Narra TN
Yo soy TN, tengo 22 años, vivo en Corea y trabajo en el FBI. Soy una persona fría, casi nunca demuestro mis sentimientos.
Me desperté con el sonido de mi alarma; eran las 7 de la mañana. Me estiré mientras observaba el sol salir, al menos eso me daba ánimos. Tras hacer mis necesidades y lavarme las manos, me puse ropa cómoda para hacer ejercicio.
TN: Listo.
Agarré mi celular y mis audífonos, salí de mi habitación y fui a la cocina, donde me encontré con mi mejor amiga, Min Joo.
Min Joo: ¡Hola, hermana!
Nos llamamos así por cariño.
TN: Hola, mi niña. Voy a ejercitarme.
Min Joo: ¿Nunca te cansas?
TN: Nunca sabes cuándo te pueden atacar.
Min Joo: Bueno, al menos desayuna.
TN: No tengo hambre.
Todos dicen que el desayuno es la energía para el día, pero para mí no lo es.
Min Joo: ¿Sigues con esa costumbre?
TN: Mira, me llevo una manzana. ¡Feliz!
Lo dije con sarcasmo.
Min Joo: Como quieras, pero no llegues tarde al trabajo.
TN: Sí, claro.
Min Joo: ¡TN, hablo en serio!
Me puse los audífonos y salí. No es que sea mala con Min Joo, simplemente no me gusta discutir. Comencé a trotar mientras comía la manzana, la acabé y la tiré. Me estiré un poco para evitar lesiones antes de correr hacia el gimnasio.
Al llegar, vi a mi amigo Hyun, quien se encarga de llevar el registro de los entrenamientos.
Hyun: Hola, no esperaba verte tan pronto.
TN: Ya ves, aquí estoy.
Respondí con seriedad.
Hyun: Bueno, adelante.
Me cae bien Hyun, pero no soy de las que demuestran sentimientos. Comencé con ejercicios fáciles: abdominales, planchas y otros. Luego vi el saco de boxeo y empecé a golpearlo sin guantes. Prefiero sentir el impacto.
De repente, entró una llamada. Contesté sin dejar de golpear el saco.
En la llamada
Jefa: TN, ¿dónde estás?
TN: ¿Acaso tengo que darte explicaciones?
Lo dije en tono burlón.
Jefa: Deja de hablar así, esto es serio.
TN: Entonces dime de una vez.
Jefa: Tienes una nueva misión.
TN: ¿Qué...?
Jefa: ¡Deja de golpear el maldito saco de boxeo!
Me detuve.
TN: No grites, estás en una junta. Eso no debe gustarles.
Dije con burla.
Jefa: La junta terminó. En ella se te asignó una misión.
TN: ¿Qué tipo de misión?
Jefa: Ven a la oficina y te lo explico.
TN: Joder...
Lo susurré.
Jefa: ¡Qué dijiste!
TN: Que ya voy.
Jefa: Te espero en media hora.
Colgué, bebí agua hasta vaciar la botella y salí.
Hyun: ¿Ya te vas?
TN: El deber llama.
Corrí al departamento. Al llegar, encontré una nota de Min Joo:
Ya me fui al trabajo. No llegues tarde al tuyo. Con cariño, tu niña.
Min Joo es dueña de una cafetería. Es una mujer humilde y alegre. Yo soy su opuesto, pero nos hemos apoyado siempre. Por eso somos como hermanas.
Me duché rápido, me vestí y salí del departamento en mi moto rumbo a las oficinas del FBI.
Al llegar, me estacioné y bajé.
Guardia: Buenos días, señorita.
TN: Buenos días.
Lo dije con seriedad. Me temen aquí porque he vencido a todos en combate.
Fui a mi oficina, dejé mis cosas y me dirigí a la de mi jefa. Toqué la puerta.
Jefa: Pasa.
TN: Bueno, me llamaste. Aquí estoy.
Me senté.
Jefa: Ya era hora. Toma.
Me lanzó una carpeta. La abrí y vi fotos de varios chicos.
TN: ¿Qué es esto?
Dije con frialdad.
Jefa: Serás su guardaespaldas.
Sonreí con sarcasmo.
TN: Eso ya lo sé. ¿Pero de quién?
Jefa: Me sorprende que no los reconozcas.
TN: No pierdo mi tiempo con famosos. No me interesan.
Jefa: Son BTS, la banda más famosa del mundo.
TN: No voy a cuidar niños mimados.
Jefa: Más respeto. No son niños, son adultos. Podrían agradarte.
TN: No me interesa. Sabes que prefiero proteger a una persona, no a siete.
Jefa: El CEO los quiere bajo tu protección. Alguien los quiere muertos. Vieron tu combate y notaron algo en ti que otros no tienen.
TN: ¿Y qué se supone que vieron?
Jefa: Valentía. No tienes miedo de perder.
TN: ¿Y yo qué gano?
Jefa: Te pagarán el doble y suficiente para las medicinas de tu madre.
TN: ¡No hables de ella aquí!
Jefa: Lo siento, pero ellos te necesitan.
Me levanté y fui hacia la puerta.
TN: Sabes que sigo en peligro, y aun así quieres que proteja a otros.
Salí de la oficina.
Jefa: Pénsalo.
Entré a mi oficina y me senté.
TN: ¿Y ahora qué hago?