Mi Hermosa Pesadilla

CAPÍTULO 20

REPÍTELO

CAPÍTULO 20

 

Albert sintió que se liberó diciéndole a su morenita que la amaba, porque lo hacía, quizás su maldita pesadilla se convirtió en la más hermosa, de eso no tenía duda. Estaba de nuevo en la clínica, tuvo que devolverse, pero al menos no había almorzado solo, Yeicol lo acompañó pues, al parecer, su novia fue con sus padres. Ahora estaban en la cafetería de la clínica sentados esperando que se hicieran las dos para volver al trabajo.

-Deberíamos salir los cuatro, quiero conocer a Heysli. Estoy defendiendo a su hermano y a ella no la he visto- habló su amigo Yeicol, la idea no le disgustó después de todo, tenía razón él no la conocía.

-Sí, me pareces bien. Quizás Lauren y Heysli se lleven bien- le respondió, Lauren era la novia de su mejor amigo, con quien ya vivía y quien cual estaba muy enamorado. -De paso la veo, hace mucho no hablamos- agregó Albert.

-Es que has estado tan absorto en tu mundo que te has olvidado de lo demás.

-No es así, sólo no tengo tiempo con el trabajo y…

-Heysli- interrumpió Yeicol.

-Que no, ella no ocupa todo mi tiempo hay cosas más importantes que tengo que hacer- las palabras salieron de su boca con irritación, si, su morenita acaparaba todo su tiempo pero no lo iba a admitir. Yeicol lo miraba sorprendido y su mirada viajó a otro lugar. Jennifer venia contoneándose por toda la cafetería, pero no pudo evitar escuchar lo que dijo Albert, no pudo contener la risa pues la estúpida niñata había escuchado todo tras él.

Albert siguió la mirada de su amigo, encontrándose con la cara descompuesta de Heysli, se levantó de inmediato, carajos, lo había escuchado. Vio cuando ella bajó su cabeza, con un brillo en sus ojos que al él no le gustó.

Luego todo se detuvo, unos labios rojos se apegaron a los suyos pero reaccionó muy rápido y se despegó de inmediato, fulminando con la mirada a la rubia.

¿Cómo pudo haber hecho eso? Miró hacia el lado en donde se encontraba Heysli, pero ella ya no estaba, empuñó las manos lleno de rabia.

-¡Estás despedida!- le espetó a Jennifer, quien ahora quería llorar.

Albert miró a su amigo, Yeicol asintió en silencio, Albert salió de la cafetería para buscarla, tenía el corazón acelerado y los nervios a su máximo punto, no quería perderla, no por una estupidez, recorrió el pasillo corriendo, mirando hacia todos lados y no la vio; el nudo en la garganta se hacía más latente. Dirían que “parecía marica” por estar en esa situación pero no le importó.

Cruzó otro pasillo y ahí estaba ella, sentada en una de las varias sillas que había en esa sala, tragó saliva antes de acercarse y sentarse junto a su morenita en silencio, la miró de perfil, Heysli estaba llorando, tiró de ella hacia su cuerpo y le abrazó fuertemente, luego le tomó el rostro con sus manos a cada lado de las mejillas, mirándola fijamente.

-Tú has visto, ha sido ella la que me besó, yo la aparté de inmediato- se excusó susurrándole.

-L… lo sé- respondió ella, hipando. -Pero... pero has dicho que no soy importante para ti. -Albert la soltó, levantándose y caminando de un lado a otro.

-Mi morenita, eres más importante de lo que crees- dijo agachándose frente a ella y pasando un mechón de su cabello detrás de la oreja. -Te amo y ésto es sólo tuyo de nadie más- dijo llevando la mano de Heysli a su pecho en el sitio donde se ubica del corazón. -Claro, que eres importante.

-Pero has dicho que no. No puedes simplemente decir un te amo y luego decir que no soy importante para ti, Albert- respondió ella, sin creerle.

Albert sonrió, ella no estaba enojada por el beso, si no por lo que había dicho.

-Dije eso, lo sé, pero simplemente para quitarme a Yeicol de encima, si no me la tendría montada toda la semana-. Heysli lo miró recelosa. -Créeme amor, no desconfíes de mi-, trató de besarla pero ella se levantó, rechazándolo, resultó doloroso para él. Cerró los ojos, suspirando y se puso sobre sus pies también, observándola.

-Todavía tienes...- ella le hizo señas por lo que él remedó su acción, pasó su mano derecha por sus labios y luego miró sus dedos, viendo así el color rojo de pintalabios.

-¿No me has dejado besarte por esto?- le preguntó algo aliviado, ella asintió.

- Carajos, no se ha sentido bien en el maldito corazón, que te alejaras de esa manera- le dijo ahora con tono de rabia.




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