Mariana.
Abro mis ojos y me encuentro en una habitación que no es la mía, me quedo recostada mientras los recuerdos vienen a mi mente, en menos de 48 horas mi vida se convirtió en un carrusel de emociones, me siento agotada.
Decido levantarme de la cama, busco en mi bolso mi teléfono y tengo muchas llamadas de papá y de mi hermana, ignoro eso y camino hacia el baño de la habitación, me veo en el espejo y tengo el cabello esponjado, con frizz, mis ojos están hinchados y rojos, toda mi cara se ve horrible.
Me lavo la cara para tratar de verme un poco mejor, no hizo mucho pero algo es algo, decido tomar un pequeño baño, para bajar la tensión en mis músculos.
Una vez estoy presentable decido mirar un poco por la ventana, la vista desde aquí es hermosa puedo ver todo el jardín, pienso en mi hijo y sé que vive bien, antes lo dudaba por su forma de ser pero ahora estoy segura que crece en un buen ambiente, con un buen padre, he de admitir que Nicolás es el mejor padre que Lucas pudo tener.
Escucho que tocan la puerta, grito que pasen y veo a Lucas el corre hacia a mí, lo abrazo con todo el amor que puedo, él me sonríe no sé cómo se dio cuenta de que estaba aquí, pero ahora me siento en paz, sé la verdad y voy a luchar por hacerme un lugar en el corazón de mi hijo, no puedo perdonar los años que estuvimos separados.
Lucas me habla muy emocionado de cómo es su nueva escuela, me habla de que tiene amigos que no son tontos, lo regaño por la palabra pero él solo ríe, le acaricio sus suaves mejillas y lo abrazo, Lucas se deja hacer, luego sale corriendo en busca de su papá.
Sigo viendo por la ventana y no pasa mucho tiempo antes de que vuelvan a tocar la puerta y por ella pasen Nicolás y Lucas, ambos se ven tan lindos juntos, no sé qué siento exactamente por Nicolás, no puedo recordar todos los momentos que pasamos juntos, cuando trato de recordar mi mente solo se queda en blanco y no llego a ninguna parte.
Nicolás comienza a hablar de nosotros y Lucas lo mira muy atento, yo también lo hago, sé a dónde quiere llegar, no puedo creerlo es el quién toma la iniciativa en todo esto, estoy agradecida con él, no sé como hubiera abordado yo el tema.
Cuando Nicolás termina Lucas devuelve su mirada a mí tengo miedo de su reacción pero él viene hacia mí, me habla tan lindo que no puedo simplemente dejar de mirarlo, estoy tan feliz con él, es una felicidad que no había conocido antes.
Después de llorar Lucas se quedó dormido, contemplo su belleza, tantos años sin saber de él, tantos momentos lejos de él, me duele el pecho, pero no es como antes siento que de alguna forma el saber que Lucas me acepta ha hecho que la fuera quede en segundo plano, sin darme cuenta me quedo dormida hasta que siento como alguien me mueve suavemente.
Al abrir los ojos mi mirada se conecta con Nicolás, me dice que está listo el desayuno y que Lucas tiene que comer, no tengo hambre pero hace pensar en cómo se sentiría Lucas si yo me enfermo y lo pienso de nuevo.
Nicolás despierta a Lucas con la mención de la comida, sonrío por eso es tan adorable ver a padre e hijo.
Bajamos a desayunar y veo mucha comida no sé si aquí acostumbran a comer demasiado o a que se debe todo esto, hago un esfuerzo por comer la mayoría.
-No te fuerces a comer si no avanzas- me dice Nicolás al ver como veo la comida.
-¿Siempre comen así?-le pregunto mirando toda la comida.
-¿Así como?- me mira con el ceño fruncido.
-¿Demasiado?- le pregunto temiendo su reacción.
-Ah eso, sí comemos un poco menos pero en vista de que estás aquí le sumamos una porción más, Lucas tiende a comer mucho por la mañana y yo también pero si crees que es mucho puedo pedir que preparen un poco menos- me dice tranquilo sin dejar de comer, me giro para observar a Lucas que durante todo este tiempo estuvo en silencio y el solo se encarga de devorar su comida como si no hubiera un mañana.
-Tranquilo hijo, hay mucha comida nadie te la va a robar- le digo sobando su cabeza.
En este momento si alguien nos viera pensaría que somos una familia, normal y unida, termino de comer lo poco que me serví, la verdad tengo el estómago cerrado y no me siento capaz de comer nada.
Lucas se va a lavar sus dientes y nosotros nos quedamos un momento sentados en la sala.
-Ahora que la situación está planteada ¿qué piensas hacer?- pregunta Nicolás recostando sus antebrazos sobre sus muslos inclinado hacia mí, la verdad la pose me pone nerviosa pero trato de no demostrarlo.
-Lo primero es tomar mis cosas y buscar un lugar para mí, que también sea adecuado para cuando Lucas me visite, soy consciente de que ha vivido toda tu vida contigo y que tú lo has amado y cuidado siempre, y no te lo voy a quitar así que si me permites él podría visitarme y yo a él.
-No es necesario que busques un lugar como sabes la casa es grande y hay una habitación equipada para tú, justamente la que usaste ayer, es bueno que Lucas nos tenga juntos, si estuviéramos separados el no sabría con quién ir, no digo que con esto debemos tener alguna relación sentimental ni nada, pero si sería bien una relación pacífica y cordial entre ambos por el bien de Lucas.
-Estoy de acuerdo contigo la verdad no voy a declinar a tu oferta puedo estar más tiempo cerca de Lucas y lo voy a aprovechar, aun así me gustaría que me cobraras La estancia y comida.
-Nada de eso, eres la madre de Lucas prefiero que inviertas ese dinero en cosas para su bienestar, o el dinero que quieres pagarme puedes ir ahorrándolo para sus estudios.
Lo pienso y no es mala idea, pero aun así no me termina de convencer del todo.
-Está bien pero de vez en cuando podría aportar en algo, me sentiría mejor de esa manera- le digo sin opción a discutirlo.
-Bien, me voy tengo que prepararme para ir a trabajar- me dice levantándose y saliendo de la sala.