Mi guarda espaldas
Capítulo # 5
-Buenos días mama -la salude, con una sonrisa de recién despierta, -buenos días hija, Mia hoy voy a salir a comprar unas cuantas cosas vengo como en dos horas, -de acuerdo mama, pero antes ¿dónde está Matt? -pregunté ya que le quería pedir un favor, -Matt salió, creo que a revisar algo del auto, pero pronto viene -solo asentí y me dirigí, hacia la cocina para prepararme algo rápido, -Hasta luego hija ya vengo -dijo mama, -sí, cuídate -respondí, así que toda la casa estaba sola para mí.
Sobre todo lo que pasó ayer viernes, después de haber besado a Matt por unos segundos vi como Nicolas se alejaba con sus amigos y yo me separé de Matt, de ahí Ashley se acercó y le expliqué que había pasado, luego nos despedimos, me metí al auto con el ceño fruncido, y le pedí a Matt que se callara y que no preguntara nada, hasta que se me pase el enojo, tan solo respire y le explique todo lo sucedido antes, y le agradecía a todos los santos que mi primer día fuera viernes ya que al día siguiente estaría en mi casa. Escuché como abrieron la puerta, creí que era mama hasta que dijeron, -Señora Alisa ya regresé -escuché la voz cálida de Matt, -mi mama no esta Jones -dije soltando una pequeña risita, él se acercó a la cocina y me saludó, a pesar de lo que paso, las cosas no fueron incómodas entre nosotros, -¿cocinando Mia? -preguntó con su cara sorprendida, -no Jones no estoy cocinando -dije con una sonrisa sarcástica, el solo se echó una pequeña risa y se sentó en los banquitos, me iba a hacer una tortilla y me faltaba la sal, intenté alcanzarla pero no pude, escuché como Matt se rio y me dijo -necesitas ayuda -la verdad si la necesitaba pero quería intentar hacer algo yo sola, -no, Jones no necesito tu ayuda -dije con el ceño fruncido, me subí al mesón de los anaqueles, pero creo que me resbale, sentí como unos brazos me sostuvieron de la cintura, no sé como pero el lado derecho de mi cara quedó pegada a su pecho, su olor era delicioso era…de vainilla, mierda, no sé por qué pero sentí como mis mejillas empezaron a arder y sentí como el color rojo se apoderaba de mis cachetes, enseguida me separé y agaché la mirada, -¿estás bien? -escuché como Matt me preguntó, -no tanto un poco adolorida pero… por lo menos alcancé la sal -dije, y escuché como salió una pequeña carcajada por parte de él, tan solo lo seguí.
-¿Qué vamos a ver? – pregunté, -no sé, me han recomendado una serie -me respondió, nos encontrábamos en la sala frente al televisor, para ver alguna película, pero no sabía que íbamos a ver, ya que había perdido entre los dos para elegir que ver, él puso una serie, ni si quiera sabíamos de que se trataba, tenía 4 temporadas, así que sí, si me gustaba, empezó con dos chicos una pelinegra y un pelo castaño, eran niños y se veía como crecían juntos, se veía buena, y ahí, sentados en los muebles, nos quedamos por muchas horas.
-Me voy a bañar -dijo Matt, tenía razón, nos habíamos pasado toda la tarde viendo esa serie, apenas llevábamos una temporada, me di cuenta de que era igual de adicto a las series que yo, -de acuerdo -respondí, yo también debería ir a bañarme, ya mama ya había llegado, supongo que estaba en la cocina tal vez ya preparando la cena, subí a mi habitación y elegí, mi pijama, me pondría un pantalón era muy suelto y fresco, también una blusa larga, que me gustaba mucho. Me metí a la ducha y primero dejé que el agua recorriera mi cuerpo, luego me sobe la cabeza y cerré los ojos, de pronto se me vino a la cabeza la sensación de cuando besé a Matt, todavía recuerdo los perfectos labios de Matt cuando rosaron con los míos, ese de verdad fue mi primer beso, nunca había dado uno.
Matt
Ya había salido de bañarme, ya estaba vestido, y quería cerrar los ojos por un momento me senté en el filo de la cama y recordé cuando Mia me besó, la verdad nunca había besado a nadie así que mi primer beso fue con ella, ¡Joder! Ese momento fue el mejor de mi vida, a pesar de que tengo que cuidar a Mia, me he encariñado con ella y como es ella yo no le creí cuando sus abuelos me advirtieron que tarde o temprano me encariñaría con ella y la verdad así fue.
Saldría de mi habitación tal vez para tan solo estar afuera y no estar solo, salí de la habitación y ahí estaba la señora Alisa cocinando y Mía intentando ayudarla, se notaba que no tenía ni una pisca de idea de cómo cocinar.
-No, Mia no es así, solo tienes que ponerle un cucharada, nada más, después es mucho y sabe malo. -dijo la señora Alisa regañando a Mia
-Pero mama, después no tiene sabor -dijo Mia chillando como una niña
-Matt ayúdame, esta niña quiere ponerle tres cucharadas -dijo la señora Aisa, con una cara de súplica, solo asentí
-Mia tienes una nada más, U-N-A, una -dije pronunciando una por una.
-De acuerdo, no soy una bebe -dijo cruzándose de brazos fingiendo una cara de indignación.
-Claro que no, tú siempre seguirás siendo mi bebe, cariño -dijo la señora Alisa haciendo una carita de ternura, y cogiéndola de los cachetes. -¡No! mama ya no soy una niña -vi como los cachetes de Mia se tornaron rojizos.
-Bueno ya, niños ayúdenme a poner las cosas para comer -dijo la señora Alisa mirando hacia nosotros.
Mia traía un plato, era un poco grande, le dije que, si quería ayuda, pero dijo que no, iba directo hacia la mesa con los vasos cuando escucho que un plato se cae, en ese mismo instante me doy la vuelta y veo a Mia recogiendo los pedazo de plato que habían caído al suelo.