Hoy era el día. Hoy finalmente ingresaba a la Secundaria, ya había decidido ir a “Excellent Change”, la verdad no estaba nerviosa y eso era algo raro en mí, incluso mi madre un día antes me dijo que si no quería faltar al primer día. Jajajaaj se ganó una mala cara de mi parte, como se le podía ocurrir eso!.
Y ahora aquí estamos de camino a la “casa de estudios”. Después de unos 15 minutos finalmente pude entrar, por Dios las mamas de ahora quieren entrar hasta el salón a dejar a sus hijos casi de la mano y sentarlos en su silla. Qué bueno que mi mama me dejo en la puerta y se fue, no quería ponerme nerviosa, y lo agradezco porque por fin ya adentro me estaban entrando los nervios.
Pero justo en ese momento me acorde de Adam Raeken -era un chico alto, de tez blanca, con el cabello rizado, unos ojos cafés oscuros que parecerían saber todo de ti, tenía unas pestañas rizadas y lo que más llamada la atención de él era su ceja poblada, además de su gruesa voz. No tenía el mejor cuerpo, pero lo que podías mirar se notaba que estaba bien proporcionado- él había estado conmigo en la primaria, que aunque no éramos amigos era la persona que “más conocía” en esos momentos. Entonces comencé a buscarlo con la mirada hasta que lo encontré dándome calma, calma que me fui quitada en ese mismo instante pues no nos había tocado en el mismo salón.
La semana transcurrió normal, aun no teníamos un horario fijo de clases, aunque eso no provocaba que tuviéramos horas libres. Para mi buena suerte en mi salón estaba una amiga de la infancia que llevaba años sin mirar, entonces fue con ella con quien me estaba juntando. Cada día era genial podía ver a varios maestros y las clases no eran para nada aburridas, pero aun asi lo que más me gustaba era la hora del descanso, en donde no tenía nada que hacer. Me había topado varias veces con Adam pero no pasábamos de sonrisas, pues como les digo no éramos amigos de nada, aunque era algo raro porque recordaba que los últimos días de escuela él estuvo detrás de mí, pero no entendía ese acercamiento.
- Y cómo te fue? -pregunto mi mama.
- Bien, hasta ahora Biología es mi clase favorita – conteste sincera.
- Y ya me vas a decir? –volvió a preguntar, girándose para verme.
- De que hablas? –respondí confusa, no recordaba que le debiera alguna explicación de algo. Estaba haciendo memoria cuando un carraspeo me hizo regresar.- Disculpa, pero no sé a qué te refieres.
- Si, porque traes esa cara. No estaba todo bien? –me miraba alzando una ceja.
- Bien –respire hondo, llevaba días con ese sentimiento y todo era culpa de Emma- Recuerdas a Emma? – Asistió con la cabeza- pues hace dos o tres días me dijo que se va a ir de la secundaria, de nuevo no vamos a poder estar juntas –bufe, no era la primera vez que me pasaba esto. Ya lo había hecho antes en la primaria, no llevábamos nada del Segundo grado y decidio marcharse a otra escuela- Y ya sabes no soy social, no tengo amigos más que a ella, Ahora que voy a hacer?!
Mi madre me miro confusa, sabía que no era social, bueno eso ya estaba claro desde la primaria. Pero según ella era por mi culpa, por Dios acaso yo tenía la culpa de NO ser como esas chicas que llegan y dicen «¡Fiesta en mi casa, por los nuevos años juntos!». No, mi casa no era lo suficientemente grande como para que todos fueran, además de que no me gustaba andar en fiestas.
A parecer mi madre lo comprendió o eso me hizo pensar porque ya no hizo ningún comentario.
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Ya había pasado aproximadamente una semana desde que se fue Emma, llevaba poco que conocí a Vanessa Morgan. Ella era de compleción diferente a la mía, era más baja de estatura, tez blanca, ojo cafés claro, cabello café con ciertas tonalidades de negro, pero lo más notable de ella eran sus grandes pechos, provocando asi la mirada de todos los hombres.
Entramos juntas al mismo club, junto con otras amigas Claire -ella era practicamente a lo que llamaban "tabla", bueno y hasta ella misma lo decia- y Melissa -ella era de complecion pequeña comprada con nosotras tres, era gordita, pero ante todo era una persona demasiado superficial,haciendo que se le quitara valor a sus pocos valores-. Asi que solo éramos nuestro equipo de cuatro, contra el mundo. O eso tenía pensado. Recuerdan que no soy social verdad?
Pues para cuando menos lo espere ya no éramos cuatro sino cinco, ahora estaba con nosotras Dylan Donovan, y el iba a ser el encargado de que todo a nuestro alrededor cambiara…
Editado: 20.06.2019