Mi guardaespaldas es un vampiro Aidan And Tn

Capitulo 6

Narra TN

El camino de regreso a la mansión transcurrió en un silencio tenso. Aidan y yo no nos dirigimos la palabra en ningún momento. Yo solo miraba distraídamente el paisaje por la ventana, tratando de ignorar la presencia del vampiro a mi lado.

Cuando el auto se detuvo, me bajé rápidamente, evitando cruzar miradas con él. Apenas puse un pie en la casa, mi vista se fijó en la silueta de mi padre, parado en medio del recibidor con los brazos cruzados.

—A mi oficina. Ahora.

Su voz era fría, pero la furia se reflejaba en sus ojos. Mi corazón dio un vuelco. ¿Se había enterado de lo que pasó en el centro comercial?

Subí las escaleras con pasos inseguros, sintiendo un nudo en la garganta. Mi padre cerró la puerta detrás de nosotros y yo me senté frente a su escritorio, tratando de aparentar calma.

—¿Cómo es posible que seas tan IRRESPONSABLE? —su grito hizo que mi cuerpo se tensara.

—Ni siquiera sé de qué hablas —respondí con frialdad, alzando una ceja en un intento de mostrar indiferencia.

—¡A mí no me hables con esa voz! —su puño golpeó la mesa con fuerza—. ¿Cómo se te ocurre escaparte de tu guardaespaldas? ¡¿Acaso no entiendes el peligro al que te expones?!

—Solo... solo quería estar sola por una vez en mi vida. Siempre tengo a alguien siguiéndome, como si no supiera protegerme.

—¡Será porque eres una niñita inmadura que no mide sus consecuencias!

Sus palabras fueron como una bofetada. La rabia me hizo olvidar el miedo.

—¡Yo ya no soy una niña! ¿Sabes por qué me comporto así? Porque tú has sido un padre horrible.

Apenas las palabras salieron de mi boca, sentí el impacto de su mano en mi mejilla.

Un ardor punzante se extendió por mi rostro. Mis ojos se abrieron con sorpresa, pero no caería tan fácil. No le daría la satisfacción de verme débil.

—Yo te doy todo —su voz temblaba de rabia—. Trato de que no te suceda nada. ¿Sabes lo que pasaría si la hija del empresario más influyente de la ciudad es noticia por actuar como una mocosa terca e imprudente? ¡Arruinarías mi imagen!

Mi corazón latía con fuerza. Pero cuando mencionó a mi madre, la furia nubló mi juicio.

—Tú no sabes nada de ella… Nos botaste como basura. Nunca te importamos. ¡Te odio!

Mi voz tembló al final, pero no me detuve. Salí dando un portazo, sintiendo la ira y el dolor retumbar en mi pecho.

Iba a subir a mi habitación cuando lo vi.

Aidan estaba en el pasillo, observándome en silencio. Intenté pasar de largo, pero en un movimiento rápido, me sujetó del brazo y me atrajo hacia él.

—Déjame… —susurré con la voz rota.

Pero él no me soltó. Me envolvió en un abrazo fuerte y seguro, y en ese instante toda la contención que tenía dentro se rompió.

Mis lágrimas cayeron sin control mientras mi cuerpo temblaba contra el suyo. Él solo me abrazó más fuerte, acariciando mi cabello en un intento de calmarme.

No sé en qué momento mis ojos comenzaron a cerrarse. Solo sentí su calidez… y luego, oscuridad.
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Narra Aidan

La casa estaba en calma, pero la tensión aún flotaba en el aire. Desde el momento en que TN bajó del auto apresurada, supe que algo no estaba bien.

Al entrar, escuché susurros en la cocina.

—Se comporta como una niña malcriada —murmuraba la institutriz—. Una vergüenza para su familia, y ese guardaespaldas suyo no hace nada.

Fruncí el ceño.

—Disculpe —dije, acercándome.

Ella dio un pequeño brinco, sorprendida.

—Oh, Aidan… dime qué pasó.

—No creo que tenga que decirle nada —respondí con frialdad.

—Sí debes hacerlo. Yo soy la encargada de ella.

—Y yo solo hago mi trabajo —repliqué, dejando claro que la conversación había terminado.

En ese momento, sentí un golpe en el pecho.

Dolor.

No mío… de ella.

Seguí mi instinto y caminé hacia el pasillo donde estaba la oficina de su padre. Cuando TN salió de ahí, sus ojos avellana brillaban por las lágrimas. Su dolor era como un puñal en mi interior.

Cuando la abracé, supe que no la soltaría. No cuando la sentía tan frágil.

Por un instante, la ira se apoderó de mí. Quería ir y matar a su padre.

Pero me controlé.

Cuando TN se quedó dormida en mis brazos, la llevé con cuidado hasta su habitación. Su aroma me envolvía, su cercanía nublaba mis sentidos.

Mis colmillos ardieron.

No. No aquí. No ahora.

Salí de prisa antes de perder el control. Necesitaba aire… y ver a mi hermano.
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Narra TN

Desperté con los ojos hinchados y un dolor punzante en la cabeza.

Miré el reloj. 10:00 p.m.

Me incorporé lentamente y me acerqué al espejo. La luz de la luna iluminaba mi rostro cansado. Mis pensamientos regresaron a Aidan.

¿Por qué estaba ahí? ¿Por qué me abrazó? ¿Por qué me sentí protegida con él?

Sacudí la cabeza y decidí ducharme. Luego, con ropa cómoda, bajé a la cocina en busca de algo de comer.

Cuando llegué, escuché un ruido y me escondí instintivamente.

Era mi padre… pero no estaba solo.

Una mujer, apenas vestida, lo acompañaba mientras subían a su habitación.

Sentí un nudo de asco en el estómago.

—Por eso y más razones me das asco —murmuré en la oscuridad.

—TN.

La voz de Aidan me sobresaltó, haciendo que el vaso de agua en mi mano cayera.

Pero no llegó al suelo.

Aidan lo atrapó en el aire con reflejos imposibles.

—No quería asustarte —dijo, mirándome con una intensidad que me hizo estremecer.

—Pensé que no había nadie despierto —murmuré, tomando el vaso que él me ofrecía.

Un escalofrío recorrió mi piel al tocar su mano.

—Toma esto —dijo, extendiéndome algo.

Miré su palma. Pastillas.

—¿Cómo supiste que me dolía la cabeza?

—Lo supuse —respondió con seriedad.

Le creí.

—Gracias.

—¿Quieres un sándwich? —pregunté, intentando cambiar el ambiente.




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