- Voy a matarlo – me sorprende que la mandíbula de Callaghan no le duela de tan fuerte que se encuentra apretándola.
- Sí, no creo que eso sea muy inteligente – suspiro.
- ¿Cómo puedes…? Dios. ¿Cómo pudiste esconderme esto hasta ahora? – se levanta de la cama poniéndome en ella y comienza a pasearse de un lado a otro sobre la alfombra – Maldita sea, ¿Por qué no me lo dijiste? ¡Le hubiese dado una paliza, lo hubiese castrado, matado, algo! – hago una mueca por sus palabras.
- Yo…no quería que nadie supiera nada. La escuela lo despidió enseguida y nunca más volví a saber de él…pensé que podía dejar todo atrás. Como si no hubiese ocurrido, ¿sabes? -.
- ¡Maldita sea! – lanza la pequeña pelota antiestrés contra la pared rebotando levemente y cayendo a poca distancia de nuestros pies.
Bueno, supongo que es mejor que lance eso a estrellar su puño contra la pared.
Cierra los ojos y respira profundo un par de veces tratando de calmarse, sus brazos cuelgan a su lado, sus manos en puños. Subo mis pies a la cama y llevo mis rodillas a mi barbilla observando como la vena en su sien late. Comienzo a contar hasta diez en mi cabeza segura de que es lo que debe estar haciendo, pero solo llego hasta cinco cuando abre los ojos y me lanza una mirada intensa robándome el aliento a pesar de que aun puedo leer la ira en cada centímetro de su cuerpo.
- Si la escuela lo despidió y nunca levantaste cargos contra él, ¿por qué el director te llamó? –.
- … ¿De verdad Krisha no te dijo nada? – murmuro detrás de mis rodillas.
- No le di tiempo de decirme nada – frunce el ceño – en cuanto te fuiste con tu madre y te escondiste de mí, me di la vuelta y tomé un taxi hasta aquí -.
- Callaghan – respiro.
Ni siquiera sé cómo explicar todo lo que estoy sintiendo.
Se arrodilla frente a mi poniendo cada mano a lado de mis pies y acercando su rostro al mío.
- No sabes – niega – no sabes todo lo que corría por mi cabeza cuando me encontré a Krisha en la oficina del director o cuando escuché los gritos viniendo de dentro. No me quería decir que hacía ahí o donde estabas, luego cuando la puerta se abrió y… - vuelve a negar y baja su voz a un ronco susurro, sus manos en la cama hacen puños la colcha – creo que nunca voy a poder olvidar tu rostro en ese momento, Isis. Todo el color había abandonado tu cara, todos a tu alrededor estaban diciendo cosas que no entendía, pero tu solo estabas ahí a punto de desmayarte o algo, quise llegar a ti, pero Krisha me ganó cuando se lanzó hasta ti abrazándote. – su voz vuelve a subir y puedo escuchar la frustración cuando dice - Luego te escondiste y te fuiste sin decirme nada, ¿Qué se supone que hiciera? -.
- Nunca quise que te enteraras – susurro.
- ¿Por qué diablos no? ¡No lo entiendo! – gruñe.
- ¡Porque en parte fue mi culpa! – grito bajando los pies y poniéndome de pie obligándolo a retroceder antes de golpear su rostro con una de mis rodillas o tirarlo al piso por la fuerza de mi arrebato.
Me alejo de él y ahora soy yo la que comienza a caminar de un lado a otro tratando de contenerme.
- ¿Qué quieres…? -.
- ¿No lo ves? ¡Aguante su mierda por meses! ¡Meses Callaghan! ¡Permití…permití que hiciera esas cosas porque no quise arriesgarme perder mi beca! – estoy completamente fuera de control, diciendo en voz alta todo lo que me carcome por dentro - ¡Tuve miedo de no poder seguir estudiando si decidía decir algo! ¡Él…él me dio una opción! ¡Él tenía razón sobre mí! – lloro - ¡Él me dijo que…me dijo que si decía algo ya no iba a poder seguir en la escuela, me dijo que me conocía, me había estado observando, él dijo que yo era ese tipo de chica, solo necesitaba un empujón! – me llevo las manos a la cabeza escuchando su voz dentro - ¡no, no, no! – canto golpeando mir oídos.
- ¡Isis, para! – la voz de Callaghan viene de muy lejos, pero lo siento agarrar mis manos y unirlas en mi pecho deteniéndome de golpear mi cabeza.
- ¡Déjame, déjame, déjame! – sollozo a la voz en mi cabeza.
- Isis, abre los ojos y mírame – la voz del sr. Clyton es demasiado fuerte, no quiero verlo.
- ¡Abre los ojos, Isis! -.
Callaghan. Es la voz de Callaghan y suena desesperado.
- Eso es, buena chica – murmura cuando me ve abrir los ojos – Ahora escúchame, Isis. Escúchame bien – se acerca hasta que él es todo lo que puedo ver y escuchar.
La voz se ha ido y le doy toda mi atención confortándome en sus rasgos familiares que ahora se encuentran rígidos con preocupación.
- No es tu culpa – hipo un sollozo negando con la cabeza. No es cierto, sí lo es – No. Es. Tu. Culpa. – repite acentuando cada palabra, soltando mis manos y agarrando cada lado de mi rostro – Él se aprovechó de ti. Esa maldita escoria es la única culpable. Utilizó y manipuló tu mente. Esa no fue una maldita opción. Se aprovechó de su poder como maestro y te atrapó en su trampa. Sé lo difícil que fue el primer año para ti, haciendo malabares con las tareas y la situación aquí en tu casa. Sé lo agotada que estabas. No solo físicamente, sino también aquí – acaricia mi sien con un dedo - Si hubiese sabido que algo de eso se debía a… - se interrumpe haciendo un sonido sordo en lo profundo de su garganta mientras cierra los ojos por un segundo antes de clavarme nuevamente con su intensidad – NO es tu culpa, Isis. Tienes que confiar en mí, ¿ok? Nada de lo que pasó fue tu culpa. Hiciste lo correcto cuando corriste con Krisha. ¿Y lo que aguantaste? Dios, ni siquiera puedo expresar con palabras lo increíble que creo que eres, ¿sabes? – me mira con tanto sinceridad y respeto que no puedo evitar sonrojarme.
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Editado: 03.01.2023