Mi gran error.

Capítulo 1.

(Inicio del último año de preparatoria)

- ¿Qué clase sigue? -  la pregunta viene de Krisha, mi mejor amiga.

Es alta, delgada, piel bronceada, cabello negro y ojos azul obscuro, enmarcados por unas pestañas que ya quisiera yo tener, de hecho, es todo lo contrario a mí, que apenas llego al metro con cincuenta, con curvas por todos lados que me hacen parecer más bien rellenita, ojos de un verde pálido casi incoloros y de cabello rojizo que combinado con mi piel clara hace que parezca una banshee enana o un fantasma medieval. La primera vez que la vi fue en mi primer día en secundaria, todo comenzó con unos de mis raros ataques de honestidad y acercamiento hacia los demás, mucho tuvo que ver los nervios de empezar en una nueva escuela y alejarme de toda la experiencia del último par de años, así que ahí estaba yo justo habiendo presenciado como se enfrentó a unas abusonas iguales a las que tuve encima hasta hace unos días y no pude evitarlo y terminé diciéndole antes incluso de que mi cerebro pudiera procesar la idea:

- Eres un ángel -.

Como era de esperarse lo primero que hizo fue preguntarme si estaba coqueteando con ella para proseguir antes de que si quiera pudiera negarlo o afirmarlo, con un:

- Lo siento nena, pareces un bombón, pero solo me van los chicos -.

Después de asegurarle que no estaba ligando con ella y tratar de explicar, con mucha paciencia de su parte tratando de entender mis frases incoherentes cuando ni siquiera yo estaba segura de lo que quería decir, nos dimos cuenta que el tiempo libre había terminado. Ante esto, me preguntó si quería ir con ella por algo de comer ya que no habíamos tenido nada y le dije sí, a pesar de que nunca en mi vida me había saltado una clase.

Al final del día, había hecho una nueva amiga. Y, para cuando el fin de semana llegó, ya tenía mi nueva amiga ya estaba en camino a ser mi mejor amiga.

- Biología – respondo con un suspiro, mientras guardo mis cosas para cambiar de salón.

- ¡Argh! ¿Por qué debemos cursar biología en el último año? – ésta queja viene de Sarah, la última de nuestro maravilloso grupo de tres.

Más alta que Krisha y delgada que cualquiera de las dos, con miembros largos que la hacen parecer una modelo de victoria secret… si no fuera tan torpe a la hora de moverse, sin embargo, eso no significa que no use su torpeza a su favor, todo lo contrario, es más astuta de lo que parece y un peligro para los pobres que se dejan engañar por su actuación, de piel oscura como el café con un toque de leche y ojos tan oscuros que son casi negros y mirada aparentemente inocente.

Nuestro grupo de dos se convirtió en un trío con ella en nuestro primer año aquí. Aunque Krisha sigue siendo a la única a la que acudo cuando quiero hablar sobre algo importante, lo que tampoco es que sea seguido, ya que tengo la pésima costumbre de guardarme todo dentro. Sin embargo, algo sobre Sarah no me inspira esa confianza que tengo con Krisha, a veces demasiado centrada en los hombres y popularidad, dispuesta a hacer casi cualquier cosa. Más veces de las que no, en estos 2 años, me pregunto por qué sigue con nosotras cuando cualquier otra persona le ayudaría más en la escala social.

- Te escucho amiga – dice en acuerdo Krisha con un gemido, a lo que solo me rio cubriéndome de los rayos de sol al salir del aula. No son exactamente la combinación perfecta para mi piel de fantasma. No necesito más pecas, gracias.

- Vamos amiga, nunca vamos a usarla en la vida, así que ¿por qué tengo que desperdiciar una hora de mi vida en ella? – siguen hablando.

- Bueno, a menos que quieras ser bióloga – digo encogiéndome de hombros.

- ¿Quieres serlo? – alza una ceja mi mejor amiga.

Niego con la cabeza divertida y suspira con exasperación.

- Vamos, solo no entremos por hoy, de todas formas, es el primer día, no es como si te fueras a perder de algo importante – me pone ojos de cachorro y Sarah se une a ella uniendo sus manos debajo de su barbilla en posición de oración.

Estoy a punto de contestarles un rotundo no y recordarles mi beca cuando escuchamos mi nombre siendo gritado desde el otro lado de la explanada una y otra vez.

Me volteo ya sabiendo de quien se trata.

- Dios, no puedo creer que aun gritando tu nombre como loco siga siendo y viéndose así de caliente – Sarah se abanica exageradamente mientras vemos como el chico en cuestión se acerca atrayendo todo tipo de miradas hacia nosotras.

Aiden O’ Callaghan es lo que podrías considerar una fuerza de la naturaleza, atrayendo todo a su paso sin importar si estas preparado para ello o no.

Con la misma sonrisa infantil de hace ocho años, la sonrisa con la que lo conocí, esa sonrisa parte infantil y ahora parte sexy que saca su hoyuelo en la mejilla derecha, la que lo hace parecer justo la cantidad perfecta de arrogancia y burla, por la que la mitad del tiempo quiero darle un puñetazo y la otra treparlo y besarlo hasta borrarla de su cara.

La mirada en esos ojos grises dirigida a mí no ha cambiado ni un ápice tampoco, pero eso es algo en lo que no voy a entrar ahora mismo. Sin embargo, aun cuando estas dos cosas no han cambiado, son lo único. Su voz ahora es más grave, profunda y sexy que hace 8 años, y su cuerpo más alto, su espalda y brazos también son más anchos por el tiempo que pasó en natación, su piel más bronceada y sus piernas más musculosas por entrar al equipo de futbol en nuestro primer año aquí, y su cabello negro con destellos azulados debajo del sol, terminan el conjunto de perfección en el que se convirtió. Si ya desde niño era popular, ahora no hay fémina que no lo note, nada que su “novia” (en turno) no sepa.




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