Mi Hermosa Pesadilla

CAPÍTULO 18

INSINUACIÓN… Y DÍA DE CLASES

CAPÍTULO 18

 

Después dejar a Heysli en la escuela, Albert llegó a la clínica un tanto pensativo, su morenita le había dicho que lo quería y simplemente no supo cómo responder, llevaban pocos días de estar saliendo, lo vio un poco apresurado “pero... ¿quién le dice al corazón cuándo querer?” Se dio cuenta de la cara de decepción en la joven y eso le dolió “pero ¿para qué responderle un te quiero cuando la realidad era otra?” No la quería, la amaba, la amó desde el instante que la volvió a ver, la amó desde que ella se convirtió en su más hermosa pesadilla; ella sin darse cuenta lo había vuelto más humano, más humilde, más caritativo y más sentimental.

Subió al ascensor de la clínica, no saludó a nadie pues iba muy distraído, fue por ello que los trabajadores lo miraron con extrañeza, así era el Albert de antes, el que no saludaba, el que no era cortes, el que no le hablaba a personas inferiores a él, inferiores a su posición económica, salio del ascensor dirigiéndose a su oficina, sacando las llaves para abrir la puerta hasta que alguien le abrazó por la espalda, se tensó bajando la mirada hacia los brazos que lo habían sujetado, y las quitó de inmediato, volteándose a mirarla.

-Jennifer- pronunció seriamente.

-Albert, tiempo sin verte- habló la rubia con una gran sonrisa que a él no le gustó, la única sonrisa que quería ver era la de su morenita. -Me debes una salida ¿lo recuerdas?- el doctor la miró fijamente negándose.

-No te debo absolutamente nada- le respondió bruscamente, volteándose a abrir la puerta de su oficina y entrando en ella. Cuando intentó cerrarla Jennifer entró rápidamente. -Debo trabajar ¿no deberías estar haciendo lo mismo?- Jennifer lo miró llena de rabia por la forma en que le estaba hablando, pero no lo demostró, se le acercó más.

Albert de inmediato se alejó de ella para dirigirse a su escritorio y sentarse, pero la rubia no se dio por vencida y caminó hacia él.

-Das un paso más y estás despedida- demandó Albert con voz dura por lo que ésta se detuvo.

-A… Albert pero...

-Mira… Jennifer. ¿Por qué mejor no buscas un viejo forrado en plata? No sé, un millonario que quiera una mujer joven o uno que quiera casarse contigo- le interrumpió mirándola fijamente. -Porque no creas que no sé cuáles son tus intensiones, y no, no voy a tener nada contigo para que goces de lujos innecesarios- terminó por decir. Él no era tonto eso lo sabía desde la primera vez que ella se le insinuó.

-¿Es por esa mocosa, verdad?

-¿Quien?

-¡La mocosa del otro día!- Gritó la rubia.

-Si, es por ella, mi novia- le dijo recalcando el articulo "mi". -Y aun así, si ella no estuviera. Jamás me hubiese casado o tenido algo serio contigo- Jennifer iba a replicar pero él no la dejó. -Sal de aquí y cierra la puerta- terminó por decir Albert, poniendo punto final a la conversación.

La rubia salió hecha furia de ahí hasta llegar a su consultorio, lo odiaba ahora mismo, Albert, le había rechazado y se maldijo así misma, por no haber sabido disimular. - Pero esta humillación no se va a quedar así- susurró para ella misma, estaba llena de odio hacia Albert y Heysli.

                                                                                (...)

La joven estaba en el instituto algo más que contenta, los nervios se le habían esfumado, pensó que no caería bien pero fue todo lo contrario, las chicas de su salón parecían muy unidas, todas le dieron una calurosa bienvenida, era la única estudiante nueva dentro de su clase.

El instituto era muy amplio, con zonas verdes, salones grandes, se respiraba buena vibra.

-¡Chicas!- Llamó una de sus compañeras, estaban solas debido a que el profesor encargado de impartir esa hora de clase no llegó. -¡Han llegado!- dijo con mucha alegría, todas gritaron emocionadas, Heysli hasta ese instante estaba confundida. -¿Qué esperan? Vamos- terminó por decir la chica y todas se levantaron en desorden para salir del salón.

-Ven- le jaló una chica que tenía a su lado, llevándola hacia afuera con las demás estudiantes, caminaron por el pasillo sin hacer tanta bulla, en los demás salones estaban dando clase.




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