Mi hermanastro

Capítulo 22

—Nada —dijo rápido, mire para todos lados y ahí estaba la pista más visible del mundo, pero con lo que ellos no contaban, era eso de lo que me decepcioné completamente.
La blusa que yo nunca olvidaría que es simplemente idéntica a la mía, estaba ahí tirada justo a la cama, y era evidente 'por Dios' la ropa de Nicolás estaba esparcida por toda la habitación.
—¿Dónde está Nicolás? ¿Debajo de la cama? ¿En el baño? ¡Oh no ya se! En el closet —dije caminando a este mientras miraba como Nicolás se ponía cada vez más nervioso.
—¡No! No Mackenzie no —dijo rascando su nuca.
—Vamos niña bonita, sal de ahí ya te descubrí —dije golpeando la puerta del closet.

Abrí la puerta quedándome de tras de esta, cuando salió la mire en ropa interior y al verme inmediatamente bajo la mirada, mire a Nicolás con una mirada asesina.
—No le digas a Austin de esto por favor —suplico Isabella casi de rodillas.
—No, no te preocupes me asegurare de que tarde o temprano tu misma se lo confieses y tu Nicolás en realidad no te juzgo del todo se por qué lo haces —dije ahora mirándolo a él.
—Mackenzie por favor, no se lo digas a nadie —replico Nicolás
—No es mi problema Nicolás —dije
—Mackenzie si no le dices de esto a Austin te juro que comienzo a tratarte bien —dijo Isabella aun asustada de que fuera a decir algo, pero al fin y al cabo ¿Qué podía decir yo? Si al final salgo con su novio.
—No necesito que me trates bien, no vivo para complacerte —dije mirándola con desprecio.

Luke solo se quedó mirando en silencio y sin decir nada, se hizo a un lado para dejarme salir de ahí y baje los escalones corriendo.
Conduje hasta la casa de James esperando que estuviera ahí.
—Qué bueno que estas aquí —dije dándole un abrazo.
—¡Mackenzie! Nicolás me comento que ya habías llegado —dijo dejándome entrar.
—Hola Mackenzie —dijo Danielle con una sonrisa inocente en su rostro.
—Hola linda —le dije sentándome junto a ella en lo que James se sentó frente a nosotras.
—¿Qué hay? —pregunto este dando una palmada con sus manos.
—James ¿tu sabias qué? Nicolás e Isabella... —pause mirando a Danielle haciendo una juntando mis dos dedos índice —Bueno tú sabes... —
—¿Cómo te enteraste? —
cuestiono James interesado.
—Los acabo de descubrir —dije dejando caer todo mi peso en el respaldo del sofá.
—Mackenzie no juzgues a Nicolás, él lo hace para ayudar a su papá con los gastos de los medicamentos de su mamá. Claro que su papá no sabe que es lo que hace para conseguir el dinero —dijo asintiendo con la cabeza.
—El en serio necesita el dinero Mackenzie —dijo ella palmeando mi rodilla con su mano.
—Claro eso lo sé, lo que me molesta es lo que le están haciendo a Austin. Es decir no me parece justo —dije haciendo un gesto.
—Lo sé y tienes razón, pero por favor no se lo cuentes a nadie —rogo James
—Esto debe quedar en secreto Mackenzie —me apunto con su dedo Danielle.
—Claro no se preocupen —asentí con la cabeza.

Llamaban a la puerta de la cómoda casa de James, alguien tenía que atender, me dije mientras todos cruzábamos nuestras miradas en cuestión.
—¡Van! —exclamo James yendo a la puerta.
No mirábamos quien era a la puerta pero solo escuchábamos 'Oh por Dios' y un exagerado '¡Hola!' ¿Quién será? Nos preguntamos James y yo.

Luego de unos cuantos segundos James llego junto a una hermosa chica, de cabello negro y blanca, una chica muy carismática y hermosa.
—Mi amor, Mackenzie les presento a mi prima de Canadá, Lucia —presento a la chica James.
—Hola soy la novia de tu primo —se dirigió a ella entusiasmada Danielle.
—Y yo me llamo Mackenzie mucho gusto —dije estrechando su mano.
—El gusto es mío —dijo sonriéndome.
—¿Qué haces por acá? —pregunto James casi gritando.
—Bueno andaba por Bradford, así que como son vacaciones pensé ¿Por qué no? Además te echaba de menos —dijo despeinándole el cabello.

Pase un buen rato en la casa de James eso me distrajo del mal rato con Isabella y Patricia con el de Austin y con lo de Nicolás e Isabella.
Eran casi las siete y al entrar en mi habitación mire una nota junto al mueble a un costado de la cama, estaba doblado y con letra apenas entendible decía mi nombre, lo abrí y decía 'Tú, yo, 8:00 pm, sigue el camino a la derecha del árbol torcido, Austin' Ahora que sabía cómo era que corría el agua no podía negarme a seguir con Austin, después de todo yo lo amo.
El tiempo se fue en buscar que ponerme y en ponerme algo de maquillaje, tome las llaves de mi vieja troca y conduje por el oscuro y tenebroso camino hasta llegar a una cabaña, se podía ver iluminado por dentro las luces eran demasiado oscuras pero eso lo hacía aún más emocionante para mí.

Estacione la camioneta junto a su auto último modelo y subí los escalones rechinantes hasta abrir la puerta para entrar, todo era velas y pétalos de rosas por doquier, me sentí como en una película romántica y como si tuviéramos muchísimo tiempo saliendo, al llegar a la habitación lo mire ahí parado frente a la cama con una sonrisa tímida en su bello rostro y mirándome con esa mirada tan inocente que me parte en mil pedazos, no podía contenerme no dijimos nada solo, sonreí al tenerlo al milímetros de mí y penetrar sus labios a los míos suspirando, aferre mis dedos a su cabello y el no dejaba de besar lentamente mis labios con esa ternura tan indescriptible, no quería abrir mis ojos simplemente quería seguir disfrutando el momento, sus labios bailando con los míos en un ritmo que ambos cantábamos en silencio.
—Hola —dije mirando detenidamente su perfecta cara.
—Hola —menciono quitando con la yema de sus dedos mis cabellos casi invisibles sobre mi cara.
—No te voy a dejar —asegure estremeciéndome completamente.
—Te amo —dijo con voz tierna.
—Y yo a ti —respondí con una sonrisa tímida.

Caminamos hasta la puerta de cristal que estaba junto a la habitación y había algo tapado con una manta.
—Espero que tengas hambre —dijo entre una risita.
—De hecho si —le dije sobando mi estómago.
—¡Taran! —dijo destapando una caja de pizza y unas deliciosas bebidas energéticas.
—¡Mmm! —emití juntando mis labios.

Luego de terminar la última rebanada de pizza, nos acostamos en la manta a mirar el cielo oscuro con múltiples brillantes estrellas, la esencia del aire salado se mezclaba con toques de agua. Me encontraba sobre su pecho y el me rodeaba con su brazo.
—Algún día le pondré tu nombre a una estrella —dijo en lo que yo escuchaba su corazón palpitante.
—Eso sería tan romántico —dije suspirando.
—Es tarde ya amor, deberíamos regresar a casa —dijo bajando su mirada a mí.
—Si, vamos —dije levantándome.
—Ayúdame —dijo alzando sus manos para que pudiera ayudarlo, pero solo me engaño y me jalo sobre el para poder hundirse en mis labios.

Antes de subir cada quien a sus autos nos dimos la última probada de labios, y me dejo ir primero en el camino.
Llegamos a casa y me fui a mi habitación. Me quede dormida repasando todo lo que había pasado en todo el día.

La mañana se me pasaba lento mientras estaba sentada en la suave arena mirando a la gente mojarse en el agua salada. No dejaba de pensar en lo que había pasado con Nicolás ¿Cómo era posible? Me pregunté, luego pensé 'de seguro Austin ahorita está con Isabella, no lo vi en casa' torcí la boca.
—Hola —dijo una voz femenina.
—¡Hey! Hola —dije tapando la reluciente luz con mi mano.
—El clima es delicioso aquí —dijo Lucia sentándose junto a mí.
—Lo sé, aunque me gusta más el frio —dije regresando mi mirada hacia enfrente.
—Al menos el frio se puede quitar —rio.
—¡Exacto! —exclame dándole la razón.
—¿Mackenzie, puedo hablar contigo? —pregunto...




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