Mi gato

Capítulo 28: Singapura

Al otro día, Dylan despertó a Cornelia lamiendo su mejilla.

—Mm, ya son las siete —ella,emitió un bostezo mientras ponía algo de música.

La canción que eligió fue Big girls don't cry, y tal como de costumbre Cornee comenzó a cantar.

No paso mucho tiempo hasta que comenzó a desvestirse y, Dylan, como todo un caballero se dio la vuelta, cualquier otro en esa situación miraría sin pudor.

Cornee termino de cambiarse y al comenzar a bajar las escaleras se oyó un gran estruendo. 

Con Dylan nos miramos y fuimos a chusmear, la muy genia se callo, Dylan preocupado se acerco a ella y la escaneo con la mirada.

Cornee le sonrió adolorida, nos dio leche y comida... pero, Dylan, aprovechando que Cornee estaba distraída  comenzó a escabullirse, así que lo seguí. 

Luego de un rato de caminata llegamos a una horrorosa casa, estaba toda demacrada, tanto por fuera como por dentro.

Dylan adopto su forma humana y comenzó a oírse gritos. 

—¿¡Dónde estabas!? Hueles a esas estúpidas brujas, ¿Cuántas veces debo repetirtelo?¡No te juntes con ellas!.

Me aproxime hacia los fuertes gritos y divise a un señor de mayor edad ¿Entonces?... ¿Es culpa de él?

—No estuve con ninguna bruja. 

—Deja de metirle a tu padre —enfurecido lanzo lo primero que tenia a su alcance, una silla.

Ahora entiendo por que este lugar esta así..

—¿Tengo que volver a explicarte por qué nuestras especies no se juntan con ellas? ¡Ya no eres un niño!

—No necesito que me expliques nada, ya se la historia, pero ella no es hechicera y si lo fuese no me importa.

—Eres un pendejo ¡Largaté! —una vez dicho eso, aquel señor comenzó a aventar todo lo que tenia a sus manos.

Dylan volvió a su forma de animal y salio a toda prisa de aquel lugar. 

¿A si que este es su padre?

Después de unos minutos, de ir muy veloz, llegamos a una bella casa que olía a rosas. Dylan rasco la puerta y una joven que rondaba los veinte abrió.

—¡Oh! ¡Dylan! Pasa ¿necesitas bañarte?

 ¿Qué?¿Quién es esa? ¿Por qué está con nuestro hombre? ¡Suripanta!

Subí al tejado y entre por la chimenea, era una buena idea, hasta que aterrice de cola.

auch..¿Qué los gatos no caian de pie?

Al recuperarme de esa fea caída comencé a buscarlo.

—Dylan, ¡Hueles a chica! —rió divertida.

—¿Ah?¿Si? —tartamudeó timido.

—¿A quien pertenece ese rico aroma?

—A Cornellia —susurró y su rostro se ruborizó.

—Mm y ¿Te gusta? —preguntó levantando las cejas repetidas veces.

Dylan se puso colorado como un tomate...—E-ella es muy linda —tartamudeo.

—¡Ah! —gritó —¡Que emoción! Tienes novia.

—No, es mi novia, Rebecca cálmate.

—Bueno -resoplo- ¿Qué raza es cuando se transforma?

—Ella es solo Humana. 

—¡Humana! ¿Estás loco? Nuestro padre no lo aceptará y los demás tampoco —chillo molesta. 

Nuestro padre... entonces ¡Son hermanos! que alivio.

—Cambiando de tema —se acerca a ella —tengo a un singapura que me sigue —susurro él 

¿Un singapura? ¿qué es eso?..

—¿¡Un singapura!?, pero eso es raro, no son los gatos que los hechiceros tenían como aliados —respondió Rebecca mientras comenzaba a olfatear. 

Creo que se refieren a mi ...¿Dónde me escondo?

—Te tengo —anunció ella saltando sobre mi. 

Dylan me sonrió y se fue.

Bastardo- achiné los ojos- ya te encontrare-




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