Mi gato

Capítulo 37: Mírame.

Me tomo del brazo ...

—No vuelvas a dejarme —habló consiente.

—¿A que te refieres ? —me aproveché de la situación.

—Te busque por todos lados. No podía encontrarte, por eso estoy aquí, por que necesitaba verte Dylan —se incorporó y me besó.

Realmente no entendía que estaba pasando, o de que hablaba. Pero sus labios se sentían tan familiares. No quería que dejase de besarme nunca.

*Estruendo*

Me separe rápido de ella y caí en la realidad. Había besado a un sucio hechicero, debería darme asco pero, por algún extraño motivo, no era así.

Cornelia volvió a quedar inconsciente.

—¿Eh? ¡Suéltala! —grité al ver como aquella persona que ingresó al cuarto la tomaba con brusquedad.

—Su sangre. Su olor me estaba volviendo loco, solo quiero una probadita.

—No,no y no, ninguna probadita. Aléjate de ella —lo empujé.

—Yo se que, con mis encantos, ella querrá dármela sola —río.

Los vampiros, tenían el poder de hipnotizar a sus presas, de hacerlos sentir enamorados y locos por ellos para que así, tomar su sangre sea más fácil.

—Lastima que este inconsciente —me burle.

—Hueles como de película  —solo le faltaba un poco para que la baba se empezara a escurrir por su boca.

—¿Y qué olor sería ese ? —cuestioné.

—¿Eh?

—Si es como de película, seguro es de pochoclos azucarados pero, también puede ser a sala de cine. Eres muy confuso.

—Cállate no me interesa si no puedes olerlo. Te jodes —chilló para luego lentamente acercar sus afilados colmillos al cuello de ella.

—Yo que vos no haría eso —claramente el olor de un posesivo lobo, se estaba acercando al cuarto nuevamente.

—¿A qué te refieres?

—Me refiero a que, si quieres seguir con vida,  dejes de tocarla.

—Maldito ella es mía, ¡Suéltala! —gritó Dean mientras, sin perder un segundo de tiempo, se abalanzó sobre él.

Si, si muy tuya pero, el que ataja a Cornee y la lleva fuera de peligro soy yo . 

El único otro lugar que me quedaba para ir era mi cuarto.

La recosté, la tape y estaba por regresar a mi forma animal, para recostarme en los pies de la cama.

—Ni se te ocurra —me sorprendí al escucharla.

—¿Qué cosa?

—Cambiar de forma  —afirmó —. Ya habíamos superado esta etapa, así que dormimos juntos así, ambos siendo humanos.

—¡Estas loca y si yo hago algo indebido! —hablé exaltado.

—Dijiste que no te interesaba, ¿por qué querrías hacerme algo si no te intereso?

Como orgulloso que soy, no iba a decirle que ahora si me pasaba algo. ¡Quería volver a besarla! por alguna extraña razón estaba extrañando sus labios.

—Tienes razón, no me interesas así que estaré ¡Genial!

Abrí el acolchado, y me recosté al lado de ella.

Por sus sonrisa me daba cuenta que estar acostados así la hacia realmente feliz pero, por mi parte solo quería abalanzarme sobre ella. Todas mis fuerzas estaban concentradas en eso, en no saltar sobre ella.

—Dy.. —susurro.

—¿Qué sucede? —Estaba nervioso, mis manos sudaban.

—Si quieres besarme, solo bésame, no necesitas poner tanto empeño. Al igual de que si quieres mírame, mírame —respondió con calma.

—Claro que no quiero —intente convencerme a mi mismo de esas palabras.

—¡Mírame! —ordeno.

Sobresaltado por su forma de dirigirse en ese momento la mire y, sin notarlo, cada vez me encontraba mas cerca de ella. Tomó mi mano  y la colocó en su cintura.

Una delicada sonrisa se formó en sus labios y ella, al notar mi indecisión, me besó.




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