Mi hermosa princesa

Capítulo 1

Amelia: llego el día en donde voy a conocer a mi prometido por primera vez, nana. Pero sé que cuando me vea a mí, no se va a querer casar conmigo, seguramente va a preferir casarse con mi hermana. Ella es tan bonita y en cambio yo soy fea. Mi hermana cuando lo vea se va a querer casar con él, además mis padres le dan gusto en todo lo que les pide y lo único que tengo que esperar es que rompa mi compromiso conmigo para sentirme libre.

Nana: todo puede pasar, mi niña. No saques conclusiones tan precipitadas, tal vez él sea el amor que siempre has esperado toda tu vida y eso muy pronto lo sabrás.

Amelia: solamente que el amor no se hizo para las feas y hablando de él será mejor que baje. Porque ya no tarda en llegar con sus padres y quiero que estés a mi lado cuando esto pase, pero eres la única persona que necesitare para ver lo que me espera.

Nana: está bien. Si me necesitas estaré ahí para apoyarte, solo que tus padres no van a ver con buenos ojos mi presencia ya que es un asunto familiar.

Amelia: para mi eres mi única familia. Ellos jamás han estado a mi lado y sobre todo nunca me han dicho una palabra de cariño, en cambio siento su rechazo hacia a mi cada vez que me ven y eso duele más que sus palabras que son demasiado hirientes y más lo que me dice mi hermana. Debo de aprender a evitar que me afecten y por eso cree mi propio mundo de fantasía donde soy feliz.

Ellas bajan de la recámara para ir a la sala donde sus padres y su hermana los estaban esperando. Amelia se sentía nerviosa, ella tenía que estar presente ante su llegada, nada más que de repente se oye el timbre y sabía que era él

Daniel: no creo necesario que me case, padre. Me gustaría hacerlo más adelante y no ahora, pero ya estamos aquí, debo de cumplir con mi deber.

Sebastián: hemos hablado mucho de este tema. Debemos de cumplir con el acuerdo que hicimos hace años con ellos y eso sería cuando ella fuera mayor de edad para poder convertirla en tu esposa, solo que llego el momento para que lo hagas.

Catalina: en verdad siento todo esto. Solamente que la mayoría de nuestra familia, no podemos elegir con quien casarnos y esa siempre ha sido la costumbre de nuestra familia.

Daniel: tienes razón, madre. Nada más que a partir de este día mi vida cambiara por completo, eso es lo que presiento desde que salimos de casa para venir a ver a mi prometida.

La sirvienta les había ido abrir la puerta y los hace pasar a la sala donde estaban ellos. Daniel se sorprende cuando ve a las dos hermanas, porque una era fea y la otra era bonita. Él estaba seguro de que era con la fea con la que se iba a casar y no tenía otra opción que hacerlo, ya que a simple vista se veía que era la mayor de las dos y lo único que no le gusto es ver que su mirada reflejaba demasiada tristeza que seguramente tenía dentro de su alma solitaria

Federico: bienvenido sean ustedes a mi casa. Pero antes de esto les voy a presentar a mis hijas, la mayor se llama Amelia Andersen Smith y la menor es Esmeralda.

Daniel: es un gusto conocerlas. Solamente hemos venido hasta aquí para cumplir con mi compromiso de casarme con la señorita Amelia.

Esmeralda: seguramente ya se imaginó cuál de las dos es su prometida. Además, usted es muy amable y educado, eso significa que es todo un caballero y es una verdadera lástima que yo no sea su prometida. Eso se puede cambiar solo con que diga una simple palabra, usted se casará conmigo y no tendrá que casarse con ella sino conmigo.




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