Narra Leonardo
Salimos de la disco mi amigo y yo con una sonrisa boba de poder haber conocido a esa mujer que tan fascinado me ha dejado, tanto como para querer verla de nuevo .
Aunque sentí como si la conociera toda la vida, incluso me recuerda a alguien que ha sido especial en mi adolescencia.
Como siempre, a mi amigo se le olvida comprar el ticket del bus, ruedo mis ojos para a continuación ir al kiosco y comprar la tarjeta.
A pocos metros del kiosko me quedo observando una escena de unos hombres intentando lastimar a una mujer.
Hago una señal a mi amigo y ambos decidimos ayudar a la mujer. Sin pensarlo dos veces, comenzamos a golpear a esos hombres salvando a la mujer de una situación nada agradable.
Al ver el rostro de ella me corazón se para, nuestras miradas se encuentran para abrazarla fuerte queriendo protegerla de algún modo.
Ella solloza en mi pecho, la calmo como puedo y al verla tiritar me quito mi chaqueta para ponérsela haciendo que se calme y pueda fingir una sonrisa.
Acaricio sus brazos preguntándole cómo está, aún sigue temblando, queriéndola ayudar le propongo llevarla en mi auto hasta su casa.
Ella solo asiente con su cabeza mientras yo la rodeo por sus hombros atrayéndola ligeramente hacia mí.
Es un momento difícil para ella, si no hubiera intervenido en estos momentos ella... ¡Maldita sea! Coraje fluye por mis venas de pensarlo.
Conduzco hasta llegar a su casa donde le abro la puerta para despedirme de ella, su mirada de tristeza y su cuerpo aún frío me propone de acompañarla hasta su casa donde al entrar me percató que no hay nadie.
La acompaño sin soltarla de la mano hasta su habitación, a decir verdad me da mucha vergüenza, pero tampoco quiero dejarla sola en estos momentos.
Despacio se tumba en la cama, yo la imito mirando al techo quedándome quieto, no me atrevo ni a mover un músculo por temor a que piense lo que no es y acabe lastimadola. Y eso, precisamente es lo que no deseo hacer.
Veo como sus ojos se han cerrado y su respiración es regular, por lo que trato se levantarme sin hacer ruido, al poner un pie en el suelo su mano agarra mi brazo.
— Por favor no te vayas. — Su vos suena suplicando quedarme.
— De acuerdo. No me iré. — Me vuelvo a tumbar cerca de ella observando como duerme y lo bella que se ve mientras la protejo de sus dulces sueño durante un rato me quedo dormido.
Nada más salir los primeros rayos de sol, miro a Sade aún duerme, me remuevo ligeramente para levantarme cuando su voz me indica que ella se ha despertado.
Sus ojos azules como el cielo me hacen de sonreír al verla más tranquila.
Un pequeña sonrisa dibujada en su rostro me llena de ilusión el corazón, me gustaría besarla pero... No quiero estropear este momento, hablamos un rato proponiéndole de darse una ducha mientras yo preparo el desayuno.
Llego a la cocina y con torpeza logro encontrar lo necesario para preparar el desayuno, vaso estoy terminando cuando al voltearme la veo parada apoyada observándome. Le sonrió tímidamente y llenando mi corazón de alegría de verla más relajada y disfrutando de mi comida.
Le pregunto cómo está, aunque se ve que le incomoda la pregunta ella me agradece el haberla ayudado.
Le quitó importancia al asunto contando uno de mis chistes malos, a lo que ella le hace gracia y a mí me hace de querer poder disfrutar más de su sonrisa.
Mi teléfono suena, maldigo por la interrupción, respondo a la llamada, se trata de la fundación que voy a abrir Contesto la llamada, es la fundación que voy a inaugurar, lo cual me hace feliz.
Colgar, le digo que debo irme porque tengo compromisos
Por lo tanto, antes de asegurarme de que esté bien,
Luego me acompaña hasta la salida y por última vez, me agradece por haberla salvado ayer.
Yo le sonrío sinceramente por supuesto
intercambiamos números de teléfono para seguir en contacto y... ¿por qué no? Seguir conociéndonos, ya que mi corazón no deja de latir con intensidad en mi pecho y luego me marcho caminando hacia mi coche, al subir comienzo a conducir hacia la fundación.
Cuando llego, veo a muchas personas que me saludan amablemente. Entre ellas se acerca un hombre con el que entablo conversación y me felicita por abrir una fundación para ayudar en la lucha contra enfermedades raras
que no está muy difundido . Eso es digno de admiración. Lo cual comienzo a contar un proyecto que he pensado realizar para
Comienzo a hablar sobre un proyecto que he estado pensando en llevar a cabo desde hace algún tiempo. Consiste en ayudar a los niños huérfanos y que sufren cualquier tipo de violencia, llevándolos a un centro de menores donde podrán quedarse hasta su mayoría de edad o ser adoptados.
— muchacho, veo que realmente te preocupas y percibo que tienes un gran corazón. Espero que ese proyecto salga adelante —Gracias, señor Malik.
Seguimos hablando, en ese momento me presento como Malik. Él me dice que tiene una hija que pronto comenzará a trabajar en las mejores empresas de la ciudad como jefa de comunicación, y que es su orgullo. Comienza a describir a su hija y puedo notar lo orgulloso que está de ella.
Después me pregunta por mi familia, a quienes describo como mi orgullo y mi ejemplo a seguir. Al notar que está satisfecho por lo que acabo de decir antes.
Lo previsto, comenzamos a hablar sobre un tema preocupante que ocurre en la sociedad y sobre los políticos que no hacen nada, simplemente fingen estar preocupados por la sociedad, mostrando una doble moral. Qué casualidad pensar igual, eso es algo que tenemos en común. El señor Malik es tan agradable y como curioso, me pregunta de dónde soy, a lo que respondo que soy de Italia. Él me dice que ha estado en Italia por motivos de trabajo y que es precioso. Quiere volver porque extraña mucho a sus mejores amigos que lo habían ayudado durante su estancia en Italia.
Después de un rato me avisan para cortar la cinta. Me despido del señor Malik y me marcho junto a la mujer. Al colocarme, la mujer comienza a decir unas palabras y acto seguido corto la cinta roja, finalizando la inauguración. Mientras los fotógrafos me toman fotos, me piden que me una con los políticos.
Editado: 08.09.2024