Por Luis Enmanuel Marte Olivares
Había una vez un señor que se llamaba Carlos. Él tenía un perrito que se llamaba Lucas, era muy juguetón y le gustaba comer. Carlos se sentía muy feliz al tenerlo a su lado. Un día, Lucas estaba en casa y pensó:
—¡Hoy es un lindo día para ir con mi perro al parque!
Así podía conversar con las demás personas. Luego le puso su correa y decidió salir con su perro. Cuando Carlos llega al parque dijo: siento que es el momento de quitarle la correa para que pueda divertirse con los demás perritos que había en el parque.
Carlos se sentía cansado y decidió sentarse en un banco, mirando fijamente a su perro que jugaba con otra perrita. Una joven que estaba a su lado lo mira de repente e empezaron una conversación. Se hicieron muy amigos y de ahí se enamoraron. Sus perros venían con ellos y los acompañaban en todo momento. Se casaron y fueron muy felices para siempre.