Mi Hermosa Pesadilla

PROLOGO

Las acciones del presente, influirán en tu futuro.

Sentado en aquel escritorio, un joven arrogante, recién graduado en medicina y especializado en neurocirugía. Analizaba con el ceño fruncido una radiografía que tenía en manos, tratando de descifrar alguna fractura o deterioro del hueso de algún paciente. Su concentración se vio afectada por el ruido que se escuchó; fuera de su consultorio, levantándose y dejando lo que tenía en manos en el objeto de madera. Cuando abrió la perilla de la puerta, se encontró; con una imagen poco usual en esa clínica, doctores, enfermeras y paramédicos, corriendo de un lado a otro junto a camillas, corrió; hacia la entrada para ver qué era lo que sucedía. En esta se encontró otra panorámica gente llorando y gritando.

Un escalofrío recorrió su piel en ese instante, ahí fue donde la vio, donde todo paso en cámara lenta, una camilla pasó justo al lado de él, una enfermera y dos paramédicos la llevaban, tenía oxígeno, varias heridas en sus manos y cuerpo como si cristales de vidrios hubiesen rosado su piel, heridas que en unos años y con tratamientos adecuados desaparecerían. Pero la que más llamo su atención fue una lesión en su cabeza, allí en el lado derecho de esta, iba desde el comienzo de su frente hasta el lado de su ojo derecho, algo dentro de él se removió, sintiéndose extraño en ese momento.

_Por favor, sálvela_ escuchó a su lado y a alguien tomándolo del brazo, al percatarse ladeó la cabeza viendo a la persona que le dijo tal cosa, pero su reacción fue otra al mirarlo, de un brusco movimiento se apartó de él, dando este un paso atrás. _ La acabó de ver, sólo tiene quince años, ella... sólo iba en su bicicleta _ susurró lo último, quebrándose en llanto y cayendo de rodillas en el piso blanco.

_ No puedo _ su voz sonó fría, el llanto de ese chico lo irritó más, bajó la mirada hacia éste con altivez. _ No es lugar para marginados y negros como tú _no supo que aquellas palabras para el chico fueron mortales. _No dudes en que la devuelvan por no tener en que caerte muerto _sonrió, dándole la espalda, lo último que escuchó fue un “por favor” con voz casi inaudible por el llanto de aquel marginado y negro como él lo había llamado. Lo que nunca pasó por su mente, fue que ese día todo había cambiado para él.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.