Mi Hogar

Capítulo 11: El Hielo de la Pureza

Al caer la noche los habitantes nos dijeron que podríamos quedarnos en una pequeña y muy descuidada casa que estaba colocada cerca de la puerta principal, al entrar parecía que aquí había vivido alguien con anterioridad por como todo se encontraba y que nos la hayan ofrecido me hacía preguntarme que sucedió con esa persona, aunque solo por si acaso no quise preguntar… Creo que hay ocasiones donde la duda es mejor que la respuesta.

  • Este sitio no deja de sorprenderme. – Escuche decir a Rojo que se encontraba platicando con Aka. – Es evidente que todos ellos viven en un estado muy lamentable y aun así pueden sonreír como si eso fuera nada.
  • Escuche a uno de ellos decir que fueron maldecidos por un hombre… - Aka se quedó en silencio un momento y después comenzó a gritar completamente enojado. - ¡Ese estúpido humano ha estado yendo y viniendo para todos y de todos lados solo para causar miseria y traerles problemas a las personas o animales! – Se detuvo unos segundos para tomar aire y continuo. - ¡Me tiene completamente harto tener que fingir que solo soy un ave y no hablar cuando sé que puedo hacerlo porque si lo hago todos se asustan y piensan que somos un demonio o algo peor! – Volvió a detenerse pero ahora continuo de forma más tranquila. – Hasta ahora… Solo ese sujeto nos ha tratado de forma amable, sé que se sorprendió cuando nos vio, pero aun así míranos. – Se detuvo y pude escuchar cómo se acercó a mí, pero yo fingía que dormía. – Aquí estamos acompañándole.

Después de eso, ellos continuaron platicando de aventuras que tuvieron antes de poder hablar, y parece ser que han estado juntos desde el primer día de nacidos, aunque curiosamente nunca escuche algo referente a que sean hermanos… Sin darme cuenta me quede completamente dormido, mi cuerpo sentía frio pero a la vez esto no me hacía temblar o me incomodaba, era como si esa extraña espada me estuviera abrazando, con un frio pero irónicamente cálido sentimiento, esto solo me hace pensar que mi mejor amigo sigue conmigo a pesar de que su cuerpo haya partido a un sitio donde no puedo alcanzarlo.

A la mañana siguiente todo era silencio, las risas y murmullos que se escuchaban el día anterior habían desaparecido pero aquel frio que sentí permaneció, abrí los ojos los talle levemente y camine hacia la puerta para mirar que había sucedido y antes de salir mire a Aka y Rojo volando en la puerta mirando fijamente hacia afuera, la luz golpeo mis ojos obligándome a cerrarlos por la incandescencia y cuando pude volver a abrirlos pude ver a todos los habitantes fuera de esa pequeña casa, realmente a todos acomodados en una especie de media luna circundante que rodeaba la puerta y se extendía varias filas hacia atrás hasta donde todos los habitantes cupieron, todos se encontraban de rodillas con su cabeza sobre el dorso de sus manos posadas en el suelo, el que había dicho antes que era el líder alzo su cabeza estando justo al centro de todos y mirándome dijo: “Estamos seguros que puedes ayudarnos, si esta en ti hazlo.” No entendía a que se refería, o al menos no hasta que di unos pasos por fuera y regrese la mirada atrás; la casa que me habían prestado estaba completamente congelada, un hielo de un grosor quizás de 10 centímetros la cubría por completo y se alzaba con picos aleatorios varios metros más arriba, me metí a la casa rápidamente y vi a aquella hermosa espada clavada justo al centro y de ella salía todo aquel hielo, la saque y apenas hacerlo todo ese hielo se derritió inmediatamente regalándoles a estas personas algo que sin darme cuenta les hacía falta, agua. Al principio pensé que me pedían ayuda para romper la maldición y liberarlos de su pobreza extrema, pero después de ver esa escena me di cuenta de que en realidad lo que pedían era una segunda oportunidad para volver a tener algo en la boca. Camine de nuevo hacia afuera con mi arma en la cintura la cual emanaba un curioso vapor de agua congelada y fui hacia aquella montaña, ahora más que nunca estaba seguro que podía ayudarles, lo sentí ayer y hoy no había ni un solo ápice de duda.

Aka y Rojo quisieron seguirme pero les dije que mejor se mantuvieran aquí en el pueblo, no sé qué es lo que vería allá y si de algo puedo estar seguro es que puede ser peligroso… Yo quizás pueda defenderme de aquello aun y cuando aún soy un novato con mi magia, pero aún me queda mi habilidad con la espada, entonces el riesgo que corro es menor, ellos por otra parte no estaría tan seguro, Aka como es de suponerse refunfuño hasta que se cansó pero después Rojo le hizo entender la situación y decidieron hacerme caso y se quedaron en el poblado. El trayecto a la montaña la verdad es que no era muy complicado, de hecho todo lo contrario, todo el camino fue muy sencillo y con una gran variedad tanto de flora como de fauna, lo difícil era escalar hasta aquel sitio pues no se veía de alguna manera un camino el cual tuviera que seguir y aunque intentara rodear la montaña además de que me consumiría demasiado tiempo quizás no lograría encontrar alguna forma de escalarla de forma sencilla, por lo que con la peligrosa imagen que tenia de frente decidí mejor intentarlo así, cualquier cosa estoy seguro de que puedo utilizar mi magia de agua/hielo para ayudarme de alguna manera, solo tenía que aprender a hacerlo.

Justo como imagine en ese momento intente concentrarme para crear “escalones” de hielo que me ayudaran a subir hasta la cima, y aunque fue muy difícil al inicio, después de varios intentos, caídas y sangre derramada pude aprender a utilizar esta magia para llegar de forma rápida a la cima; en la cima el frio cubría mi cuerpo pero justo como antes en la casa congelada este no me afectaba lo único que sucedía es que podía ver como mi piel se tornaba de un curioso color más azulado, creo que porque se estaba congelando pero yo no perdía ni mi movilidad, resistencia o sufría algún cambio que me afectara lejos de algo meramente estético. Frente de mí una cueva cuya entrada no tenía un gran tamaño me invitaba a entrar, pase confiado y la magia comenzó a hacerse presente, la entrada detrás de mí comenzó a solidificarse y la parte frente de mi a expandirse demostrando una cueva con una dimensión exageradamente elevada, por el interior absolutamente todo estaba cubierto de hielo, excepto el suelo en el cual había pasto color azul que se movía como si una brisa de aire lo estuviera moviendo pero yo no podía sentir nada.



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En el texto hay: elfos, magia, batallas de magia

Editado: 24.09.2021

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