Narra Sade
Ya han pasado unos meses desde que llegamos de nuestra luna de miel. Hemos paseado por los lugares más bonitos de Italia e incluso, desde que llegamos a la ciudad, no hemos parado de hacer el amor.
Por supuesto, fuimos al médico porque tuve una molestia, por lo que me hicieron un ultrasonido. Allí nos informaron que el embarazo va bien y nos dijeron que vamos a tener un precioso hijo. ¡Eso nos hace muy felices!
Aquí tienes el texto corregido:
Por lo tanto, me ha informado que ya estoy en la semana 22 de embarazo y este avanza muy rápido. Seguramente tendré muchas contracciones; por supuesto, hay que fijar un día para programar el parto, lo cual la doctora ha organizado.
Justo ahora mismo estoy en la cama con mi sexy esposo hablando animadamente. Comienzo a sentir un poco de molestia, lo cual no le doy demasiada importancia, pero de repente siento que las contracciones vienen cada vez más fuertes, hasta que tengo la sensación de que nuestro hijo va a nacer en ese preciso instante. Leonardo, al darse cuenta rápidamente, me dice que coja el bolso con la ropa de nuestro hijo y él inmediatamente lo agarra y me ayuda a levantarme de la cama.
Nada más salir de nuestra casa, nos montamos en el coche y mi esposo conduce hasta el hospital.
Llegamos a urgencias y, de inmediato, me llevan a la sala de partos. La enfermera me ayuda con mi respiración; trato de hacerle caso, pero es tanto el dolor que siento que solo quiero que todo esto acabe pronto.
Me ponen un camisón y subo mis piernas a los estribos. Miro a mi marido, que está agarrando su mano. La doctora me pide que empuje, así que hago lo que me dice. Siento cada vez más dolor, tanto que me dan ganas de gritar. No sé exactamente por qué lo hago, pero este dolor me está matando. No sé si mi marido va a conservar su mano intacta, porque lo estoy apretando con fuerza y pienso que podría romperle algún dedo.
El dolor es insufrible. Empujo con todas mis fuerzas cuando la doctora me muestra a mi hija. Siento una emoción difícil de describir, pero me siento la mujer más feliz. Con un beso, se lo hago saber a mi marido. Me la ponen en el pecho; mi corazón late con fuerza. Aún no puedo creer que esté sujetando a mi hijo.
Cuando mi marido se acerca para ver mejor a nuestra hija, sus ojos se iluminan y se acomoda entre sus abrazos. Ahí, donde decidimos ponerle el nombre de Leo Junior, noto que su mirada se dirige hacia Leonardo.
Es en ese momento que me doy cuenta de que él será el mini Leonardo; eso percibo.
Me quedé mirando una escena bonita durante un par de horas sin darme cuenta de que la enfermera.
Había entrado para avisarme que la hora de visitas había terminado. Así que, al ver a mi esposo, comienza a darle un beso en la cabecita y luego me da un beso a mí antes de marcharse. Acto seguido, la enfermera coloca a mi hijo en una cuna.
Luego, la enfermera se marcha y en ese momento observo a mi hijo que está a punto de quedarse dormido; finalmente se duerme y me invade un poco de sueño, de hecho, estoy un poco cansada. Valió la pena ver a mi hijo nacer; ese es el mejor regalo que la vida me ha dado. De repente, me dejo llevar por el sueño.
Permanecí unos días en el hospital hasta que me dieron el alta, así que ahora mismo estoy empacando las cosas de mi bebé y las mías para irnos a nuestra casa. En ese momento, entra mi esposo con un ramo de flores y luego me da un beso. A continuación, me ayuda a cargar a nuestro hijo.
Nada más salir del hospital, nos subimos al coche y mi marido comienza a conducir hacia nuestra casa. Cuando llegamos, nos bajamos del vehículo. Al entrar, veo a mis padres con mi sobrina y a mis suegros, que nos dan la bienvenida con carteles. Luego, miro a mi esposo y, como siempre, me guiña un ojo mientras tanto, se acerca a nosotros para ver a León. Después de eso, cada uno nos entrega unos regalos para León. Luego, nos sentamos en la mesa para comer. Durante el almuerzo, mi hijo ha estado un poco inquieto. Superpapá lo carga y lo tranquiliza. Por lo tanto, seguimos comiendo hasta que terminamos. Ellos se despiden de nosotros; Valentina le da un beso en la cabecita a León y luego se marchan.
Por lo tanto, me marcho a nuestra habitación mientras mi sexy esposo se encarga de cuidar a nuestro hijo. Nada más entrar, me pongo ropa cómoda. Acto seguido, me acuesto y me dejo llevar completamente por el sueño.
Han pasado unos días y mi bebé está cada vez más hermoso . He notado que se parece mucho a Leonardo; incluso su expresión es idéntica. También he observado que, cuando se pone una cara de gruñon o hay algo que no le gusta, sobre todo su mirada, es exactamente igual a la de Leonardo ,nuestro hijo va a ser la versión totalmente de él.
Ahora mismo estamos en la casa de campo. Principalmente, estoy sentada en una tumbona, viendo cómo Leonardo está en la piscina con León jugando, y disfruto de esa escena tan preciosa.
Pensando en la suerte de formar una hermosa familia con el hombre más guapo del mundo.
Leonardo es mi apoyo, me da fuerzas cada día. Lo amo con locura desde el primer día que lo vi, como si el universo me hubiera dicho que ese hombre sería mío. Una cosa más he descubierto: Leonardo es el mismo chico del que me enamoré en el instituto.
Mi precioso hijo es el regalo del mundo que me ha brindado la bendición de ser madre. Estoy bendecida por ello.
He aprendido que hay muros muy difíciles de saltar y otros que, si te lo propones, puedes vencer. En esta vida no hay prejuicios que nos impidan hacer lo que deseamos.
Ahora lo sé: puedo lograr mis sueños a pesar de que voy a encontrar algunos obstáculos en el camino, siempre tendré una recompensa. Gracias a quien me ha hecho entender que nuestro destino es nuestro y que yo soy quien debe decidir qué quiero que sea mi vida. Dicen por ahí que cada experiencia es una enseñanza.
Aquí tienes el texto corregido en español:
Editado: 08.09.2024