Narra Sade
Nada más despedirme de Leonardo cierro la puerta quedándome pensativa incluso dudando si he hecho bien en dejarlo entrar o no a mí casa, después de todo es un desconocido.
Un desconocido con armadura de caballero. Esbozo una ligera sonrisa al recordar cómo me rescató de esos delincuentes y lo bien que se ha portado conmigo.
Ojalá pueda verlo de nuevo, hombres así es todo un sueño, un ligero pensamiento que jamás pensé verlo en la realidad.
Consulto la hora tocándome la frente.
¡Mierda! Llego tarde a mi entrevista de trabajo.
Rápidamente me meto en mi habitación y empiezo a buscar que ponerme.
Debido al tiempo tan justo no me paro en ver la ropa que combina o no.
Mejor optó por ponerme un traje chaqueta y una camisa blanca haciéndome una trenza que queda formal y da buena impresión.
Una vez que estoy lista me subo a mi coche para conducir hasta empresa, espero no llegar con retraso. ¡Qué vergüenza! Me tocó mis mejillas aclaradas pensando en qué imagen voy a dar en mi primer día.
Al llegar a la empresa y entrar, fui recibida por un chico que es secretario. Me siento ansiosa y segura, incluso me veo capaz de desarrollar perfectamente mi trabajo, creo que voy a encajar. Me indica una sala de juntas donde voy a conocer a mi jefe. En cuanto llegamos y esperamos un rato, mis compañeros me saludan amablemente y se presentan uno a uno: Dalia, Manuel, Johnny y Esperanza.
Hablamos durante un rato conociéndonos un poco más que
los minutos se me hacen eternos, hasta que al fin el secretario me presenta a mi jefe.
¡No puede ser, es...! ¿Leonardo?
Trato de mantener la compostura ocultando mis nervios, por supuesto nos estrechamos la mano haciendo que no nos conocemos.
En un principio me duele un poco un poco su actitud, si lo reconozco es mejor así, un trato profesional.
Lo que pasó ayer solo fue un acto de solidaridad.
Comenzamos con la entrevista.
Me siento en una silla poniendo mi espalda recta respondiendo lo más tranquila posible.
Aunque por dentro deba de admitir que Leonardo está guapísimo con su traje chaqueta con ese botón desabrochado mirándome con unos ojos brillantes y alegres sonriendo de vez en cuando al igual que aparta su mirada a su portátil.
Hecha la entrevista, me dice de estar admitida y pronto comenzaré con mi trabajo.
Nos levantamos y volvemos a estrechar nuestras manos, su tacto es suave y si grande mano envuelve perfectamente la mía sintiendo recorrer hilos de inquietud en mi organismo y como una flecha impacta en mi corazón.
Sigo a Leonardo por toda la empresa donde muestra cada rincón, y a su vez hace que me sienta cómoda y no tan nerviosa y preocupada como me ha sucedido en otros trabajos.
Solo la presencia de Leonardo hace que todo se vuelva de gris a blanco, lo hace tan fácil como arrancarme una sonrisa dándome seguridad y ganas de pasar más tiempo con él.
Aunque si sigo con esos pensamientos no voy a llevar lejos. No. Definitivamente no puedo pensar en Leonardo como un amor. ¿Que digo? Es mi jefe, qué diría mi padre si se entera que mantengo una aventura con mi jefe. No, no puedo hacerle eso a mi padre.
Él siempre me ha aconsejado bien, me ha dado todo y ahora no puedo hacerle algo así. Mi padre también tiene empresa y viaja mucho, y a ser un hombre ocupado también se le han agregado rumores de romances donde mi madre sufrió mucho, pero gracias al amor que se tienen han sabido luchar y estar juntos. Y eso es lo que más deseo para mí.
Encontrar un hombre tan bueno y gentil como mi padre.
Dependo de mi trabajo para pagar mis facturas, y ayudar con el tratamiento de mi sobrina.
Desde que la abandonaron sus padres.
Me ocupo yo, mi sobrina tiene una enfermedad de genética que se llama Zolgensma desde que nació y su tratamiento es caro
De repente siento la mirada de Leonardo y claro, me pongo nerviosa al sentir su mirada tan penetrante, como si me estuviera hechizando de una manera que no puedo explicar perfectamente, ni siquiera yo lo sé. Trabajar junto a él será difícil, lo mejor será mantener una relación laboral solamente.
En cuanto él me pregunta qué me ocurre, le digo que no me ocurre nada. Al ver a los trabajadores que nos están mirando.
Por supuesto él se percata de las miradas que ahí puestas en nosotros, solo tengo que ver cómo se ha trasformado su rostro para hablar con voz más severa a mis compañeros.
—Aquí os pago para trabajar, no para chismear. Espero que esta vez lo hayáis entendido.'
Todos los trabajadores regresan a sus puestos de trabajo mientras él me lleva a mi oficina, donde se relaja y me dice:
—Sade, perdona mi actitud tan seria contigo al presentarnos. No fue mi intención y no quería que los trabajadores comenzaran a hablar mal de ti, por eso te traté de manera laboral. Sin embargo, nos quedamos como jefe y jefa de comunicación, lo cual va a ser muy difícil para mí porque me has robado el corazón cuando te vi en la discoteca
—Ahora me encuentro entre la espada y la pared. Aunque mantenemos una relación laboral, trabajar contigo va a ser todo un desafío y difícil porque siento que serás mi perdición. —Veo cómo va a seguir hablando, por lo que decido interrumpirlo
—Señor Vani, sé que trabajar juntos va a ser muy difícil, de todas formas voy a tratarlo como mi jefe, nada más allá de lo laboral, y quiero que tengamos un buen ambiente de trabajo, ¿entendido? —Noto que su expresión ha cambiado y parece seria.
—Señorita Santos, entendido. Ahora la dejo para que comience a trabajar —Sale de mi oficina y me siento en la silla, suspiro poniendo mis manos ambos lados de cabeza cuestionando me qué va suceder ahora en adelante porque ni yo misma sé lo que quiero. Por una lado quiero conocer al hombre que me rescató y por otro lado, no deseo caer en la red de mi deseo para que me pisoteen el corazón y defraudar a ml familia. Imaginarme ver la cara de decepción de mi padre me pone triste. Pero...¿Cómo saldré de esta?
No dudes de ti mismo cuando creas que tú corazón ha sufrido lo suficiente como para cerrar la puerta a conocer otro corazón donde sin saberlo esa persona te hará feliz.
Editado: 08.09.2024