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Capitulo: 3
Ada
Al cerrar la puerta me encuentro con mi corazón palpitando a lo loco, y a mi abuela y mi hijo mirándome.
-¿Se puede saber quién es el joven que te trajo?-me pregunta ella, dejo mi mochila en un costado y estiro los brazos para alzar Ariel.
-No es nadie abuela –le digo tomando a mi bebe, depositando pequeños besos en su bella cabecita.
-Si es alguien ¿Es el papa de Ariel?-me dice
Abrí mis ojos como platos el papa de Ariel ¡Que loca que esta mi abuela! Pero en su defensa ella no sabe quién es.
-No, para nada –dije caminado hasta la sala y sentándome en el sillón azul.
-¿Quién es entonces?-me dice con las manos en las caderas y apretando sus labios, miro a mi abuela luce cansada, con su trenza a lo largo del cuello enredada en ese cabello blanco, sus ojos verdes muy parecidos a los míos, manos y caras arrugadas como pasitas de uvas, ella no se merece que la moleste con mi hijo. Ahora ella podría estar de viaje con sus amigas jubiladas en vez de cuidar a un bebé.- Tengo derecho a saber quién trae a mi nieta a mi casa.
- Lo se Abu, es que él es un chico que conocí en la cafetería y como llovía se ofreció a traerme, pero hizo algo raro...-dije poniéndome colorada con solo recordarlo.
-¿Te ha besado?-me dice emocionada sentándose al lado mío, Ariel se queja y lo muevo dándole un beso en la frente.
-En la mano, me dio un beso en la mano. –dije colorada, ella bufó y se levantó. Como si no fuera algo importante.
-Pensé que fue en los labios hija mía –dice, mientras dobla la ropa que esta sobre una silla.
-No abuela, si ni me conoce. Si estaba muy asustada no sabía si era un loco o no.- ruedo los ojos.
-Pero por algo te viniste con el-Dice guiñándome un ojo.-Aparte si se ofreció a traerte, puede ser que le gustas. –dice ella.
-¿Cómo le puedo gustar si recién me conoce? Y aparte cuando se entere de que tengo un hijo tal vez me diga “puta” y se vaya, no quiero que me lastimen de nuevo, suficiente con el padre de Ariel –dije
Ella se sentó a mi lado y me miro a los ojos, como si quisiera ver más allá de ellos. Nunca hablo de Alexander su recuerdo me lastima todavía, no entiendo como alguien es capaz de hacer eso.
-Cuéntame ¿Quién es el padre de Ariel? ¿Por qué no está aquí cuidando de su hijo? –Me interrogó.
Es muy difícil, recordar eso, es difícil recordar lo que nos hace sufrir en la vida, pero gracias, a los momentos difíciles nos hacen ser más fuertes.
Como dicen por ahí: Lo que no te mata te hace más fuerte, espero que sea verdad.
-Bien, te acuerdas de mi novio Alexander –ella asiente-Él es el papa de Ariel.
Ella me miro confundida como si lo que hubiera dicho sea algo bobo.
-El chico que te lastimó tanto. El mismo pendejo que veo a veces en el súper.- Dice enojada
¡Ella vio a Alexander!
-¿Cómo que lo viste?- le pregunto sorprendida.
-Si los martes que voy a comprar, siempre lo veo paseando por las góndolas. Seguramente él no sabe que soy tu abuela y mucho menos sabe que él bebe que va conmigo es tu hijo.-Ella se quedó pensando un segundo.
-Mejor que no sepa quién sos. Quiero mantenerlo alejado de mi bebe. Pero por otro lado ¿Comemos hoy lasaña? -le digo cambiando el rumbo de la conversación.
-No me cambies el tema.-Dice enojada-¿Él no sabe que tiene un hijo?-Me pregunta.
-No abuela, y tú no se lo digas no quiero que se entere no quiero que sepa que tengo un hijo suyo...-dije, las lágrimas no tardaron en salir de mis ojos. Sinceramente no quiero que mi bebé sufra lo que yo sufrí.
-Pero ¿Por qué?-Dice ella secando mis lágrimas.
-Por qué me hizo daño, mucho daño-le digo.-Fue un idiota, me usó y no le importó romper mi corazón.
Beso a Ariel en su frente, lo único bueno que hizo Alexander en mi vida fue a Ariel, él es mi luz y aunque me cueste sacaré a mi hijo adelante sin la ayuda de él. Él me tiene a mí y a la abuela y no necesita a nadie más.
-Lo entiendo hija.-Dice dándome un beso a mí y a Ariel.-No dejaré que él lo sepa y nosotras dos mimaremos y consentiremos al niño juntas.
-Gracias, abuela. Te amo-dije mientras dejaba de llorar.
-Yo mucho más mi pequeña. Vamos a comer que deje todo servido.
Y era mi plato favorito, lasaña.
***
-Dos cafés cortados y un licuado de banana. –repito a los clientes. Para confirmar su orden.
Ellos asienten y camino rápido hacia la cocina, con un auricular colgando de mi oreja y el otro puesto escuchando música.
Pongo a andar la licuadora y empiezo a hacer los dos cafés, eran las diez de la mañana y ya estaba cansada, ayer Ariel no me dejo dormir estuvo con vómitos y reflujos, así que a las dos de la mañana corrí con mi abuela al hospital, él está mejor, así que por eso pude venir al trabajo aunque el jefe me hubiera dicho que no viniera pero de alguna manera tengo que pagar mis cuentas.