Catalina: no te preocupes por eso. Porque me hare cargo de hacerlo y seguramente Amelia necesita descansar, eso quiere decir que nos vamos a ver hasta mañana.
Amelia: tiene razón su madre. Pero muchas gracias por todo lo que han hecho por nosotras, además antes de dormir necesito hablar nuevamente con su hijo.
Catalina: está bien. Si necesitas algo me lo dices y no dudes en pedírmelo, solo que a partir de este día también seré como una madre para ti.
Ella sonríe y se despide de su nana para hacerlo también con los padres de Daniel. Ellos suben las escaleras y se dirigen a la recámara para después entrar
Daniel: espero que te guste tu nueva recámara. Porque es precisamente la mía, nada más que aquí te voy a convertir en mi mujer por primera vez y antes de casarnos vas a llevar un hijo mío en tu vientre.
Amelia: entonces sería un error que me quedara aquí a dormir. Recuerda que todavía no estamos casados para que hagas lo que tienes pensado hacer.
Daniel: eso no me importa, ya que eres mía. Solamente me basto con un beso tuyo para darme cuenta de que te quería tener a mi lado siempre.
Amelia: siento que debemos de esperar hasta la noche de bodas. No olvidemos que nuestro compromiso se puede romper de un momento a otro.
Daniel: no creo poder resistirme tanto tiempo, pero lo intentare. Ahora quiero que entiendas que eso no lo pienso permitir y lo único que haremos es dormir juntos.
Amelia: sabía que lo entenderías y necesito cambiarme de ropa para ponerme mi pijama. No sabes en donde está mi maleta y es que no la veo por ningún lado.
Daniel: la ropa que traías en tu maleta está en el clóset, mi hermosa princesa. El día de mañana te voy a llevar de compras y no saldrás de esta casa si no estás acompañada. Esto solamente lo hago, porque me preocupa tu seguridad.
Amelia: no entiendo tus razones. Siempre salía con mi nana y nunca mis padres se preocuparon por mi seguridad, seguramente es porque nadie sabía que yo era hija de ellos. Mi madre se avergonzaba de presentarme como su hija y siempre me aislaban, crecí viviendo con su rechazo, pero también con su falta de cariño hacia mí. Además, me trataban como si no fuera su hija y eso es porque soy fea, no encuentro otra explicación a su rechazo. Después de que me di cuenta de eso me acostumbre a la soledad y la única persona que estuvo a mi lado era mi nana.
Daniel: yo jamás te rechazaría y mucho menos a nuestros hijos. Porque quiero una hermosa familia contigo y haré todo lo posible para que te sientas a gusto a mi lado.
Amelia: muchas gracias, Daniel. No pensé que me dijeras eso, pero tú nunca te enamorarías de mí, entenderé si con el tiempo decides dejarme y tendré que volver al lado de mi familia, sé que muy pronto perderás el interés que tienes en mí.
Daniel: no estoy enamorado de ti, en ese sentido tienes razón. Presiento que muy pronto lo estaré o tal vez ya lo estoy y no he dado cuenta todavía.
Amelia: será mejor que me acostumbre a verte todos los días y tú también lo harás. Ahora sí necesito cambiarme para poder dormirme.