¿mi hijo él?

Capítulo 10

Nicolás.

Bajo a despedirme de Mariana y no la encuentro por ningún lado, luego escucho que alguien llora desde el despacho, voy a allá y encuentro a Mariana detrás del escritorio con las fotografías de ambos en mano.

-No te martirices por algo que ya fue- le digo recostándome en el marco de la puerta.

-Tengo miedo de nunca recordar todo esto, de lo feliz que fui, porque sé que fui feliz, genuinamente feliz, como no lo fui siguiendo los deseos de mi madre- dice limpiándose el rostro quitando el rastro de las lágrimas derramadas.

Me acerco a ella y doy la vuelta a su silla.

-Ya es pasado, podemos visitar un médico, él nos podrá decir como es tu situación actual- me mira a los ojos y no puedo resistirme a no devolverle la mirada.

-¿Irás por tus cosas hoy?- le pregunto para cambiar de tema y que se distraiga.

-Sí, no tengo muchas cosas así que no tardaré- me dice dejando de nuevo las fotografías en el cajón.

-¿Quieres que alguien te ayude con la mudanza?- pregunto pensando en la persona correcta para el trabajo.

-Sí, sé que de alguna forma las cosas se pondrán feas necesito alguien que me ayude en caso de que no pueda volver.

Comprendo su miedo, su madre es capaz de encerrarla y no dejarla salir.

-Tengo un amigo que es guardaespaldas él puede protegerte y ayudarte con las cosas le diré que te vea en tu casa en dos horas, ¿te parece?- le digo esperando que no se asuste ni rechace mi ofrecimiento.

-Gracias, eres muy amable, ¿Lucas ha visto esas fotos?- sé a qué se refiere.

-No, por lo general no entra aquí, y no le interesa nada de mi trabajo, tenía pensado hacerlo en algún momento, cuando me pregunte por ti, pero ya no es necesario, te verá todo el tiempo de ahora en adelante.

-Gracias por todo de verdad

-No tienes que hacerlo- y es verdad lo hago por Lucas pero no lo digo porque no quiero que se sienta mal.

-Ven vamos antes de que Lucas te comience a buscar y se asuste al no verte- la conduzco hacia el salón principal.

Antes de llegar al salón ya escuchamos a Lucas.

-Mamáaaa, ¿dónde estás?- grita como si la casa fuera una mansión y no se escuchara.

-Aquí estoy hijo- le dice Mariana calmada una vez que lo ve.

-¿Podemos ir al parque?- pregunta haciendo ojitos.

-Sí, es una buena idea pero no ahora hijo tengo que ir por unas cosas, ¿te parece si vamos en la tarde?- le pregunta Mariana con miedo a que diga que no.

-Está bien, pero no te demores, ¿puedo ir contigo?- cuando hace esa pregunta me asusto no quiero a mi hijo cerca de esa mujer.

-No hijo, es un trabajo pesado y te aburrirías mucho, pero voy a tratar de no tardar mucho- vuelvo a respirar cuando Mariana le dice eso.

-Bueno me voy hijo, sabes lo que tienes que hacer- me acerco a él y me agacho para acariciarle el cabello.

-Sí papá- me dice sonriendo, amo su sonrisa.

-Mariana le diré a mi amigo que te recoja de aquí, me sentiré más seguro de esa manera. Bien entonces adiós- me despido de ambos y salgo de la casa.

Cuando llego a mi oficina llamo a Sebastián.

-Amigo que milagro que me llamas- es lo primero que escucho de su parte.

-Que exagerado nos vimos hace tres meses- le digo riendo un poco.

-¿A qué debo tu llamada?- me pregunta cambiando de voz.

-¿Estás ocupado?- le pregunto temiendo que no pueda hacerme el favor.

-Hoy no es mi día libre, pero quería asustarte un poco- me dice volviendo a su humor habitual.

-Necesito que me hagas un favor, puedo pagarte al final- le digo.

-No es necesario tengo un buen sueldo y eres  mi amigo, siempre y cuando no tenga que golpear a alguien o matar- me vuelve a decir serio.

-No se trata de nada de eso, verás Mariana tiene que ir a recoger sus cosas de su casa y tengo miedo de que algo pueda salir mal, necesito que la protejas y la ayudes con sus cosas- le explico pausadamente.

-¿Mariana?, ¿la misma Mariana del pasado?- pregunta subiendo demasiado la voz tengo que alejar el teléfono de mi oído si quiero conservarlo.

-Sí, ella misma, no grites que me dejarás sordo- le digo para que se calme.

-Vaya, tienes que contarme que es lo que ha pasado, me quedaré a cenar en tu casa o prefieres que pase a tu oficina después- dice más para él que para mí.

-Me gustaría más que vinieras acá, no quiero que incomodes a Mariana- hablamos un poco más y él acepta el favor.

Trabajo en un nuevo proyecto que busca construir un resort de manera ecológica, tengo que hacerlo con unos colaboradores pero prefiero adelantar un poco el trabajo y llevar algunos borradores a la próxima reunión.

Sin darme cuenta el tiempo ha pasado volando ya es hora del almuerzo, decido llamar para ver si ocurrió algún problema, pero no es necesario cuando veo a Sebastián cruzar el marco de la puerta con una sonrisa, me levanto a recibirlo con un abrazo.

-¿Cómo estás hermano?- me pregunta una vez terminamos el saludo.

-Bien, con nuevos cambios pero nada grave- le digo invitándolo a sentarse.

-Así me di cuenta, el trabajo está hecho, su familia se puso como loca, en especial su madre, casi la golpea, la llamó pecadora por no obedecerla, hermano esa señora está loca- dice y me quedo helado, sé que ella no aceptaría por las buenas todo esto.

-¿Ella está bien?- pregunto por Mariana.

-Se quedó llorando, pero sin ningún rasguño, sana y salva.

-Gracias- le digo de forma sincera.

-Ahora sí cuéntamelo todo- se inclina hacia mí, definitivamente no cambia el ser chismoso.

-Bueno resultó ser la maestra de mi hijo, sabes que no recuerda nada debido a su accidente, traté de alejar a Lucas de ella, pero al final se terminó enterando, ahora Lucas también sabe que es su madre, todo esto ha sido una locura para mí- me sincero con él, confío en él como si fuera yo mismo.



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En el texto hay: madre, comienzo, sin memorias

Editado: 26.03.2024

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