Hola mis amores.
Bueno mis exámenes ya terminaro. El 20 fue el último, lo tome apenas me enteré que añadieron esa fecha como última mesa del año. Me fue excelente en todas. Gracias a dios.
Aquí les dejo el capítulo ya completo.
Caítulo dedicado a:
Eneida Salazar - Oscarina Contrera - Jose Gomez - Nai - Selena Rodriguez -
Capítulo dedicado a:
Marissa Quiroz - Cata Lina - yanelkis Rojas Gomez - Isabella Arboleda
Gracias por darle una oportunidad a ésta historia. Y por darle me gusta. Así me ayudan a que la historia gane más reconocimiento y pueda llegar a más lectores. Gracias de todo corazón. Besos.Gracias por leer.
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Owen despertó por costumbre. Siempre se levantaba a las cinco para ir a trotar hasta las ocho que regresaba para desayunar.
Desde que llego a casa de Elizabeth empezó a tener más energía; era como si algo dentro de él hubiera despertado desde que vivía en esa casa.
Al abrir sus ojos lo primero que captaron fue la cabellera castaña de Daisy. Se aproximó inhalando su aroma. La fragancia de su shampoo aún prevalecía.
El coco era un perfume que le encantaba. Pero el apreciarlo en sus fosas nasales despertó una necesidad que venía teniendo desde que la veía dormir hace tres días. Un anhelo que podía controlar bien, sin embargo, el percibir el aroma de coco aumento ese calor interno, haciéndolo un deseo imposible de detener.
Guio su mano derecha debajo de la sábana hasta el trasero de Daisy. Cerró los ojos al sentir la firmeza de la nalga, dando un apretón. La pierna de Daisy emitió un leve movimiento como reacción al sentirlo.
Owen supo que despertó y dejo la palma quieta, aun sujetando firmemente la nalga, sin recibir protesta alguna de Daisy, sino un acercamiento de su trasero. Tal acto fue suficiente para que el ardor en su interior se volviera chispas en su parte baja.
Quería…le urgía sentir el tacto piel a piel.
Se acercó a su cuerpo, pegándose a ella, guiando su mano al dobladillo de su vestido. Su respiración se aceleró, al momento que su erección se topó con su trasero.
Ansioso por sentir su piel, coló su mano debajo del vestido. Subiendo lentamente por su muslo y al oírla gemir tan suavemente quiso oírla gritar de placer.
Filtro sus dedos en la ingle jugando con la pantaleta —No piensas detenerme —afirmó casi susurrando.
—Sé que despertaste, cuando empecé a tocarte —le aclaró en su oído, al no recibir respuestas.
Sin más metió sus dedos entre sus pliegues —Mmmmm —gimió alto Daisy por la intromisión, apretando el extremo de la sábana.
—Quiero oírte gritar —jadeó Owen al sentir el líquido lubricante.
—Ahhhh —clamó al sentir la presión del pulgar en su clítoris y la fricción de los dedos entre sus labios vaginales, humedeciéndola más.
—Hazlo —insistió besando su cuello. Presionando más con su miembro.
—Cariño déjala dormir —habló Arthur, saliendo de su dormitorio.
Elizabeth al terminar de preparar el desayuno había subido a despertad a su hija —Los waffles son sus favoritos — argumentó abriendo la puerta del cuarto de Daisy.
—Dai…¿Owen? —Vio a su hija acostada y a Owen detrás de ella.
—Mamá —pronunció Daisy, levantándose de la cama, sin saber cómo explicarse.
—Buen día, Elizabeth — Owen saludó calmadamente, bostezando. Se irguió en la cama, sin levantarse, asegurándose de cubrir su miembro erecto.
—Si no te molesta voy a seguir durmiendo. Tu hija no me dejo dormir —acusó, fingiendo estar fatigado a causa de trasnochar.
Daisy miro a Owen incrédula —¿Qué? — Acaso va a echarme la culpa, pensó.
—Sí. No me dejaste dormir por tu miedo a los truenos…Por cierto ¿No estas bastante grandecita para temerles? Ya no eres una niña.
—Hija, lo siento —Elizabeth, abrazo a su hija al entenderlo. Recordó la tormenta de anoche; que por estar pasándola bien olvido a su hija. Siendo atacada por el remordimiento.
—Mamá…está bien. Owen me hiso compañía.
—Me perdonas —Sentía culpa por no haber estado con ella. Culpa, porque ese miedo a la lluvia se lo ocasiono ella.
—Sí. Tranquila —Se separó, desarmando el abrazo—. ¿Qué hiciste de desayuno? —preguntó sonriéndole.
Daisy, se mantuvo tranquila sólo porque necesitaba que Elizabeth dejara el cuarto, de esa forma Owen se podría dar una ducha fría.
Ese miedo era una herida sin cicatrizar, de un origen que Daisy aun no le perdonaba a su madre, a pesar de empezar a sentir afecto por ella. Llevaría mucho más tiempo hacerlo. Y más si no lo hablaban.
Owen como cada mañana tenía mucha energía y más aún después del toqueteo con Daisy.
Luego de una larga ducha fría porque no dejaba de pensar en Daisy, se preparó para salir a trotar. Necesitaba quemar esas energías que despertaban desde su interior; se sentía como si un animal oculto en lo más profundo de su ser, quisiera ser liberado.
En lo que los demás desayunaban, Owen bajo informando que saldría a trotar.
Kirk tomando su jugo de naranja de un trago; apresurado por terminar de desayunar y llegar al horario de consulta de su profesor a tiempo, se despidió saliendo junto a su amigo rubio.
Agosto era el mes en el que iniciaba el turno de exámenes para aprobar las materias en la universidad y Kirk, tenía consultas sobre el tema que preparo.
Durante las vacaciones tanto Kirk como Owen prepararon temas que expondrían para rendir su examen final y así aprobar las materias de sus respectivas carreras. Pero claro que antes de presentarse, consultarían al profesor qué deberían reforzar de sus temas.