Amelia: se perfectamente que debo de hacerlo y lo que pasa es que no estoy acostumbrada a este mundo. Porque prácticamente toda mi vida siempre estuve en mi casa.
Daniel: eso cambio cuando te traje a nuestra casa. Solamente que lo único que te ofrezco es mi amor y sobre toda felicidad, mi hermosa princesa.
Amelia: simplemente eres un príncipe como el que siempre había soñado. Ahora estando a tu lado siento demasiada paz que antes no sentía.
Daniel: yo en cambio quiero que sientas amor. Aunque me gusta saber que sentimos exactamente lo mismo y debemos de tomar asiento.
Él toma la mano de su esposa para dirigirse a una mesa y después de que lo hacen toman asiento. Amelia no podía evitar sonreírle de felicidad
Amelia: es lindo ver bailar a las personas. Nada más que yo no me puedo comparar con ninguna de ellas, porque yo no sé cómo hacerlo.
Daniel: te puedo asegurar que aprenderás. Además, yo siempre seré tu maestro y estaré encantado de enseñarte todo lo que no sabes hacer.
Amelia: siento que tus palabras tienen doble sentido. Seguramente me equivoco, ya que esa jamás ha sido tu intención y siempre te has comportado conmigo como un perfecto caballero.
Daniel: tienes razón. Pero siempre te he sabido demostrar con palabras y hechos que te respeto, esa es una prueba del gran amor que siento por ti, aunque al principio me costó demasiado hacerlo y mucho más si dormíamos en la misma cama.
Amelia: la razón por lo que decidiste esperar fue porque yo te lo pedí. Eso solo me demuestro que eres un buen hombre que me amas únicamente a mí.
Daniel: amarte es lo único bueno que he hecho en esta vida y creo que ya hemos llamado la atención. Porque los presentes nos están observando.
Amelia: todavía falta acostumbrarme a eso. Solamente si estas a mi lado lo hare y me gustaría que me pidieras un vaso de agua, por favor.
Daniel: se me olvido completamente que estábamos en este lugar y ahora mismo lo hago. Nada más que eso me pasa cuando estoy a tu lado.
Amelia: el verdadero amor no conoce el tiempo y el espacio. Pero antes de irnos me gustaría hacer el último intento de bailar nuevamente contigo.
Daniel: bien sabes que yo no puedo negarte nada. Si eso quieres con mucho gusto lo hare y lo que más me gusta es tenerte entre mis brazos para después contemplar tus hermosos ojos, además lograste despertar en mi ese hermoso sentimiento llamado amor y nunca estaré dispuesto a dejar de sentir, solo necesito amarte para que puedas hacerlo tú también.
El pide al mesero algo de tomar para ellos y a Daniel le gustaba observar a su esposa para saber si estaba triste o feliz, pero ella estaba feliz. El mesero les deja sus bebidas en la mesa para después retirarse, ellos terminaron de tomársela hasta que al fin se las terminaron y de esa manera se les paso el tiempo conversando