Mi gran error.

Capítulo 10.

- Voy contigo – Krisha apoya su barbilla en ambas manos y me observa atentamente.

Le sostengo la mirada en apariencia confiada durante unos segundos antes de perder y desviarla con una leve mueca.

- No, ya te dije que todo va a ir bien – arriesgo una sonrisa ocultando mi desliz.

- Eres una mala mentirosa. Hazme un favor y nunca juegues póker – replica para nada impresionada.

Vaya, que tal vez, la sonrisa no ocultó nada.

- No planeaba hacerlo, pero lo prometo – me pongo de pie.

- Entonces, voy contigo – se pone a mi lado.

- No fuiste invitada -.

- Estoy autoinvitándome oficialmente – se encoge de hombros.   

- No van a justificarte la falta – insisto.

- No tengo una beca que mantener y aunque la tuviera no me importa -.

- El Sr. Fodman no va a estar contento contigo ahí -.

- Repito y toma nota, no me importa -.

- Krisha – me detengo abruptamente haciendo que choque conmigo – En serio, voy a estar bien - la miro a los ojos para que vea que estoy siendo honesta.

Ya me decidí. No le he dicho cuál fue la decisión, pero no es necesario hacerlo, sé que me apoya para lo que sea que elija.

- Isis – me devuelve sin perder el ritmo – voy contigo. Si quieres que me quede afuera, bien. Pero no voy a dejarte sola. No lo hice cuando fuiste a su oficina hace dos años y contaste todo, no voy a hacerlo ahora tampoco. Se que puedes – continua cuando me ve abrir la boca – eres fuerte, eres valiente y eres mi mejor amiga, así que sí. Se que puedes hacerlo sola, es solo… sabes que estoy de tu lado, ¿no? – asiento llorosa y sonríe – entonces, vamos. No es momento de ponerte sentimental. Entre más rápido hagamos esto, más rápido terminaremos – entrelaza nuestros brazos y como muchas veces antes, confío en ella y dejo que guíe el camino.

(´`)(´`)(´`)(´`)

- Entonces, tu respuesta sigue siendo la misma – suspira el director.

Asiento y meto mis manos sudorosas debajo de mis muslos así no juego con ellas. Mi madre me da una mirada que dice “siéntate bien y compórtate”, pero me hago la occisa. Por desgracia hoy no vino Donovan para ponerlo de excusa y salir rápidamente de aquí.  

- ¿Puedo saber el porqué de tu… - se detiene un segundo como buscando la palabra correcta – determinación en mantener la negativa? – sus pequeños ojos me observan detrás de sus enormes gafas de montura metálica que se deslizan por su nariz producto de su sudor.

Alzo una ceja cuando escucho la palabra “determinación” estoy segura de que hubiese preferido usar “terquedad” para describir mi posición de no declarar, pero no importa, hasta cierto punto, entiendo su frustración, es solo que no voy a cambiar de opinión. Se que todos ellos piensan que lo correcto es decir “sí”, incluso mis padres. Escuché las discusiones de ambos, aunque mi madre se ha puesto de mi lado frente a él, sé que ella desea que yo diga “sí” porque siempre se queda callada cuando mi papá enumera todas las razones por las que debería hacerlo.

debería ir al juzgado, sí debería sentarme en el estrado y sí debería declarar todo lo que ese hombre me hizo para ayudar a la chica… y tal vez tengan razón. No tacha eso, estoy segura de que lo correcto es ir y decir en voz alta lo que ese hombre me hizo para así hacer “justicia”, para que esa chica pueda obtener algo de paz.

Tal vez, yo esté cometiendo un error, tal vez, estoy siendo demasiado cobarde, pero es mi decisión, ¿no? No son ellos los que van a vivir con las consecuencias sino yo. No son ellos los que van a revivir todo ese infierno frente a una sala llena de desconocidos. No son ellos los que van a sentir las miradas sobre ellos, la vergüenza y los susurros a su paso. No, la que los va a sentir y vivir cada segundo de su vida, soy yo.

Y no estoy preparada para ello. Ni de cerca.

Así que, ¿tan mal está elegir mi paz?

Además, ¿no se supone que la escuela no debería querer armar un escándalo sobre esto? Si yo declaro, saldrá a la luz que él trabajó aquí y que después de lo que ocurrió lo único que la escuela hizo fue despedirlo sin decir nada.

- ¿Disculpe? – el tono de profunda ofensa que el Sr. Fodman le impregna a esa única palabra me tiene haciendo una mueca horrorizada.

- No me diga que volví a pensar en voz alta – cierro los ojos mortificada.  

Digo, es un pensamiento valido si me lo preguntan, ¡pero no planeaba decirlo en voz alta!

- Le recuerdo Srta. Galloway, que la escuela ofreció todo su apoyo en aquel entonces si usted decidía tomar acciones legales. Justamente como lo hace en este momento también. Nunca he querido barrer nada bajo la alfombra. Si bien es cierto que la escuela se vería arrastrada en el escándalo y sería un tanto… incomodo por un tiempo, no es motivo suficiente para guardar silencio sobre la atrocidad de las acciones del Sr. Clyton – resopla totalmente colorado de indignación y enojo.




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