Mi héroe de armadura

capitulo 4 decido ayudar a valentina

Narra Leonardo.

¿Qué me pasa? Miro a mi alrededor, no estoy solo, Marco está a mi lado por lo que debo de ser todo un profesional y lamentablemente hago mi papel de jefe.
Durante la entrevista puedo verla nerviosa, no entiendo porqué cuando yo estoy totalmente tranquilo hablando con ella sin importar el asunto de la entrevista. La quiero ver todos los días, necesito conocerla más a fondo y decido contratarla pero con lo que no contaba es con su carácter fuerte y está distancia que mantiene conmigo.
Ella me ve como su jefe, y yo necesito hacer que me vea como un hombre que intenta agradarle para conquistarla.
A pesar de intentar acercarme a ella y poner algún pretexto para verla, ella sigue manteniendo su compostura fría y segura sin apenas me mira a los ojos cuando le hablo, lo que provoca más tristeza en mi corazón y más ganas de perseguirla para hacerle entender mis buenas acciones con ella.
Al parecer hoy va ser imposible, mejor la dejo que siga con su trabajo y yo voy a la fundación quiero encargarme personalmente de los casos de los niños y niñas.

Abrí la fundación en honor a mi hermana menor. Ella tuvo una enfermedad y al fallecer quise rendirle homenaje y ayudar a otras personas de la misma manera en que nos ayudaron a nosotros en su momento.
En este momento comienzo a trabajar mi hermana me informa que hay una niña que tiene una enfermedad que necesita ayuda.

Por lo tanto, decido visitarla. Le pido la información sobre dónde está la niña, al parecer está en el hospital.

Me voy de mi oficina para irme, pero me detengo frente a la ventana de la oficina de Sade. La veo, concentrada como toda una profesional, se ve muy bella, pero es mejor que me vaya.

Tan pronto salgo de la empresa, me subo al coche y comienzo a conducir hacia el hospital de niños. En este preciso momento estoy hablando con las familias que han comenzado a confiar en la fundación, la cual por supuesto ya ha sido inaugurada. Por lo tanto, debo hacer todo lo posible para que las familias empiecen a interesarse por la fundación y contribuir con proyectos y ayudas.

En ese instante, una señora de mediana edad con semblante de cansancio
acerca a mí acto seguido me saluda por supuesto chenos presentamos y me pregunta

—¿Usted ha abierto una fundación ?

Le respondo que sí, y de repente sus ojos están a punto de derramar lágrimas. La hago sentarse y ahí miro con determinación

La señora Ingrid comienza a contarme con voz rota su historia, le ofrezco un pañuelo y una botella de agua. En ocasiones, escuchar casos de otras personas me lleva a la conclusión que no he sido el único que ha sufrido, hay incluso casos peores.
Como el de esta niña, con apenas diez años sufre de una enfermedad llamada Zolgensma, necesita tratamiento y es muy costoso para llegar a la operación y al menos si es todo un éxito poder hacer que la niña disfrute de la vida y tener experiencias como cualquier niña de su edad.

Sigue contándome más detalles sobre su historia, le pregunto donde están sus padres a lo que ella desviando su mirada me responde que al nacer la niña la abandonaron. Ocultando su tristeza, me mira fijamente expresando de que nada le falta a su nieta,

Gracias al amor incondicional de están encargados de ofrecerle amor y que nada le falte.
ofreciéndoles todo su amor y cariño sin embargo su hija se ocupa y ha convertido en su madre desde que nació.,
Veo cómo se secan las lágrimas mientras me pide que conozca a su nieta y por supuesto le digo que estoy encantado de poder conocerla. Nos levantamos de la silla y caminamos a una habitación. Al entrar, veo a una niña negrita con un cabello negro y rizado .tan débil y frágil

Nada más ver a la niña, siento como mi corazón que me estremece al mirar sus ojitos
ojos marrones llenos de vida
Rodeada de cables me saluda, habla mucho para su edad, y parece que está acostumbrada a vivir en los hospitales.

haciéndome recordar a mi hermana Esmeralda y percibo
que ella tiene la
fortaleza de una luchadora. Me acerco a ella y me pregunta:

—¿Quién eres? Soy Leonardo, le digo que soy un buen amigo de su abuela. Ella se presenta como valentina.

—Qué bonito nombre que tienes —me dice, haciéndome saber que fue su tía quien lo puso.

Comienza a contar sus ganas de ser una niña normal, sin enfermedad, poder ir a cualquier sitio como todos los niños. Miro a la mujer que tiene una mirada de tristeza, con la que me siento identificado. Al escuchar tanta genuina emoción en la voz de Valentina por supuesto estoy dispuesto a ayudarlas

Hablo con la señora Ingrid ofreciéndole un cheque con dinero para el tratamiento. La mujer me observa durante unos minutos y me agradece el detalle. Entre lágrimas me abraza diciéndome que soy un verdadero ángel

Después de ese abrazo y me agradece, miro mi reloj y veo que tengo que irme, pero me acerco a Valentina para decirle que debo irme ya. Sin embargo, le prometo que vendré a visitarla cada mañana. Me doy cuenta de que sus ojitos se iluminan diciéndome:

— ¿Me prometes que vas a venir a visitarme ? —Le sonrío con ternura.

—Te lo prometo y te voy a traer una caja de bombones
—Levantamos nuestro dedo meñique y lo unimos sellando la promesa.

Acto seguido, me despido de ellas y me marcho de habitación caminando hacia a la salida de la hospital al salir me monto en mi coche ese instante me llega un mensaje de mi madre avisándome que ha preparado mi cena favorita después de haber leído su mensaje comienzo a conducir hasta la casa de mis padres

En cuanto llego, veo que todos me están esperando para cenar, así que me siento junto a mi hermana Esperanza, me sirvo la cena y empezamos a cenar, ya que todos tienen servida su comida.

Durante la noche, no paramos de hablar de cualquier cosa hasta que mi hermana Esperanza hace un comentario sobre que tengo que casarme. Le digo que hasta que aparezca la mujer de mis sueños y comienzo a reírme.




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