Mariana.
Subo a mi habitación, hoy tengo la cita médica para ver sobre mi situación, durante estos días he estado recordando algunos fragmentos no son tan claros como me gustarían, en algunos veo a mi mamá gritando que arruiné mi futuro, en otros solo me veo a mi llorando con un vientre abultado, espero que mi embarazo no se resuma solo en malos momentos.
Comienzo a guardar algunas cosas en mi bolso, ahora que ha pasado la gran conmoción tengo miedo por mi empleo, no he ido a trabajar en varios días y a pesar de que trate de justificar la razón de por qué no iba, no sé si la aceptarán, la verdad que mi vida en este momento es un caos, descubrir que la carrera que quería estudiar es otra a la que estoy ejerciendo es duro, por una parte, le llegue a tomar cariño el enseñar a los niños pequeños.
Pero por otro lado quisiera saber lo que se siente estudiar arquitectura, he visto a Nicolás realizar algunos planos con su precisión y dedicación que ya se me contagió un poco.
Estos días me han servido para conocer un poco de la rutina en esta casa, la verdad no hace mucho, agradezco que Nicolás me diera un informe de las alergias y enfermedades de Lucas, no me hubiera gustado que en un momento a mi cuidado le hubiera pasado algo.
Dentro de unos cuántos días Sebastián se muda con nosotros, el más emocionado es Lucas, le llegó a decir que podías compartir habitación, pero obviamente tuvimos que decirle que no a Lucas, porque cada uno necesitaba su espacio, se puso triste, pero lo entendió.
De mi familia no he vuelto a saber nada, papá vino una vez hasta aquí para conocer a su nieto, al principio me enojé mucho por su descaro, pero Nicolás me hizo caer en cuenta que al menos el si quiere conocerlo y siempre y cuando no le haga daño a Lucas él puede verlo.
No he querido hablar con él a pesar de que aprovecha cada oportunidad para tratar de hablar conmigo, mi papá siempre fue un buen hombre y me cuesta entender ¿por qué permitió todo esto?, aun así, hay momentos en los que quiero correr y abrazarlo.
Termino de arreglar unas cuántas cosas en la habitación y bajo para encontrar a Nicolás sentado en uno de los sillones mirando algo en su teléfono, debe ser algo interesante que una sonrisa surca por su rostro, es tan bonita su sonrisa que incluso yo termino sonriendo, el me mira y no puedo evitar concentrarme en sus ojos, esa mirada tan expresiva que te dice mucho, pero al mismo tiempo nada.
-Vamos- le digo recobrando la consciencia.
-Bien- se acerca hacia mí y todo sucede en cámara lenta, a cada paso que él da, tengo el impulso de retroceder, pero no lo hago mis pies se quedaron pegados al suelo, trato de no asustarme ni asumir nada, hasta que de pronto veo que quita un hilo dorado de mi vestido.
Sin más se va sonriendo de la sala. Lucas en este momento está en sus clases, así que no nos despedimos, estoy saliendo de casa cuando escucho el teléfono te Nicolás timbrar, él contesta y a pesar de que trato de no escuchar lo que habla, me es inevitable que mi vena chismosa salga a flote, agudizo mi oído para tratar de saber con quién habla, y me decepciono cuando escucho a Sebastián del otro lado de la línea.
No sé si solo me pasa a mí que a veces siento una impotencia o ganas de llorar de la nada, bueno este es uno de esos momentos de la nada al ver por la ventana del auto comencé a sentir unas inmensas ganas de llorar, tengo a Lucas, es mi hijo y no entiendo como podrías engañar tantos años a tu hija, al menos ella tuvo una ¨razón¨ pero y ¿mi papá? y ¿mi hermana?
Una lágrima se escapa de mi ojo y rueda por mi mejilla, Nico va concentrado en su llamada, yo me limpio rápido la mejilla, de verdad estoy agradecida con Nico no solo por haber cuidado también de Lucas sino por permitirme estar aquí, por entender mi situación, he leído libros de romance donde las parejas a veces son inmaduras y se cierran únicamente a lo que ellos sienten.
Me enfoco en lo que habla Nico por teléfono y una frase comienza a resonar en mi cabeza ¨También voy a ver al doctor¨, me quedo analizando un poco hace algunos días Nico se sentía un poco mal, pero siempre que le preguntaba me decía que ya le pasó, que no era nada grave, me hago la loca como si no escuchara su conversación.
Llegamos al hospital y Nico como un buen caballero me abre la puerta del auto para que pueda salir, aún no termina su llamada, pero ahora escucho que hablan sobre la jefa loca de Sebastián, me río un poco y veo que Nico también está aguantando su risa, ambos nos miramos por un milisegundo.
Nico termina su llamada y se gira para verme -Lo siento, no creí que la llamada se alargaría tanto, a veces olvido que Sebastián puede ser un cotorro que no se cansa de hablar- me dice un poco apenado, pero no debería estarlo, siempre ha sido amable conmigo.
-No te preocupes, de hecho, fue hasta gracioso escuchar a Sebastián quejarse de su jefa- le digo para que no se preocupe.
-Lo sé, siempre dice que ella es un fastidio, pero aún sigue ahí, al inicio creí que era por el sueldo que recibía, pero ahora no lo sé bien.
-Bueno tal vez disfrute de su trabajo- le digo sin saber que decir.
Nos quedamos un instante en silencio hasta que me llaman para mi cita, Nico me dice que me alcanzará en un rato que tiene una llamada que hacer, le digo que no se preocupe, sé que no va a hacer una llamada, pero no puedo reclamarle algo así.