Mi guardaespaldas es un vampiro Aidan And Tn

Capítulo 1

Narra TN

Mi nombre es TN, tengo 17 años y en este momento estoy sentada en un avión rumbo a Estados Unidos con mi institutriz. Sé que debes tener muchas preguntas, así que empecemos por el principio.

Mis padres se divorciaron cuando yo tenía cinco años, y mi madre obtuvo mi custodia. Vivíamos en Estados Unidos, pero un día decidió que era hora de dejar el pasado atrás y nos mudamos a Francia. Allí contrató a una institutriz para que se encargara de mi educación, ya que no le gustaba que saliera de casa. Nunca entendí el motivo, pero cada vez que quería salir con alguien o comprar algo, tenía que ir acompañada de un guardaespaldas.

Nunca tuve amigos, excepto una… y ahora estoy a kilómetros de distancia de ella.

Cuando mi madre falleció, quedé bajo el cuidado de mi institutriz. Ella me había criado con estrictas reglas y disciplina, pero no era mi familia. Legalmente, mi custodia pasó a mi padre. No era algo que me hiciera feliz, ya que nuestra relación siempre había sido complicada. Peleábamos por todo, incluso por cosas sin sentido.

Suspiré y me puse los auriculares para escuchar música mientras trataba de no pensar en lo que me esperaba en Estados Unidos.

De repente, el avión empezó a moverse bruscamente.

—El avión se va a caer… voy a morir… —murmuré en pánico.

Mi institutriz me miró con fastidio.

—TN, ya te dije que son solo turbulencias normales. No va a pasar nada.

Respiré hondo y traté de calmarme. Cuando el avión se estabilizó, me levanté.

—Voy por una botella de agua, ¿quieres algo?

—Sí, tráeme un jugo, por favor.

Asentí y me dirigí a la cabina donde estaban las bebidas. Al sacar la botella de agua, se me resbaló de las manos y cayó al suelo. Me agaché para recogerla, pero alguien más la tomó antes que yo.

Cuando levanté la vista, me encontré con un chico.

—Esa es mi botella… ¿puedes soltarla? —logré decir, aunque algo en él me ponía nerviosa.

El chico sonrió apenas y soltó la botella. Me apresuré a tomarla y salí de la cabina, pero antes de que pudiera alejarme, se inclinó hacia mi oído y susurró:

—Mía.

Un escalofrío recorrió mi espalda.

Me giré para verlo, pero él ya se había alejado. Regresé a mi asiento con el corazón latiendo acelerado, tratando de entender qué acababa de pasar. Estaba tan absorta en mis pensamientos que no escuché cuando mi institutriz me habló.

—¡TN, ¿me escuchas?!

—S-sí…

—¿Y mi jugo?

—Lo olvidé… lo siento. Puedo ir por él ahora si quieres…

—No importa, ya falta poco para aterrizar.

Asentí, pero mi mente estaba en otra parte.

¿Quién era ese chico?
---

Narra Aidan

Mi nombre es Aidan , tengo 20 años y trabajo como guardaespaldas. En este momento estoy en el aeropuerto de Estados Unidos, esperando a mi hermano.

Me convertí en guardaespaldas a los 18 años, gracias a mi habilidad para pelear. Puedo entrar a iglesias, comer ajo y vivir como un humano normal… a pesar de que soy un vampiro.

Sé que te preguntas cómo me convertí en uno. Bueno, todo comenzó cuando tenía cinco años.

Esa noche, mi hermano Xavier y yo jugábamos en el parque cuando nuestros amigos llegaron con una propuesta. Habían descubierto un cementerio abandonado y querían explorarlo.

Fuimos sin pensarlo dos veces.

Jugábamos a las escondidas entre las tumbas cuando, de repente, un grito desgarrador rompió el silencio.

Corrimos hacia el origen del sonido y lo que vimos nos dejó paralizados.

Un ser de ojos rojos estaba inclinado sobre nuestro amigo, bebiendo su sangre.

Cuando notó nuestra presencia, levantó la cabeza y se lamió los labios con su lengua ensangrentada.

—¿Quieren jugar, niños? —dijo con una sonrisa maliciosa.

Ninguno de nosotros respondió. Estábamos temblando de miedo.

—No teman… será divertido.

Entonces, Xavier habló con la voz temblorosa:

—¿Q-qué juego es…?

Los ojos rojos brillaron con diversión.

—Qué valiente eres… —susurró, acercándose aún más—. Tengo tres paletas en mi mano. Dos dicen "vives" y una dice "mueres".

El terror nos invadió. Sabíamos que alguien iba a morir, pero no quién.

Xavier sacó una y su carta decía "vives".

Miré a nuestro otro amigo. Sabía que era él o yo.

Con el corazón latiendo con fuerza, saqué mi paleta… "vives".

Cuando vi la de mi amigo, se me heló la sangre.

"Mueres".

—Muy bien… —murmuró la criatura, chasqueando los dedos.

En un parpadeo, apareció frente a mi amigo.

—¡No lo mates, por favor! —grité, abrazándolo con todas mis fuerzas.

Xavier hizo lo mismo.

—Vaya, vaya… son valientes.

Nos abrazamos más fuerte.

—No lo mates… —repetí entre sollozos.

La criatura sonrió de manera cruel y se inclinó hacia mí.

—No lo mataré… pero quiero algo a cambio.

Xavier tragó saliva.

—¿Qué quieres?

—Desde ahora, ustedes dos… —señaló a mi hermano y a mí— serán vampiros.

Xavier apretó los puños.

—¿Y si no queremos?

Los ojos rojos se encendieron con furia.

—Si no… regresaré y les quitaré lo que más amen: sus mates.

No entendíamos qué significaba esa palabra, pero sabíamos que no era algo bueno.

Caminamos hacia él con miedo, y luego… todo se volvió negro.

Cuando desperté, estaba en casa, con mi madre y mi padre a mi lado.

—Hijo, ¿estás bien? ¿Qué pasó?

Miré mi mano y vi una marca extraña en la piel. Solo la observé por un momento antes de desmayarme.

Más tarde, cuando desperté en el hospital, la policía nos interrogó a mi hermano y a mí. No podíamos contar la verdad. Nadie nos creería.

Días después, asistimos al funeral de nuestro amigo.

Mis padres nunca nos creyeron, y en lugar de ayudarnos, nos enviaron a un internado. Allí pasamos siete años, hasta que finalmente salimos y decidimos dejar el pasado atrás.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.