Me prepare todo para volver al futuro y muy ansiosa me fui al día que lo conocí...
Al llegar a esa época me escondí detrás de un árbol ya que a unos metros estaba yo intentando sacarle la espina de la patita a Dylan.
Cuando Dylan me rasguña y sale corriendo decidí transformarme en gato y seguirlo para saber mas de el y si era una gata no iba a sospechar de mi, creo.
Como gato mi pelaje era blanco y mis ojos verdes.
Luego de un rato de seguirlo el se detuvo, miro para donde me encontraba y comenzó a acercarse.
Actúa normal cornelia.
*Lamiendo mi pata como gato*
Wakala, que asco, ¿Por qué los gatos hacen esto? *tosiendo imaginariamente *
—¿Por qué hueles igual a esa humana? —Habló como humano.
—Miau.. —realmente no entendí lo que me decía.
Él empezó a hablarme en modo gato y ahora si que no le entendía de verdad intente usar mis poderes para lograr entenderlo y lo que había dicho fue lo mismo que antes.
Sin saber que hacer salí corriendo del lugar *como toda una valiente*
Lo primero que hice es buscar un diccionario de gatos como no sabia si existía o donde se encontraba, lo traje a mi con algo de magia.
Básicamente el vocabulario del gato era solo miau, pero el tema estaba en la pronunciación del miau y la entonación.. con algo de magia aprendí el idioma gatuno, volví a buscar a Dylan.
Ya era hora de colegio, así que supongo que maso menos por estos momentos estamos teniendo nuestra primera conversación de humanos.
Me senté en la ventana del colegio y vi a Dylan todo el día de colegio, era tan lindo con esa cara de concentrado y también cuando me saco la lengua fue tan lindo.
Después de volver de mi nube Dylan y Cornee ya no estaban.
Supongo, si no recuerdo mal, que fueron a mi casa.
Estaban en la mitad de camino a casa cuando veo que estoy llorando por que me tiraron una malteada esos malditos y Dylan en mis brazos sin entender nada.
Los seguía desde atrás siempre en forma gatuna.
Llegamos a la puerta de mi casa y entré detrás de ellos , me dirijí a la cocina mientras que Cornee y Dylan se fueron al cuarto.
Mire a mi madre y ella se volteo cual exorcista, dio miedo.
—Cornelia que haces así, es decir ¿Cómo es que sabes hacer eso? —se notó su histeria.
—Baja la voz —susurre.
Me miro sorprendida.
—Vine del futuro, ya sabes en un par de meses cumpliré años y me enseñaras —Hablé tranquila.
—Ahora todo tiene sentido, espera, ¿Meses? —me miró molesta y confundida.
—Si, meses —tragué fuerte, ya que solo tenia permitido volver una semana atrás, no meses.
—¿Acaso no te enseñe que eso no se podía hacer?
—No —me hice la inocente.
—Hay dios, soy un desastre y entonces ¿Qué haces aquí? —me salvé de un gran reto, tengo suerte de que mi madre sea distraída.
—Estoy de encubierta siguiéndome.
—¿Por qué ? —preguntó curiosa.
—Tengo ganas —intenté restarle importancia.
—Bueno eres bienvenida, ya sabes, es tu casa. Pero no estés mucho tiempo aquí, puede traer consecuencias —Me advirtió.
—¡Shhh! ahí estoy bajando —susurré al escuchar que mi yo del pasado estaba viniendo.
Esto de ser gato es genial, super olfato, super oído y soy re liviana
cornee me vio *entrando en pánico*
—Ma ¿Ese gato? —Me señaló.
—Eres tu —respondió sin pensar.
—Miau —la reté mentalmente.
—¿Qué? —habló confusa mi yo del pasado.
—Es decir que es para vos —intentó arreglar su error.
—Pero ya tengo un gato, lo encontré hoy en la calle —respondí.
—Bueno entonces, ahora tienes dos —me levantó del suelo y me puso en los brazos de Cornee.