Él se acerca a su esposa para darle el beso de su primer día de casados. Nada más que con ese beso le demostró que la amaba y él sonríe cuando se separa de ella, Daniel toma su mano y sale de su recámara para poder dirigirse al comedor, pero cuando llegan estaba reunida toda la familia, ellos lo saludan y toman asiento
Federico: ahora eres una mujer casada, hija. Espero que el realmente sea tu felicidad y que no me haya equivoco en la decisión que tome hace tiempo en comprometerte.
Amelia: él es mi felicidad, padre. Eso fue lo mejor para mí, solamente que esta vez puedo sonreír sin sentir tristeza y sobre todo soledad.
Federico: quiero que te sientas segura de volver a casa si tu matrimonio no funciona. Porque esto fue demasiado apresurado y pienso que hubiera sido mejor esperar.
Daniel: me case con ella de esta manera por el simple hecho de que amo a mi esposa y así de simples son las cosas. Ahora nadie tiene derecho a intervenir entre ella y yo, espero que le haya quedado claro sus dudas sobre mi amor por su hija.
Federico: gracias a tus palabras ya no tengo ninguna. Pero lo único que quiero es que ella nos visite de vez en cuando en casa y si eso no es posible nosotros podemos venir a verla.
Amelia: no creo que mi madre este de acuerdo con que los vaya a visitar. Estoy segura de que mi esposo no me dejara ir sola a ningún lado.
Daniel: en eso tienes razón, mi hermosa princesa. Porque esa es la única manera para mí de cuidarte y saber que no te hace falta nada.
Ellos guardan silencio para empezar a desayunar y la madre de ella estaba sorprendida. Solamente que su madre no entendía que le vio Daniel a su hija, ella estaba segura de que era imposible que el sintiera amor por Amelia, ellos tiempo después terminan de desayunar y se levantan de sus asientos para poder despedirse de la familia de su esposa
Verónica: llego el momento de despedirnos de ustedes. Espero que muy pronto nos volvamos a reunir y sobre todo serán bienvenidos a nuestra casa.
Catalina: por supuesto que iremos. Nada más que ahora somos familia y debemos de procurar siempre la felicidad de nuestros hijos.
Sebastián: fue un gusto para nosotros tenerlos en nuestra casa compartiendo la felicidad de ellos. Además, el amor no se puede ocultar y a simple vista se ve que mi hijo ama a su esposa.
Federico: ahora si nos podemos ir y antes de hacerlo, necesito decirle a Daniel que cumpla todo lo que le prometió a ella en el altar para irme más tranquilo y quiero que mi hija nunca olvide que siempre estaré para apoyarla cuando ella me necesite. Aunque el destino siempre le ha demostrado que no la quiero, pero eso es todo lo contrario a lo que ella piensa.
Daniel: le prometo cumplir cada una de mis palabras. Eso se lo dice una persona que está realmente enamorada de su esposa y ya no tiene por qué seguir preocupándose por ella y sus últimas palabras le hacen demasiado bien a mi princesa.
Ella se despide de sus padres y también la familia de su esposo lo hace, pero cuando lo hace de su hermana. Esmeralda le susurra a su oído que nunca conocerá la verdadera felicidad, Amelia se le queda viendo a su hermana con mucha tristeza. Sabía perfectamente que ella era la que nunca la iba a conocer y la familia de ella se sube al auto para poder irse y los padres de Daniel los dejan solos, porque eso es lo que debían de hacer en este preciso momento