Mi jefe el padre de mi hijo[1]

Capitulo 1

Capitulo: 1

 

Ada

11 meses después

Escucho un llanto medio chillón. Abro mis ojos abruptamente y corro hacia el cuarto posterior al mío, prendo la luz y me acerco a la cuna.

Ariel lloraba, lo tomo en mis brazos y empiezo a mecerlo intentando que se duerma .Como no se duerme le empiezo a cantar.

-A la ru ru, nene,

A la ru ru ya,

Duérmete mi nene,

Duérmase ya.

Es la segunda vez que se despierta esto no me está gustando, miro el reloj en la pared del cuarto de mi hijo y son las 4:00 de la mañana, él se quedó dormido y lo volví a acostar. Cuando su cuerpito toca la cuna vuelve a llorar.

-¡Ufa!-exclamó

Lo vuelvo a tomar en mis brazos y camino hacia mi pieza, lo acuesto a mi lado y armo una gran pared de almohadones al costado suyo y lo tapo con mis sabanas. Intentando que se duerma de vuelta.

Cuando se queda dormido ya no tengo más sueño, me quedo mirando a mi hijo .No puede ser que hace tres meses te tenga aquí conmigo, es tan hermoso .Su cabello oscuro tan negro como el carbón y esos ojos azules tan idénticos a los de él. Alexander, el verdugo de mi corazón no he sabido nada de él, desde hace más de un año cuando me cambié de colegio, lo borré de Facebook, Instragram, WhatsApp en fin de todas mis redes sociales para no tener contacto con él. Y no quiero tener que hablar con él nunca más.

En el colegio que al principio pensé que cada alumno que estudiaba allí se preocupaba por sí mismo, estaba realmente equivocada al empezar a notarse mi embarazo empecé a ser repudiada y tachada de puta, golfa y perra. Hasta había rumores de que me había acostado con el sacerdote del colegio. Parecía que la tortura del colegio no iba a terminarse más, pero para mi suerte estaba vez no estaba sola, conocí a mi única y verdadera amiga Julieta , ella fue la única que estuvo conmigo siempre, creo que nunca me alcanzaría la vida para agradecerle lo buena que fue conmigo .

Aún recuerdo cuando se lo conté

Me tiré en mi banco y acomodé mi cabeza en la mochila, me sentía fatal vomité toda la noche. ¡Putos mareos! No tenía ganas de venir hoy a clases, pero no quiero seguir poniéndole escusas a mi mama de por qué estaba tan mal del estómago.

-Hola –dice la animada vos de Julieta, quien es mi compañera de banco.

-Hola –le digo sin tanta alegría.

-¡Wow! Amiga pareces un zombi-me dice riendo.

-Si lo sé-le digo con sarcasmo mientras ruedos mis ojos.

-¿Qué te pasa?-me pregunta ella mirándome con esos ojos café tan lindos que tiene, me toma con sus manos la cara y me da vueltas de un lado a otro.- si algo tienes.

Ella es así, siempre sabe cuándo tengo algo aunque le diga que no tengo nada.

-Me pasa algo –le digo, ¿Le cuento? ¿Y si se aleja de mí? Es la única amiga que tengo en este lugar no quiero perderla, pero si ella es mi amiga lo va  entender y no se alejara de mí.

-Bien, dime chica...Desembucha –me suelta riéndose.

-Es que, sabes que te conté de Alexander mi primer novio el chico que jugó conmigo – le digo, ella hace cara de fastidio – bien, yo tuve mi primera vez con el

-No me digas -¿lo adivino tan fácilmente?-te contagio clamidia, no sida –le hago cara de asco – bueno dime si me acerco – dice riendo, creo que ella no se da cuenta de la dimensión de mi problema.

-Te lo digo yo mejor –ella asiente – bien, estoy embarazada –dije bajito para que solo ella me escuchara. La palabra sonó como acido en mi boca no me gusto para nada, no estoy preparada para ser madre.

Paso lo que menos me esperaba.

Me abrazo y tironeo de un lado al otro riéndose.

-¡Felicidades amiga! ¡Wow voy a   ser tía! mejor dicho madrina –dice riendo se – y como le vas a poner al pequeño bebe.

- No lo sé –le dije –todavía no sé si quiero tenerlo.-le dije me duele la cabeza me siento muy confundida con todo esto –No estoy lista para ser mama, apenas tengo 18 años.

Ella me miró como si me hubieran salido tres cabezas.

- Sí lo vas a tener –me dice como si fuera una orden – no te digo que va a  ser fácil, solo te digo que va a ser un aventura y siempre te voy a apoyar siempre me vas a tener a mí.

-Pero tengo 18 años, no tengo trabajo ni siquiera le dije a mi abuela que tengo dos meses de embarazo – le dije mientras las lágrimas brotaban de mis ojos. No quiero abortarlo pero no sé si soy buena  para  ello.

-Bueno pero es un bebé, una vida y sea como sea viene en camino y con todas las ganas de vivir al igual que tu –me dice- ¿él lo sabe?

-No le voy a decir Alexander no se va a enterar- dije con firmeza no quiero que forme parte de la vida de mi hijo.




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