Mi gran error.

Capítulo 9.

- Luces más exhausta de lo normal - dice Sarah nada más terminar la primera clase.

- Sí, lo noté en servicio, pero estuvimos muy ocupados hoy. Tienes las ojeras muy marcadas, ¿todo esta bien? - habla Krisha acercándose.

- Mmmm - es todo lo que respondo mientras me masajeo las sienes.

Después del inquietante sueño de anoche, y el tic tac del reloj en cuenta regresiva para tomar una decisión sobre el señor Clyton, decir que estoy mortalmente ansiosa y estresada es poco. Tengo que dar una respuesta mañana… en fin, que, entre eso y la relación de Callaghan con Cordelia, además del encubrimiento sobre ellos de mi mejor amiga…Ugh, ¿qué demonios voy a hacer?

- ¡Isis! -  gritan y gracias a Dios que no es Callaghan, aun es demasiado pronto para lidiar con él. Por suerte estuvimos demasiado ocupados hoy temprano que ni siquiera tuve que evitarlo, pero aquí tendré que ser más astuta, sobre todo en física.

- Cristopher – es todo lo que digo.

No lo he visto desde que me dejo morir sola con la explicación de la ida a Chicago.  

- Te ves cansada - hace una mueca poniéndose a mi lado.

- No pude dormir bien – alzo la mano para cubrirme del intenso Sol - El Sol tiene que desaparecer - murmuro tallándome un ojo.

- Creo que eso no es buena idea – dice divertido.

- Mmmm, a mí me parece fascinante -.

- Entonces, ¿qué está mal? – me pasa un brazo por los hombros.

- No hagas eso, aun no te perdono por dejarme morir y salvarte – acuso alzando la cabeza para verlo.

Lo que es un sufrimiento con el sol a su espalda, así que la mirada acusadora que quiero darle se pierde y en su lugar parece que me ha entrado una basura en los ojos por lo rápido que comienzo a parpadear.

Cristopher se ríe de mí y mis amigas se aclaran la garganta detrás. Cierto, que me había olvidado de ellas.

Tal vez pueda convencer a Cris de pasar el resto de las clases conmigo y así no tener que evitar a nadie.

- ¿A quién quieres evitar? – Cristopher y Krisha preguntan a la vez y maldigo por enésima vez, mi estúpido habito de hablar en voz alta.

Me giro hacia Cristopher decidiendo que prefiero quedar ciega antes que enfrentarme a Krisha en este preciso instante, aunque ahora que hemos entrado al pasillo y sin el Sol a su espalda, no puedo evitar pensar que Cristopher guapo, digo, entiendo porque hay tantas chicas detrás de él, es alto, tiene un cuerpo ligeramente musculoso, aunque no demasiado, moreno de ojos miel con unas pestañas tan espesas y largas que parece que usara delineador, un desperdicio en un hombre, en fin, que es atractivo pues.

- Algún día te sacaré los ojos – digo casualmente en lugar de responder directamente.

- Comamos juntos hoy. Yo invito, tómalo como mi disculpa por huir - dice ignorando mi comentario.

- Mmm, no sé. Has probado que no eres un compañero de comida confiable -.

- Oh vamos, ¿qué quieres que haga entonces? – se queja.

- Estoy bromeando, esta bien. Nos vemos donde siempre – me separo de él llegando a la próxima clase.

- Nos vemos entonces - dice Cristopher mientras se aleja un par de salones más adelante.

Estoy por entrar cuando me fijo en Callaghan llegando junto a Cordelia la mar de contentos, los demás de su grupito vienen más rezagados cuchicheando entre ellos, al parecer ya no les importa los rumores que causen, aunque recordando la última vez que llegaron tarde pienso que nunca les importó.

La comida con Cristopher me ayudó mucho a distraerme de todos mis problemas. No me preguntó nada sobre mi cansancio o humor de nuevo, en su lugar me contó todo sobre su nuevo novio, fue lindo verlo siendo todo adorable y preocupado sobre su relación, también me entretuvo hablando del refugio de animales, sus pinturas e historias graciosas que le han pasado en su trabajo de medio tiempo. No me dejo ni un segundo para pensar en nada más, lástima que se acabara tan pronto.

- Ay dioses, no puedo creer que en realidad eso suceda en la vida real - le digo aun riendo mientras caminamos por el pasillo.

Las endorfinas (una gran hamburguesa con extra queso y papas y dos barras de chocolate) han hecho su trabajo y ya no tengo sueño por el momento. De hecho, me siento la mar de bien.

- Pfft, te aseguro que en el momento no tuvo nada de gracioso. Te digo que, si pudiese dejarlo y conseguir algo en otro lado, lo haría – suspira.

- Lo siento, sé que quisieras algo que estuviera relacionado con el arte – lo consuelo.

- Bueno, por lo menos puedo ver todo tipo de culos calientes, aunque ahora que tengo – baja la voz – novio, el trabajo acaba de perder su atractivo – termina con un puchero en sus labios.

- No seas ridículo – me río.

- Deja de burlarte, es enserio – me da una mirada cómica que me hace reír más.

- Veo que voy a tener que pellizcar esas preciosas mejillas – amenaza casualmente.  

Dejo de reír inmediatamente, mientras lo veo con los ojos entrecerrados. Sabe que odio que toquen mis mejillas, todos dicen que tengo demasiados pómulos y cachetes adorables y siempre, siempre alguien quiere pellizcarlos.




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