Amelia: seguramente mi padre lo hará, pero ellas no. El rechazo de mi propia familia me duele, solamente que me acostumbre a eso y fue un alivio para mí que me aceptaras, aunque siempre lo negué.
Daniel: sabía que hacia lo correcto en aceptarte. Esa fue la primera vez que escuche a mi corazón y me gusta saber que eres completamente mía.
Amelia: esta vez estamos solos y me lo puedes decir. Siempre quiero que trates de no decírmelo delante de los demás y muchos de tu familia.
Daniel: nunca puedes evitar sentir vergüenza. Ellos saben que estamos unidos, así que lo hará las veces que yo quiera y esa es mi última palabra, pero no quieres que vuelvas a tocar el tema de tu amigo.
Amelia: está bien, Daniel. Ahora somos tu y yo por el momento, espero que muy pronto tenga la dicha de ser madre para sentir que nuestro amor dio frutos.
Daniel: seremos padres cuando el destino lo decida. Seria lindo ver a nuestro primer hijo crecer y a todos los que vengan después de él.
Amelia: primero empezaremos con el primero. Porque yo siempre quise tener hijos con el hombre que amo y ese solo eres tú.
Daniel: definitivamente nos amamos y le enseñaremos el verdadero significado de esa palabra para que no tengan dudas de que el amor fue lo único que nos unió.
Amelia: tienes razón. Necesito pedirte que me ames igual cuando consumamos nuestro matrimonio y quiero que me demuestres con una caricia o con un beso que me amaras por siempre.
Daniel: un beso de amor es algo demasiado sencillo. Prefiero demostrártelo y cuando lleguemos lo pienso hacer, mi hermosa princesa.
Amelia: estaré lista cuando lleguemos a casa. Pero debemos de esperar y ya no te interrumpiré mientras manejas para que te puedas concentrar en el camino.
Daniel: me puedo concentrar perfectamente en el camino. Además, nunca tendríamos un accidente mientras que estés a mi lado, así que no lo hagas.
Amelia: entonces seguiremos con nuestra conversación sino te afecta en nada escucharme mientras nos dirigimos a nuestra casa.
Daniel: como lo acabas de decir no me afecta en nada y te recuerdo que siempre hemos conversado. Nada más que muy pronto llegaremos y dejaremos de hacerlo.
Amelia: se que muy pronto llegaremos y cuando estas en tu trabajo extraño hablar contigo. Además, parece que ya aprendimos a estar separados durante ese tiempo.
Ellos llegan a su destino y el estaciona el auto. Daniel la ayuda a bajar y al momento en que lo hace la carga entre sus brazos, ellos entran a su casa y el sube las escaleras con ella en brazos, pero después de unos cuantos minutos llegan a su recámara. Amelia se le queda viendo fijamente, el acuesta a su esposa en su cama para después empezarla a besar y de esa manera ella se entrega nuevamente a él y cuando terminan de hacerlo, ellos se quedan profundamente dormidos