Mi guarda espaldas
Capítulo #3
Mia
Hoy, hoy era el gran día en el que nos mudaríamos con mama y con Matt. Ayer en la noche no pude empacar nada, pero mama tenía todo listo y ahora por mi culpa nos tardaríamos más como siempre. Llevaba conmigo unos jeans azules y una blusa blanca con negro que me llagaba a la cintura también un buzo de rayas; blanco, negro y rojo que siempre me lo colocaba en las caderas, la verdad esa siempre fue mi moda, para terminar, llevaba unos tenis blanco con negro la verdad eran mis favoritos, llevaba una coleta no tan alta ya que mi cabello era muy pequeño para peinados grandes o altos.
Llevaba tres mochilas dos grandes y una de espalda, en la maleta grande color rosa puse mis pantalones de dormir y jeans también shorts, al igual que blusa abrigos, chaquetas y faldas, también coloqué mis tenis ya no entraban más ¡Joder! Aunque no lo creía tenía demasiada ropa.
-Emma baja rápido -nuevamente por tercera vez mama llamándome y yo por tercera vez diciéndole-: Ya bajo mama.
En la segunda mochila lila coloqué algunos de mis tenis que no me entraron en la anterior, mi laptop con mucho cuidado la envolví es algunos trapos para que no se golpee o algo por el estilo, también guarde uno que otros vestidos ya que no tenía muchos porque no se me daba ponérmelos sin embrago a mama siempre le gusto que me pusiera vestidos, guarde dos mochilas de espaldas también unas zapatillas de casa y dos pares de pantuflas, para terminar en la mochila pequeña guarde mi bolsa pequeña de maquillaje, el cargador y mi celular, mis lentes y unos cuantos libros dos de misterio y dos de drama adolescente aunque fuera un poco fría amaba todo lo que tenía que ver con drama, chic lit y un poco de romance tan poco era tan ridícula para estar leyendo esas cosas, aunque no lo niego me gustaba, cuando estaba por fin lista me despedí de mi habitación por 17 años, todos lo bonitos recuerdos los viví aquí.
Mientras bajaba ahí me esperaban mis abuelos y mi mama, mama vestía un hermoso vestido violeta con colores pasteles, se le veía muy lindo a pesar de que tenga 42 se veía hermosa y joven, amaba a mi mama.
-Lista dije -estaba muy contenta por el hecho de que nunca había dejado mi casa o por lo menos la ciudad, pero por otro lado estaba muy triste ya que dejaríamos a mi abuelos, ellos son mis segundos padres y me duele dejarlos.
-Solo toca esperar a Matt -dijo mama mientras veía la hora en el reloj.
Justo en ese momento el timbre de la puerta sonó, estaba muy segura de quien era.
Mi abuelo abrió la puerta y cuando estaba a punto de saludar el dijo -:
-Buenos días a todos -dijo él con una sonrisa muy grande que de alguna manera lo hacía ver tierno.
-Hola Matt, bienvenido -dijo mi abuelo
Mi abuela y mi mama saludaron al tiempo, sonriendo.
-Hola Matt -saludé. Se lo veía tan apuesto con su cabello rubio y esos ojos azules eléctricos, llevaba puesto unos jeans rotos con una camisa blanca y una chaqueta de cuero negra también llevaba puesta una bufanda tejida de color negra y sus tenis con los que lo conocí.
Ellos conversaron un poco, pero al instante a mi mamá la llamaron y ella se oía entusiasmada, por cómo estaba se notaba que era el dueño de la casa, de lo que escuché era que quería vernos allá ahora mismo. Lamentablemente llegó la hora de la despedida, nos despedimos mama lloró y aunque fuera muy fría para mi edad solté un par de lágrimas.
-Cuídense, y abríguense -dijo mi abuela con los ojos llorosos
-Sí, mama lo haremos -dijo mama llorando
-Hijas mías cuídense no se peleen y protéjanse -dijo mi abuelo
-Si papa -dijimos mi mama y yo al tiempo
-Bueno vámonos ya -dijo Matt con una sonrisa a medias.
Mama se subió a su auto y lo encendió. Por otra parte Matt me abrió la puerta del otro lado del volante, donde me sentaría por varias horas, antes de él subirse ayudó a mama a subir sus maletas a la cajuela al igual que las mías, puede inspeccionar el auto y tenía olor a vainilla, tan delicioso, los asiento estaban forrados por forros de color negros con gris, los asientos eran suaves y cómodos como para que no me doliera el trasero por un par de horas, sin darme cuenta abrió la puerta de su lado y se subió, prendió en aire de su auto, si pensarlo dije -tu auto huele delicioso -no sé porque abrí mi boca.
-Qué bueno que te guste, me alegra, lo puse porque amo el olor a vainilla -si tuviera suficiente confianza le diría ese ‘’a mí también’’, pero no. Después de unos minutos saqué mi libro de misterio ‘’La casa en el desierto’’, me fascinaba, al instante el prendió su radio, sonó una de mi cinco canciones favoritas y por inercia empecé a tararearla.
-¿Qué lees? -preguntó el chico con la cara confundida, que te importa le quería responder pero por no ser mal educada, -es de misterio, pero se llama La casa en el desierto, es la segunda secuela, la amo. -finalicé -.
-Enserio, a mí también me fascina en especial por sus -personajes -dijimos al mismo tiempo, me sorprendía con la firmeza que decía las cosas era como si, lo digo y si me equivoco ya no hay paso atrás, y amo eso de las personas.
-¿Cuántos años tienes? -preguntó con duda, -17 -respondí con firmeza, -¿y tú? -tengo 19 -yes, atiné, para tener 19 es muy maduro pero no como yo, él no es frío.