Mi hermanastro

Capítulo 10

—¡Vaya, vaya! –dijo la voz aplaudiendo, volteamos rápidamente conmigo quedando boquiabierta mirando que era Isabella parada frente a nosotros, mirándonos detenidamente.
—¡Arg! ¿Qué quieres? –pregunte poniendo mis ojos en blanco, y alejándome un poco de Nicolas
—¿Qué no te basta con mi novio? –cuestiono la rubia.
—Austin y yo, solo somos hermanastros –dije poniéndome frente a ella.
—Eres una estúpida, ¿Qué no te das cuenta de que solo eres como un animal exótico? Vienes de la ciudad y solo eres algo nuevo para los chicos de aquí –dijo la maldita rubia, maquillaje exagerado.
—¿Cómo me dijiste? ¿Estúpida? Eso si no lo voy a permitir –y antes de lanzarme encima de ella, para darle una merecida cachetada en la cara, no solo por lo que me había dicho esta vez sino también la vez pasada, sentí unos brazos rodearme por atrás '¡Suéltame!' exclamé con coraje, Isabella inmediatamente se echó para atrás.

—¡Hey Mackenzie! Tranquila –dijo el poniéndose frente a mí.
—Y ¿Tu qué? Idiota ¿Dejaras que se burle nuevamente de mí? –le dije a Austin
—No pero no voy a dejar que la golpees –dijo Austin hablándome de frente.
—Ya Austin, es mejor que te la lleves –dijo Nicolas tomándome de la cintura juntándome a él.
Austin no dijo nada, y solo endureció la mandíbula mirando como Nicolas me abrazaba, ellos desaparecieron de ahí y me estremecí al sentir los labios de Nicolas en mi frente.
—Yo creo que si se merecía una buena cachetada –dijo Danielle inocentemente con una sonrisita.
—La verdad si –dijo James siguiendo.
—Si lo merecía, pero no te rebajes a su nivel –me dijo Nicolas casi al oído.
—Gracias chicos –dije limpiando una lagrima que recorría mi mejilla, gracias al coraje que me hizo pasar la novia modelo de Austin

Me amargaron el día, y quise irme de ahí pero Nicolas no me dejo irme sola así que se fue conmigo, dejando a James y su hermosa chica solos en la feria.
—Ven te invito a comer –dijo Nicolas tomándome de la mano.
—Ya escuchaste mis tripas ¿No es así? –dije soltando una carcajada ahogada.
—Sí, pero no te lo quería decir –dijo en voz bajita, comenzamos a caminar, en el camino mire un árbol grande y rápidamente se vino a mi memoria recordando frescamente ese camino, no recordaba el por qué conocía el camino solo sabía que lo recordaba, era imposible no reconocer ese árbol es enorme y su tronco esta torcido de una forma muy peculiar.

Llegamos a una casa muy rustica y grande, la fachada era hermosa, se miraba muy acogedora y recordé mi vieja casa en Los Ángeles, California.
Al entrar todo era hermoso, era como si todo siempre estuviera donde debe estar y se sentía tranquilidad, subimos las escaleras hasta un cuarto al fondo del enorme pasillo, Nicolas me dejo esperando por unos minutos y luego me hizo pasar.
—Te presento a mi madre –dijo Nicolas sonriendo. La señora recostada en la cama estaba realmente pálida, y con una mascada en la cabeza ocultando su poca y frágil cabellera.
—Mackenzie que grande estas hija, ven aquí y dame un abrazo –dijo cambiando su semblante a uno más feliz y con una grande sonrisa en su cara, ¿Cómo conocía mi nombre? ¿Sera que Nicolas se lo habrá dicho antes de que entrara?, no quise faltarle al respeto y me acerque a ella tímida a darle una sonrisa, y sintiéndome protegida en los brazos de una figura maternal, rápidamente recordé a mi madre, y recordé lo mucho que la extrañaba y las ganas que sentía de al menos mirarla todas las mañanas, así como estaba la madre de Nicolas justo en ese momento.
—¿Como sabe mi nombre? –le pregunte mirándola con detalle luego de separarme de ella.
—¿No te acuerdas de mí? Dulzura –dijo tiernamente.
—Lo siento, pero no –dije entre cerrando mis ojos tratando de recordarla.
—Ven siéntate, deja te cuento una historia –dijo palmeando un lugar junto a ella para que yo me sentara—. Hace muchos años, dos adorables niños que iban juntos en el jardín de niños hicieron que sus papas se conocieran, pero los padres de la hermosa niña eran los más ricos del pueblo y aun así la humildad de la madre de ella no fue obstáculo para que quisiera conocer a los padres del niño que eran de muy pocos recursos, tuvieran el valor de ir a conocerlos, ellos eran los mejores amigos, el padre de la niña le dio un buen empleo al padre del niño, hasta que los padres de la niña se separaron y ella se fue a vivir a la ciudad, el pobre niño no dejaba de llorar y siempre dijo que algún día la encontraría y ve ahora, ella está aquí con el siendo su amiga de nuevo, sentada frente a la madre de aquel adorable niño escuchando una historia.

Abrí mi boca sorprendida mirando a Nicolas mientras el asentía con la cabeza, 'Es por eso por lo que el camino se me hacía familiar' me dije a mi misma, me levanté de la cama y fui a abrazar a Nicolas, y luego corrí a abrazar de nuevo a la madre de él.
Nosotros somos los niños, pero la verdad no recuerdo muy bien –dije un poco avergonzada, Conforme iba creciendo más fui olvidando mi infancia solo recuerdo unas que otras cosas.
—No te preocupes cariño, soy Martha–dijo tomando mi cara y dar pasó a besar mi frente, como era la costumbre de Nicolas hacerlo.

Fuimos a la cocina y ahí estaba el padre de Nicolas, preparando algo de comer el olor era exquisito.
—Padre te presento a Mackenzie Morrison –dijo Nicolas con una sonrisa.
—Hola soy Charles Robinson a tus órdenes –dijo el amable padre de mi buen amigo.
—Mucho gusto señor Charles–dije estrechando su mano.
Luego de eso ayude a Nicolas a poner la mesa, luego de terminar una pequeña se adentró a la casa corriendo a Nicolas sentándose en sus piernas, dándole besos por toda la cara.
—Karla, te presento a mi amiga Mackenzie —dijo el mirándome.
—Hola hermosura –le dije a la pequeña, sonriendo.
—Hola –dijo ella bajando de las piernas de el para ir conmigo y darme un cálido abrazo.
—¿Cuántos años tienes? –le pregunte mientras la acomodaba en mis piernas.
—Así –dijo mostrándome sus cinco dedos de su mano izquierda.
—¡Wow! Que grande eres –dije riendo.
—Sí, ya voy a ir a la escuela –presumió.




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