Como estoy reescribiendo los capítulos, les dedico éste nuevo capítulo.
Capítulo dedicado a: valería mora - Mariela - Osneidy Gutierrez - Mau Fernández - Yanira Silva, Monica Andrea Cardona Trejos - carmen alarcon paredes - Melanie Martínez Rugel - Luz Angela Ruiz Q - Luce Gonzales D Pandilla, Maria Tereza, Abreu - Kelly Vanessa Gomez Guisao - Patty Lepe - Lupita Laguna, Yanet Cardoso - Sharay Miranda, Alitzel Ruiz Avendano - Angeles Huico
Les agradezco por haberle dado la oportunidad a la historia. A sus me gusta porque me ayudaron y ayudan a que la historia tenga cada vez más lectores. Les agradezco desde el corazón.
Besos y abrazos.
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—Daisy —escucho que la llaman, sintiendo que la movían.
Ella, aun adormilada solo libero quejidos para que no la siguieran molestando.
—Daisy, despierta —insistía removiéndola por el hombro.
—¿Qué? —se queja abriendo los ojos—. ¿Qué quieres? —suelta al verla.
—Ya está el desayuno —dice Elizabeth.
—No tengo hambre…Ahora vete, quiero dormir —se acuesta boca abajo.
La mujer sólo se aparta en silencio para evitar discutir con ella.
EN BEACON LIGHT….
Ada, apaga su alarma; levantándose entre bostezos y algo adormilada. Después de un baño y tras arreglarse baja al comedor en donde su madre ya serbia el desayuno. Este, transcurrió en comparación a otros días en un ambiente silencioso.
El matrimonio no se dirigía la palabra, a menos que fuera meramente necesario, desde el día de ayer. En el cual habían discutido y mantenido distancia hasta hoy. Siendo este, el resultado de la decisión de Noah, de enviar a Daisy a casa de Elizabeth.
—Dijiste que no lo harías — Sarah enfrento a Noah en cuanto cierra la puerta. Evocando la conversación de anoche.
Éste guardo silencio, dirigiéndose a la cocina.
—Noah —lo llama, caminado detrás de él.
—Dijiste que no lo harías —repite a sus espaldas, en lo que él se sirve café.
—Noah, dijiste…
—Yo no dije nada —La interrumpe, volteando—. Tú lo asumiste—aclara, recordándole la conversación de anoche.
Cuando Noah menciono, durante la cena, la partida de Daisy a casa de Elizabeth, Sarah creyó ponerle fin a esa absurda idea ante la negativa de Daisy apoyada por ella.
—En ese caso. Te dije que no…
—Es mi hija —declara—. Yo tomo las decisiones en lo referente a ella. No tú.
—También es mi hija…Aquí —Señala su corazón—. No vuelvas a decir un disparate como ese.
Sarah se voltea, dispuesta a marcharse, notando que Ada estaba allí.
—Hija…
Noah se acerca a su esposa, ante la mención de su hija. Porque así como Sarah, el consideraba a Ada como su hija.
—Vamos, desayunaremos en la cafetería.
Si bien esa mañana, después de la partida de Daisy, no discutieron, basto para distanciarse y no dirigirse la palabra. Al menos, hasta que Ada, contara lo que Daisy dijo sobre cómo se sentía en casa de Elizabeth.
Sarah estaba dispuesta a buscarla, sin embargo, su pareja se opuso y terminaron discutiendo.
—¡Dámelas!—ordena Sarah a su esposo, quien se había apoderado de las llaves de su auto.
—¡No iras! —concreta, dándose la vuelta con la intención de irse, pero se detiene al oírla abrir la puerta.
Noah se le acerca y la sujeta de la muñeca deteniéndola de salir. La jala dentro y cierra la puerta.
Ella, por más que lo intenta no logra quitarlo de la puerta, por lo que se voltea. Noah creyendo haberla desalentado se relaja, hasta que la ve dirigirse a la cocina.
A sabiendas de la puerta que da al jardín, se apresura a alcanzarla —¡Estabas de acuerdo en que convivieran! —objeta, deteniéndola.
Hace tres semanas, habían hablado sobre permitirle a Elizabeth un acercamiento a Daisy, debido a la insistencia de la mujer. Concordando en que serían visitas esporádicas.
—¡Sólo si Daisy aceptaba! —aclara—. ¡Y no mencionaste que se la llevaría por un mes! ¡Un mes!— recrimina.
Sarah estaba abriendo la puerta decidida a ir por su hija—porque así era en su corazón—hasta oír la declaración de Noah.
—¡Si vas por ella, se acaba lo nuestro!
Sarah, gira con los ojos empezando a cubrirse por la capa liquida—¿ Me estás haciendo escoger entre tú y mi hija?
Noah, no emite palabra alguna.
—Si me pide que vaya por ella…Lo hare —Cierra la puerta.
Al finalizar el desayuno, Noah avisa que no podrá almorzar con ellas y se despide con un beso casto de Sarah y un beso en la cabeza de Ada
Entre las dos lavaron los trastos; al terminar salieron de casa y caminaron hasta la cafetería. Herencia de la familia de Sarah.
Al llegar abrieron la cafetería y a los segundos llegaron los dos jóvenes que trabajaban ahí. Ada ayudo a bajar las sillas y a colocar los menús y servilleteros en cada mesa.
Rato después ya habían algunos clientes. La joven, estaba en una de las mesas al fondo, esperando a Kimberly y Samanta.
Mantenía la vista observando o a la mesa, o por la ventana, o incluso a las personas dentro de la cafetería.
Se hallaba angustiada por dentro. Las discusiones y desacuerdos entre sus padres que, sin querer había presenciado u oído, la mantenían en un estado de aflicción profunda. Toda esta situación afectaba a ella y a su familia.
No podía evitar pensar en la posibilidad de un divorcio.
Ellos tuvieron una que otra pelea, pero ninguna había llegado hasta estas consecuencias, y eso era lo que preocupaba a la joven.
Sus pensamientos, ante la probabilidad de separación la llevaban a imaginarse un alejamiento de su familia. Sus padres tomarían caminos separados; ella y Daisy ya no estarían juntas.