Daniel: me corresponde respetar tus tiempos. No quiero que pienses todo lo contrario, además te ves realmente hermosa con la ropa que elegí para ti.
Amelia: no puedo creer que te hayas tomado la molestia de hacerlo y me gusta mucho. Porque va de acuerdo a mi personalidad y eso sería demasiado.
Daniel: tengo un excelente gusto y la ropa la elegí pensado únicamente en ti, mi Amelia. Pero antes de que bajemos necesito darte un beso.
El se acerca a su esposa, Daniel primero besa la palma de su mano para después besar sus labios y cada vez que lo hacía sentía que su amor aumentaba. Él toma la mano de ella cuando termina de hacerlo, ellos salen de su recámara para bajar las escaleras y de esa manera llegan al comedor. Daniel suelta su mano para ayudarla a tomar asiento y el también lo termina haciendo
Amelia: después de tanto tiempo tendré mi propia casa en donde se respira paz y amor. Solamente que también puedo sentir más sentimientos en este lugar.
Daniel: también lo siento de la misma manera que tú, mi hermosa princesa. Necesito que te sientas bien estando a mi lado y sabes que mi único propósito que tengo en esta vida es hacerte feliz.
Amelia: sé que a tu lado me espera felicidad. Estoy segura de que nunca vas a permitir que me sienta tristeza y eso me lo esta diciendo tu corazón.
Daniel: esa palabra no existirá entre nosotros. Además, mis padres me llamaron cuando te estabas cambiando para preguntarme en donde estábamos y les dije que les explicaría todo cuando llegáramos a su casa.
Amelia: pensé que mi nana se los había dicho cuando hablé con ella. Pero era lo más lógico que te hablaran a ti para preguntarte sobre nosotros.
Daniel: ellos siempre se preocuparán por mí. Definitivamente eso no cambiara nunca y ahora debemos dejar de hablar para empezar a desayunar.
Ellos empiezan a desayunar cuando las sirvientas se los sirve en el comedor. Amelia sonríe cada vez que sentía la mirada de su esposo y ellos tiempo después terminan
Amelia: al fin que hemos terminado de desayunar debemos de irnos. Porque no me gustaría que tus padres sigan esperando por nosotros, ya que no se lo merecen.
Daniel: tienes razón. Solamente faltaría que nos levantáramos de nuestros asientos para poder irnos y de aquí no puedo evitar ver lo hermosa que eres.
Ella sonríe y sobre todo Daniel era la única persona que lo veía así. Sabía que eso era gracias al amor que el sentía por ella, Amelia suspira para después levantarse de su asiento, así que el también hace lo mismo y ellos se dirigen a la salida para subirse a su auto
Amelia: debes de abrirme la puerta para que me pueda subir al auto. Ahora te siento demasiado pensativo desde que salimos de nuestra casa.
Daniel: lo que pasa es que recordé el día en que mis padres me dijeron que me tenía que casar contigo. Nada más que al principio me negaba hacerlo, porque no podía casarme con alguien que no conocía.