con mucho cuidado sobre su cama. Se sentó en el piso con los libros de matemática y empezó a hacer unos ejercicios con cara de funeral. Al parecer, las matemáticas no son su fuerte... y si me preguntan, tampoco su concentración.

A los diez minutos se quedó dormida con la cabeza sobre el cuaderno. Así, literalmente. La vi babear un poquito. Patética y tierna a la vez.

Me transformé en mi forma humana con cuidado, tratando de no hacer ruido. La levanté del suelo, la acomodé sobre la cama y la tapé con la frazada. Después me senté a terminar sus ejercicios de matemática.

No es que sea un nerd, pero digamos que me sobran neuronas. En la escuela no participo porque... ¿para qué? Las pruebas las paso si quiero, cuando quiero. No necesito estudiar. Simplemente no me interesa. Pero con ella... fue distinto.

Cuando terminé, volví a mi forma de gato, me enrosqué junto a ella en la cama y cerré los ojos. No sé qué tiene, pero estar cerca suyo me tranquiliza. Me hace sentir lleno. Esta mañana la arañé feo y ella… solo quiso ayudarme. Ni se enojó. U.u

(...)

Después de como dos horas de siesta juntitos <3…

Ok, Dylan. A ver. ¿Qué carajo te está pasando? Las chicas solo dan problemas. ¿No lo aprendiste todavía? Cornellia es diferente, sí, pero... eso no significa que te quiera. Solo es buena. Re buena. Por eso habla con vos. Y vos sos un desastre. Una persona como ella no se fijaría en alguien como vos. Es pura lástima.

Pero… ¿por qué lloraba cuando salimos del colegio? Eso me sigue haciendo ruido. Algo le pasó, estoy seguro.

La voz de su mamá nos interrumpió. Cornellia dormía profundamente, así que decidí despertarla con algo suave. Primero le rocé la mejilla con la mía. Nada. Luego le susurré:

—¡Cornee, despertá!... —le dije rápido, pegado al oído.

Se despertó sobresaltada, con los ojos bien abiertos.

—¿Sabés, Dy? Acabo de escuchar al Dylan de mi escuela... seguro fue mi imaginación —murmuró mientras se frotaba los ojos.

¡JA! No sabés cuán real fue eso.

—Miau —dije, con mi mejor cara de “yo solo soy un gato tierno”.

—Aaah, me quedé dormida... ¿cómo pasó? ¿Quién me subió a la cama? ¿Y quién hizo los ejercicios? ¡Ya no sé ni lo que hago! —decía mientras miraba alrededor con expresión confundida.

—¡Cornellia! ¡Bajá a comer, mi cielo! —gritó su mamá con una voz tan dulce que me empalagó los bigotes.

—¡Ya voy, mami! —respondió mientras abría el placard.

—¡¡Miau!! <Cornellia, no te cambies frente a mí, por favor> —pensé mientras me daba vuelta como todo un caballero felino.

—¿Qué pasa, Dy? ¿Querés un abracito? —preguntó mientras aún estaba en sostén y me alzaba contra su pecho.

Dios, matame. Esto no es bueno para mi salud emocional ni hormonal. Me subió un calor por todo el cuerpo peludo.

—¡Mmm! Estás caliente… Dy, ¿tenés fiebre? —dijo, preocupada.

Me tapó en su cama como si fuera un nene enfermo. Luego terminó de vestirse y se acercó a la ventana.

—Si necesitás salir, podés hacerlo por acá, ¿sí? Si la ves cerrada, solo rascá el vidrio que yo te abro enseguida —me dijo mientras me acariciaba la cabeza.

Me dio un beso en la nariz. ¿Quién sobrevive a eso sin enamorarse?

Bajó a comer y me dejó solo. Traté de pensar en otra cosa… pero no podía. ¿Cómo puede ser tan inocente? ¿Tan… perfecta?

Después de tanto pensar, me quedé dormido otra vez. Ser gato también cansa, ¿sabés?

(...)

Más tarde sentí que la cama se movía. Era ella, intentando acostarse sin molestarme. ¿Cómo puede ser tan dulce? Me corrí para hacerle lugar. Se metió en la cama y me abrazó con fuerza.

Creo que voy a poder acostumbrarme a esto. <3 <3 —pensé mientras se me escapaba un ronroneo involuntario.

(...)

Al día siguiente me desperté sobre su panza. No está mal, en serio. Miré el reloj: ya era hora de levantarse.

Le restregué la cabeza, pero no se movió. Entonces le lamí el cachete. Ahí sí se despabiló.

—Mm... ya son las siete —dijo entre bostezos, mientras buscaba el celu.

Puso música. Big Girls Don’t Cry de Fergie. Se puso a cantar. No lo hacía nada mal, eh. Su voz era suave, cálida… reconfortante.

Empezó a desvestirse y, como todo un caballero que soy (aunque esté en cuerpo de gato), me di vuelta.

De pronto escuché un ¡PUM! y luego un ¡Aaaa!

Corrí escaleras abajo. La muy torpe se había caído. Pero se levantó, me guiñó un ojo y sonrió como si nada. Le dolía, pero no lo mostraba. Fuerte y frágil al mismo tiempo.

Me preparó un platito con leche y otro con comida, y luego fue a saludar a su mamá. Se sentaron a desayunar como si fuera un día cualquiera.

Mientras ellas comían, aproveché para salir un ratito. Necesitaba ir a mi casa… ducharme, cambiarme… y pensar.

Porque por más que lo niegue, algo me está pasando con esta chica. Y no es cosa de gatos.

hola espero que les guste mi historia <3




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