Narra Leonardo
Ya ha llegado el próximo viernes, el día en que me voy a casar con la mujer de mi vida y me siento tan feliz que no me cabe el entusiasmo dentro del pecho, y eso me hace saltar de alegría. Sin embargo, me tropiezo con una caja de álbumes de recuerdos, y al abrir la caja, veo unas fotos de cuando era adolescente. Al fijarme, me doy cuenta de que estoy con una chica, y cada vez que miro la foto, me doy cuenta de que comparo esa imagen con la de Sade y me doy cuenta de que es la misma persona, lo cual trae a mi mente muchos recuerdos.
Ahora me casaré con la mujer que entró en mi vida durante mi adolescencia.
Por eso, en cuanto la vi en la discoteca, sentí esa conexión tan especial hasta miro el reloj y me doy cuenta de que tengo que prepararme para ir a mi boda. Con una sonrisa, lo guardo todo y me pongo el esmoquin junto con unos zapatos.
Al terminar, salgo de mi habitación, camino por la sala, agarro la llave de mi coche y me voy de casa al salir, me monto en el coche y comienzo a conducir hasta la iglesia.
Justo ahora estoy en el altar esperando que aparezca Sade. Me siento muy contento y nervioso, y más aún al ver cómo viene caminando vestida tan bella mi futura esposa.
Sonrío al mirar hacia la figura del santo, agradeciéndole el milagro que me ha concedido: poder realizar al fin mi mayor sueño.
La ceremonia comienza, el sacerdote nos bendice y, antes de poner el anillo a mi reina, quiero decirle lo mucho que la amo.
-Mi reina, con este anillo quiero expresar que contigo todo es perfecto; eres la mujer que he soñado durante tanto tiempo.
Bello es hablar de amor contigo a mi lado, jurando aquí ante Dios que te amaré siempre. Habrá más que pasión, cariño, amistad y gran comprensión.
Nuestro amor durará hasta nuestra vejez, porque no pienso soltar tu mano en los buenos y malos momentos de nuestra vida.
Te amo.
Le doy un beso a mi reina nada más decirnos el sacerdote que ya somos marido y mujer.
«Ya eres mía oficialmente para siempre», le susurro en los labios mientras los invitados se van acercando para felicitarnos.
En el banquete, nuestros mejores amigos y nuestra familia nos dedican unas palabras bonitas que nos hacen querer llorar. Estoy muy sensible.
Al finalizar, los invitados cercanos a Leonardo le dedican unas palabras que significan mucho para él.
Pero en ese momento, el DJ nos comunica que debemos ponernos en la pista de baile.
En ese instante, suena una canción muy hermosa; mi hombre me agarra por la cintura, mientras yo rodeo mis manos alrededor de su cuello y comenzamos a bailar.
Sin embargo, le susurro al oído, con un tono de voz que me gusta, que debo tirar el ramo así que decido reunir a todas las chicas solteras.
En este preciso momento, estamos abrazados afuera, observando los fuegos artificiales en el cielo. Pienso en todo lo que he vivido y en las hermosas experiencias; incluso cada una de ellas ha sido una enseñanza para mí.
Hay una frase que dice así: 'La vida no te enseña a ser fuerte, te obliga a serlo'. Estas palabras son reflexiones sobre los desafíos y retos que nos impone la vida, para inspirarnos y motivarnos en nuestras batallas diarias.
Aquí tienes el texto corregido:
Después de la celebración de nuestra boda, mi esposa se va a cambiar; por lo tanto, le llamo al piloto para decirle que prepare el jet privado para ir a Italia, a lo cual me contesta que estará listo. Un rato después, ella aparece con un vestido que la hace ver muy guapa.
Se acerca a mí y nos despedimos de los invitados. Luego, nos subimos a la limusina y el chófer comienza a conducir hasta mi jet privado.
En cuanto el chófer estaciona, nos bajamos de la limusina y nos subimos al jet . Al entrar , nos sentamos y el piloto inicia su despegue, ascendiendo hacia las nubes. Nos esperan unas pocas horas de vuelo antes de llegar a nuestro destino.
Durante el vuelo, simplemente hablamos de nuestras cosas mientras mi esposa apoya su cabeza en mi pecho, pero se queda dormida un rato.
Estar tanto tiempo sentado en el avión me hace no sentir mis piernas. Sin embargo, el piloto nos anuncia que pronto realizará el aterrizaje. Así que le digo al oído que ya va a aterrizar. Enseguida, Sade se despierta y se coloca bien.
Un rato después, el avión ya ha parado y comenzamos a movernos en nuestros asientos, buscando nuestros objetos personales, y a punto de salir del jet privado, la azafata nos desea una buena estancia en Italia, y nosotros le agradecemos por todo.
Bajamos del jet y allí vimos al chófer que nos saludaba. Después nos montamos en la camioneta y el chófer comenzó a conducir. Sade está asombrada por el paisaje de este precioso país en el que crecí hasta los 10 años, hasta que nos mudamos a la ciudad porque trasladaron a mi padre.
Cuando el chófer se estaciona frente a la casa donde pasé mis primeros diez años, bajamos de la camioneta y saca nuestras maletas del maletero.
Le digo que vengan a buscarnos mañana. Después de que Sade y yo entremos en la casa de vacaciones, le llevo las maletas a la habitación. Al entrar, dejo las maletas en el suelo, me acerco a ella peligrosamente y la beso con pasión. Suavemente, la desnudo hasta dejarla totalmente desnuda. La cargo mientras camino hacia la cama, dejándola tumbada, y me desnudo. Me subo a la cama sin pensarlo dos veces, la beso esta vez con más pasión y deseo ,busca cada rincón del mapa de su piel, donde, sin lugar a dudas, nuestra desnudez se roza, piel con piel. Ella se agita, poniéndome tan exigente para poseerla, muchas veces con movimientos lentos, saboreando cada uno de sus besos y adentrándome en su interior, donde la pasión nos envuelve, llevándome hasta el más profundo de los infinitos por el amor que tenemos.
Por la mañana nos preparamos. Le pido a Sade que se prepare porque vamos a recorrer Italia. Luego, ella se pone un vestido blanco junto con unos tenis y después va al baño. Decido aprovechar para ponerme una camisa blanca y un pantalón negro, junto con unos tenis. Luego, llamo al chófer para que venga a buscarnos, y me responde que estará aquí enseguida.
Editado: 08.09.2024