Capítulo 15: El propósito de mi magia
Apenas estar unos metros por el interior de la colonia de los Goblins el ambiente cambio drásticamente, todo estaba en completo silencio, las pequeñas chozas, algunas al ras del suelo algunas otras sobre los arboles solo mostraban algunos ojos curiosos que se asomaban por pequeñas rendijas para mirar que había por fuera; mirándonos en este caso a nosotros que recién llegábamos.
Un Goblin estaba escarbando cerca de un árbol pocos metros de lo que parecía del el centro de la colonia sin habernos visto o escuchado, a propósito yo pise una pequeña rama para hacernos presentes y apenas hacerlo aquel pequeño Goblin se reincorporó rápidamente y tropezándose comenzó a correr gritando completamente horrorizado, trepo por uno de los árboles y quería subir hasta su choza pero la puerta no se abría, era como si otro Goblin por el interior hubiera atrancado la puerta y no le permitiría pasar, yo le hice señales al Goblin que nos acompañaba (pues parecía haber perdido el miedo con nosotros) y este subió por el mismo tronco yendo hasta donde se encontraba el otro, le dio algunas palmadas en la espalda y parecían dialogar a lo lejos, pero no escuchaba que decían.
El Goblin que corrió al principio giro su cabeza y me miró fijamente y al hacerlo su mirada de quedo completamente clavada en mí, la verdad es que fue algo incómodo pero no quería moverme o hacer movimientos “innecesarios” para no asustarlo nuevamente, después de unos segundos mirándome bajo del árbol de un gran salto y cayó en sus 4 extremidades muy bruscamente “a pesar de tener una maldición que les infunde miedo extremo, este salto fue muy valiente”, dije en voz baja de modo que solo Aka y Rojo pudieron escucharme, a lo que ambos asintieron; les pedí que se escondieran detrás de mí, pero ninguno de los dos podía tocarme más, entonces mejor decidieron volar hacia las ramas de los arboles solo por si acaso manteniéndose lejos de la vista de ese Goblin que bajo de aquel salto.
- ¿hielo? – Preguntó aquel Goblin intentando acercar su mano hacia mí pero siéndole imposible pues escasos segundos antes de establecer contacto su mano comenzaba a congelarse, aunque curiosamente ahora no se asustó. - ¿Eres un mago de hielo? – Me cuestionó.
- Si. – La verdad estaba sorprendido por la forma en que este Goblin hablaba, parecía tener una comprensión del lenguaje mucho más profunda que los demás, lo que me hacía pensar que quizás era más listo que los otros. – Lo cierto es que soy un mago de agua, pero parece ser que puedo controlar el hielo gracias a esta arma. – Únicamente señalándola pues si la sacaba creo que se volvería a asustar este hombrecillo.
- ¿Has venido a liberarnos? – Dijo en un tono que rogaba por ayuda. – Hace tiempo un humano vino y dijo que podía ayudarnos, nuestro pueblo se vio envuelto en una pelea que no pudimos ganar en una tierra distante con las Hadas, huimos para refugiarnos pero el odio y sed de venganza nos obligaba a ir ocasionalmente y con el paso del tiempo nuestros números se vieron comprometidos, nos estábamos extinguiendo… Aquel hombre llego y dijo que podría ayudarnos pero a cambio perderíamos algo, en ese momento no entendimos a que se refería entonces con tal de sálvanos accedimos a que nos diera su ayuda. El mago conjuro un extraño hechizo y después de hacerlo simplemente se fue, ninguno de nosotros vio un cambio, pero el cambio no fue inmediato, a los dos días el miedo se comenzó a apoderar de nosotros ya no buscábamos peleas innecesarias y el miedo nos mantuvo a salvo, fuimos capaces de sobrevivir pues el miedo supero la ira y ganas de vengarnos pero con el pasar de los días este miedo se fue apoderando más y más de nosotros hasta convertirnos en lo que somos ahora… Una raza que teme al aire mismo o al sol si nos es mostrado detrás de los árboles y no lo habíamos visto antes.
El Goblin se quedó pensando un momento y después continuo sin mirarme y regresando su mirada hacia un sitio en concreto al Oeste.
- En aquel sitio un árbol mágico apareció, sabemos que es mágico pues basta verlo para darse cuenta, todo su tronco, hojas, ramas, todo. Está recubierto en hielo de una tonalidad morada, al darnos cuenta de su aparición pensamos que la maldición que aquel humano nos había impuesto estaba “atada” a aquel árbol pero no importa que tanto pensáramos en ir a derribarlo, nos es imposible. Ninguno de nosotros puede salir más de 3 horas lejos de nuestra colonia; los que lo han hecho han muerto de miedo (literalmente) o siendo devorados por alguna criatura depredadora que ahora ve en nosotros comida fresca lista para ser degustada…
- Entiendo. – Le dije tranquilamente y antes de continuar, me interrumpió.
- No creo que lo hagas, pero solo tengo que mirarte para saber que no eres alguien normal, en momentos normales debería estar completamente aterrado por verde, sin embargo me da tranquilidad y seguridad mirarte, de hecho siento como si parte de la maldición desapareciera solo por estar cerca de ti… Te pregunto una vez más. – Agarro aire e intentando de nuevo tocar mi mano concluyó. - ¿Puedes ayudarnos?
- … - Yo me quede en silencio un momento, algo me atrae a esta ciudadela, lo es desde que ayudamos a los enanos y creo que en parte la situación es que debo ayudarlos, pero, ¿podré? – No sé si pueda ayudarlos, pero creo que puedo intentarlo… Espere aquí, iré hacia aquel árbol que menciona y veré si hay algo que pueda hacer por ustedes.
Al decirlo aquel sujeto asintió con la cabeza y camino hacia aquella choza en la cima una vez más, esta vez la puerta le fue abierta y tras cerrarla ya no vi a ningún Goblin más, todos se habían escondido de nosotros y no nos permitían verlos de nuevo, les grité a Aka y Rojo para que me acompañaran, creo que es peligroso llevarlos conmigo, pero estoy seguro que todo será peor si se me ocurre dejarlos aquí, pues por sus características estos Goblins podrían herirlos pensando que son alguna clase de demonios.
- ¿Qué encontraremos allá? – Preguntó Aka. – Escuchamos toda la conversación pero pensar que hay un árbol completamente de hielo es absurdo.
- Hermano. – Le comentó Rojo. – Míralo. – Refiriéndose a mí. – Desde que comenzamos a hablar debiste darte cuenta de que las cosas, ¡No son normales! Y como puedo asegurar que el mismo mago que nos dio el habla, es el mismo que esta “ayudando” a otras razas, empiezo a sospechar que esto, nosotros 3 juntos, no es una simple coincidencia.