Mi hermoso ángel

Capitulo 1

—Hola muñeca ¿te puedo acompañar?—Me giro hacia el hombre que se acercó a mí y bajo la capucha de mi buzo—Wow nena, cre... creo que me confundí, lo siento  

El tonto se va y ya perdí la cuenta de las veces que esto ha pasado. Acaricio mi rostro y siento la textura áspera de mis cicatrices. Hace 5 años mi ex novio me arruino la vida. Era posesivo y controlador, además quería que tuviéramos sexo y yo me negué, siempre he soñado con mi primera vez en brazos del gran hombre que sería mi esposo, así que decidí cortar la relación. Días después me espero a la salida de la Universidad y me arrojo ácido

Los que decían ser mis amigos se fueron alejando poco a poco. No soportaba las miradas de lastima ni los cuchicheos a mis espaldas, incluso alguien se atrevió a decir que era mi culpa y que yo lo había provocado

Cursaba mi último semestre en bellas artes cuando tuve el incidente, así que los directivos se apiadaron de mí y me dejaron completar la carrera de forma virtual, gracias a que mis notas siempre fueron excelentes. Recibí mi diploma por correo, sin ceremonia ni fiesta de graduación. Como no podía salir, mejor dicho, no quería salir, me dediqué a pintar y pintar, tanto que mi habitación parecía la bodega de una galería, así que mi hermano me convenció de ofrecer mis cuadros por internet. Para mi suerte se comenzaron a vender muy bien y pronto recibí pedidos personalizados

Tomo un sorbo del capuccino y hago una mueca porque ya está frio y así es desagradable, miro mi reloj y han pasado 40 minutos desde que llegue a la cafetería y sigo sin lograr lo que me trajo aquí en primer lugar. Una cliente me pidió que hiciera un retrato de sus padres para su aniversario y aquí estoy fotografiando a las parejas para poder captar esa esencia que me hace falta para el retrato, tengo un bloqueo y el cuadro parece que no tiene vida, no transmite nada cuando lo veo. Varias personas me miran como un bicho raro así que guardo la cámara en mi bolso y me levanto, subo la capucha para cubrirme y me pongo los guantes, estamos a inicios de diciembre y la noche esta fría

Dejo el dinero sobre la mesa y salgo del lugar sintiendo algo húmedo caer en mi mejilla. ¡ahora no por favor! Lagrimas comienzan a caer sin control, siempre me pasa cuando recuerdo ese horrible día. Mi piel sigue recordando el dolor insoportable del ácido quemándome. Cruzo la calle sin ver y el sonido de una bocina me detiene. Me giro y veo un auto que se acerca a toda velocidad, me congelo en el lugar esperando el impacto. Siento un empujón y soy arrojada al suelo con algo sobre mí que me deja sin aire y sumida en la oscuridad 

—¡Hey!—Un pequeño golpe en mi cara me hace reaccionar—¿Estás bien? 

Intento llevar aire a mis pulmones y no puedo, ¡Dios mío no puedo respirar!  

—Oye tranquila, intenta respirar con calma

Abro mis ojos y un chico esta sobre mí, rodeado de muchas personas. El levanta mis brazos sobre mi cabeza y los mueve de arriba a abajo 

—Eso es hermosa ¿Estas bien? ¿Te sientes mejor?—Yo asiento con la cabeza—¿Te puedes levantar?—Con su ayuda me pongo de pie y reviso mi cuerpo, parece que todo está bien y no me rompí nada 

—Este joven es un héroe—Una señora exclama y las demás personas le aplauden. El acaba de salvar mi vida. El chico se sonroja y me parece demasiado tierno. La señora me toma del brazo con fuerza—Y tu niña, ten más cuidado, mira que cruzarte la avenida sin mirar fue muy estúpido, ¿no te es suficiente con la fea cara que tienes? ¿quieres quedar invalida también?—Me suelto de su agarre con un nudo en la garganta y empujo a las personas que se cruzan en mi camino. Voy corriendo todo lo que mis piernas me lo permiten hasta que llego al edificio donde vivo y me recargo sobre la puerta de la entrada para tomar aire. Mis rodillas tocan el suelo al mismo tiempo que mis lagrimas ¿Por qué las personas son tan ofensivas? ¿Es que no notan lo que lastiman las palabras? Me sobresalto al sentir un toque en mi hombro 

—Lo siento, no quise asustarte—Me levanto para ver al chico que me salvo—Sí que corres rápido, casi no logro ver donde diste vuelta—Me extiende mi bolso 

—Lo vi en el suelo luego de que te fuiste y me imagine que tenías cosas importantes en el—Lo tomo con manos temblorosas—Lamento lo que dijo la señora, eso fue muy grosero y varias personas se lo hicieron saber

Me quedo viéndolo como una tonta. Es mucho más alto que yo, fácilmente llega al metro ochenta o un poco más, tiene el cabello oscuro y los ojos cafés, debe tener unos 25 años y me está regalando la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, es tan bonita que me hace sonreír, bajo mis ojos y veo su pantalón roto y su rodilla esta lastimada 

— Te... te...—Trago grueso y carraspeo para aclarar mi garganta—Te lastimaste—Señalo su pierna y él se sorprende

—¡Mierda! No lo había notado, seguro fue cuando caímos 

—Lo lamento, fue mi culpa—El se acerca y acomoda un mechón de cabello detrás de mi oreja 

—No te disculpes, solo fue un accidente—Su caricia me pone nerviosa y parece notarlo porque se aleja—Creo que debo irme y ten más cuidado por favor, no me gustaría que algo malo te pase—Da unos pasos y un sentimiento de soledad se instala en mí

—¡Espera!—Se gira esperando que diga algo más, pero yo no sé qué hacer, es la primera vez que me siento así. Quiero que se quede un poco más. Miro su rodilla y...—Es... es... tas herido—Mi voz sale en un susurro. Tonta, tonta, contrólate. Inhalo y exhalo para intentar hablar otra vez—En casa tengo un botiquín, puedo curar tu pierna




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