Por Yoskarelin Ramos
Érase una vez una mariposa muy alegre que vivía en un pueblo lejano y le encantaba ayudar a los demás.
Todo iba de maravilla hasta que un día en el pueblo apareció una mariquita que se llamaba Flora. Todos hablaban de lo presumida que parecía ser. Al día siguiente la mariposa se levantó muy feliz, porque iba a conocer a Flora, la mariquita. Fue a su casa, al llegar tocó la puerta…. Tun,tun….
Al abrirse la puerta la mariposa se inmediato se presentó:
—Hola, soy mariposa.
A lo que la mariquita contestó:
—Hola, soy Flora.
Mariposa le dijo que había escuchado los comentarios del pueblo y le aconsejó que fuera más amable al saludar y sonreír a los demás, así no pensarían que ella era presumida. Flora aceptó la sugerencia y dijo que desde ese momento en adelante así lo haría.
Al día siguiente cuando Flora anduvo por el jardín del pueblo trató de ser más amable y saludaba a todos con una gran sonrisa, entonces los que allí vivían decidieron hacer una fiesta para darle la bienvenida a Flora al pueblo. La fiesta estuvo muy divertida y todos se hicieron muy buenos amigos.