Mi guardaespaldas es un vampiro Aidan And Tn

Capitulo 2

Narra TN

Estaba viendo mi celular cuando la azafata anunció que nos abrocháramos los cinturones porque estábamos por aterrizar. Suspiré y guardé el móvil en mi bolso.

—Hemos llegado. Muchas gracias por elegir nuestra aerolínea. Pueden bajar.

Me desabroché el cinturón y bajé mi maleta, junto con la de mi institutriz. Caminamos hacia la salida del avión, pero una sensación extraña se apoderó de mí. Era como si alguien me estuviera observando... o siguiéndome. Un escalofrío recorrió mi espalda y mi paso se volvió más tenso.

—TN, deja de temblar —me reprendió mi institutriz en voz baja—. No es un buen comportamiento.

Tragué saliva y traté de calmarme.

—Sí, lo siento.

Logré controlar mis nervios y me mantuve firme. Vi cómo mi institutriz me observaba con aprobación y sonrió levemente.

—Cuando veas a tu padre, te vas a comportar como una dama, con todos los modales correctos —dijo con firmeza.

—Sí…

—No quiero que actúes como una niña sin educación. Pase lo que pase, mantendrás la compostura.

Bajé la mirada.

—¿Y si no puedo controlarme?

—Pues te lo tragas y lo olvidas, como siempre lo has hecho.

A veces, mi institutriz podía ser demasiado dura conmigo.

—¿Entendiste?

—Sí…

Apenas respondí, sentí una mirada clavada en la mía. Mis ojos comenzaron a buscar por reflejo hasta que lo vi.

Era él.

Sus ojos azules se conectaron con los míos, y por un instante, sentí algo extraño. Su mirada me relajaba, como si fuera una brisa fresca en medio del caos… pero al mismo tiempo, me ponía nerviosa. Algo dentro de mí gritaba que me alejara, que era peligroso.

—¡TN!

El chasquido de dedos de mi institutriz me hizo reaccionar.

—¿Sí? Perdón, ¿qué decías?

—El coche nos espera. Muévete.

Asentí rápidamente, tomé mi maleta y entramos al ascensor. Justo antes de que las puertas se cerraran, miré de reojo y vi que el chico de ojos azules seguía observándome. Luego, las puertas se cerraron.

El ascensor descendió y yo solo podía pensar en esos ojos.

¿Quién era él?

Cuando llegamos, salimos del aeropuerto y frente a nosotras había una limusina negra esperándonos.

—Buenas tardes, señoritas. ¿Les ayudo con el equipaje? —preguntó el chofer.

—Gracias —respondimos mi institutriz y yo al mismo tiempo.

Él guardó nuestras maletas y abrió la puerta. Subimos a la limusina.

Respiré hondo, jugueteando con mis dedos. Me ponía nerviosa la idea de ver a mi padre después de tantos años.

¿Nuestra relación mejorará? ¿O todo seguirá igual?

Solo esperaba que, por una vez, las cosas fueran diferentes.

---

Narra Aidan

Estaba en el aeropuerto esperando a mi hermano cuando un aroma me envolvió por completo.

Fresas con chocolate.

El olor era tan embriagador que mi instinto se activó. Mis ojos recorrieron el lugar hasta que la vi.

Era hermosa.

Su piel era pálida, sus ojos color avellana brillaban con intensidad. Cuando nuestras miradas se encontraron, mi corazón comenzó a latir con fuerza y sentí una conexión inexplicable. Mis ojos brillaron… y los de ella también.

Entonces, entró al ascensor.

Y ahí lo supe.

Ella es mi mate.

Me llevé la mano a la cabeza, intentando asimilarlo. No esperaba encontrarla. No ahora.

Estaba perdido en mis pensamientos cuando alguien me tocó el hombro.

—Hermano.

Me giré.

—Hey, hola.

Xavier sonrió.

—¿No tienes nada que decirme?

—Te ves bien…

No sabía qué más decir.

Xavier soltó una carcajada.

—Lo sabía.

Sin previo aviso, me abrazó con fuerza.

—Contrólate, no queremos llamar la atención —susurré.

—Lo dice el que tiene los ojos brillando como faroles —se burló.

Rodé los ojos.

—Sí, pero yo sé cómo mantener un perfil bajo. Mejor vámonos.

—Espera, tengo que contarte algo.

—Dímelo en el camino.

Empezamos a caminar.

—Conocí a mi mate —soltó de repente.

Me detuve en seco.

—Yo también.

Xavier me miró con sorpresa.

—¿Estás diciendo que los dos encontramos a nuestras mates el mismo día?

Asentí, pero no compartí su entusiasmo.

—Xavier, no te ilusiones. Sabes cuál es nuestra maldición.

—La maldición podría ser falsa —respondió con firmeza.

—Es mejor no arriesgarnos.

—Tú lo evitarás. Yo no. No voy a renunciar a mi mate por una superstición.

Guardé silencio. Bajamos por el ascensor y nos dirigimos al auto. Cuando encendí el motor, Xavier volvió a hablar.

—¿A quién tienes que proteger esta vez?

—A la hija de un millonario.

—¿Será atractiva?

Lo miré con fastidio.

—Hace un momento dijiste que lucharías por tu mate.

—Era solo una pregunta —se encogió de hombros.

Suspiré.

—¿Has hablado con nuestros padres?

—No. Y tampoco me interesa.

—Siguen siendo nuestros padres.

Xavier apretó la mandíbula.

—Nuestros padres fueron los que nos enviaron a un internado por siete años porque no nos creyeron.

—Lo hicieron por nuestro bien…

—¿Por nuestro bien? ¿Nos encerrarían de nuevo si les dijéramos la verdad?

No respondí. Lo entendía. Nuestra vida no había sido fácil.

Xavier y yo éramos diferentes a otros vampiros. Yo podía comer ajo sin problema, pero él no. Eso lo intoxicaba.

Yo todavía era medio humano porque nunca había probado sangre humana. Xavier… ya lo había hecho.

Él era completamente vampiro.

Mientras manejaba, solo una pregunta rondaba en mi cabeza:

¿Podré luchar contra esto? ¿O terminaré cayendo ante ella?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.