Mi gran error.

SIDESTORYS

EXTRA 1: NUEVOS COMIENZOS

- Esas cajas van por allá – señalo la cocina y Cristopher camina hasta ella perdiéndose de vista enseguida.

- No puedo creer que por fin estemos aquí – sonríe cansada mi mejor amiga.

Se deja caer junto a mí en el piso, rodeándome con un brazo los hombros.

- Aún no hemos terminado – suspiro limpiándome el sudor de la frente.

- Oh vamos, ya hemos cargado la mayoría de ellas, el resto de las cosas las pueden subir los chicos – me guiña un ojo traviesamente.

Resoplo porque definitivamente los chicos se van a quejar de eso.

- He escuchado eso y no estoy de acuerdo – Kaden, su novio, dice entrando por la puerta con una enorme caja de Krisha en los brazos cubriéndole el rostro.

Eh ahí mi punto.  

- ¡Oh! Eso va en mi cuarto – se aleja dando saltitos hasta él llevándoselo fuera de mi vista.

Niego sonriéndoles aun cuando no pueden verme y luego me permito ver, por primera vez, el que va a ser mi hogar por los próximos cuatro años, por lo menos.

Cristopher me pasa revolviéndome el cabello sin decir nada y así, me quedo parcialmente sola.

Krisha y Kaden han cerrado la puerta de su habitación y realmente no quiero saber lo que les esta tomando demasiado tiempo dentro.

Me preparo mentalmente para cargar otra pesada caja hasta aquí cuando Callaghan entra con un par encima.

- ¿Dónde quieren estas? – pregunta a nadie en particular ya que las cajas obstruyen su visión.

- Creo que esas van en mi cuarto – le digo abriendo la puerta para él.

- No vi tu nombre en ellas – gruñe dejándolas sobre la alfombra.

- Bueno, comencé marcando las cajas con mi nombre en ellas, pero al final me dio pereza seguir escribiendo así que simplemente les hice una pequeña marca en una de las esquinas, ¿ves? – señaló una esquina pintada de negro.

- La chica graduada con honores, ¿tuvo pereza de escribir su nombre en un par de cajas? – se burla.  

- ¡No son solo un par! – me quejo – subestime cuan cansada iba a ser la mudanza -.

- ¡Fue peor para nosotros! – se ríe Callaghan llevándome a sus brazos – Por lo menos ustedes están recibiendo ayuda, la semana pasada que nos instalamos, tuvimos que hacerlos solos -.

- Oh, ¿estas diciendo que mi novio, el super estrella ex mariscal de campo no puede con “un par de cajas”? – ahora soy yo la que se burla dándome vuelta en su abrazo para estar frente a frente.  

- Estoy diciendo que definitivamente hubiese sido mejor si me hubieras acompañado, así conocerías el lugar. Una vista previa de los dormitorios de los chicos, ¿sabes? - menea las cejas sugestivamente.

Me hecho a reír de su gesto y lo golpeo en el hombro suavemente.

- Oh vamos, lo conoceré demasiado bien en los próximos 4 años -.

- Sí, pero era la única oportunidad de que lo hicieras antes de que tuviera un compañero de cuarto – intenta besarme.

Me alejo riendo y cubro su boca con ambas manos cuando continúa intentándolo.

- Callaghan, para – me retuerzo riendo – aún tenemos cajas por descargar -.  

- Solo faltaban un par y en mi camino hacia aquí vi a Cristopher ir así que hemos terminado – su voz suena amortiguada por mis manos cubriéndolo.

- Chicos, ustedes definitivamente se merecen un premio de agradecimiento – quito mis manos y lo beso rápidamente.

Callaghan sonríe.

- ¿No puede ser igual a la cantidad de cajas que subí? – pregunta haciendo un puchero adorable.

Me río y me salgo de sus brazos aprovechando que ha aflojado su agarre en mi cintura.

- No, a menos que quieras que haga lo mismo con los otros dos – bromeo.

- Me asegure de ser el que subiera todas las tuyas – insiste.

- Ni siquiera sabías que estas eran mías – pateo las cajas apenas.

- Lo hacía – me caza.

- Mentiroso – huyo del cuarto antes de que me atrape y escucho su gruñido venir detrás de mí mientras salgo justo a tiempo para ver entrar a Cristopher con las últimas dos cajas.

- Oh, esas puedes dejarlas justo aquí – me acercó ayudándolo con la de arriba.

Jadeo por el esfuerzo cuando la tomo por completo y la dejo caer justo ahí.

- Vaya, no pensé que pesara tanto – la miro.

Espero que no tuviera nada que pudiera romperse.

- Isis, ¿estas bien? – preguntan ambos.

- Estoy bien – los espanto cuando se acercan demasiado – de hecho, estoy más preocupada por lo que pudiera haber dentro. No recuerdo haber empacado algo tan pesado, ¿cómo siquiera la cargaste hasta aquí? – le pregunto a Cris.

- Dejé de sentir los brazos después de la tercera vuelta, así que realmente no lo sentí – bromea.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.